Los partidos de pretemporada dan para los detalles, más que para las valoraciones. Todo cambia cuando el juego se pone más serio. El de ayer deja una sensación tal vez sujeta a prejuicio, que tiene que ver con que el Tenerife solo ha necesitado hacer un punto y seguido para engranar su funcionamiento, con y sin la pelota. Es la ventaja de mantener a un entrenador: los conceptos están asumidos y los fichajes se van incrustando en una maquinaria que va sola.

El Tenerife propuso ayer la misma idea táctica con la que acabó la temporada. Un 4-2-3-1, muy al uso ahora, incluso en estos tiempos del resurgir de los tres centrales. Tampoco hubo señales extrañas en la posición de los jugadores. Shashoua cayó como enganche por dentro a la espalda del canterano Ethyan, y Elady arrancó desde la zona izquierda. Nono, en la derecha. Los del medio, jugando a la misma altura fueron Aitor Y Míchel, que es muy expansivo. En la cobertura, Pomares fue titular y Mellot apareció en la derecha.

El Tenerife estuvo cómodo y jugó media hora de buen tono ofensivo, porque mantuvo pujante su presión, alta y dinámica. Atacó casi siempre por la derecha y, como señalábamos al principio, mostró detalles, en especial Mellot, que va a competir el puesto (si Shaq se queda). El francés va a tope, es potente, tiene una técnica aceptable, centra bien y mostró una frecuencia ofensiva interesante. Por ese costado se generó la primera opción de gol, que malogró Shashoua ante Édgar Badía (10’). Por el lado contrario, Elady puso los suyos (detalles) y tras un recorte disparó cerca del segundo palo (12’). Tiene buena pinta este refuerzo tan perseguido por Víctor Moreno en su día.

El Elche no dio dos pases seguidos, ahogado en la presión, hasta que volvieron de la pausa de hidratación. Entonces, el equipo de Escribá agarró el balón y puso a prueba el repliegue del Tenerife, que se protegió sin sobresaltos hasta el intermedio.

Estos amistosos tienen, además, la característica del cambio casi absoluto de protagonistas, y de ritmo, en las segundas partes. El Tenerife se aflojó y encajó el 1-0 muy pronto (59’), en una entrada de Tete Morente a un espacio mal defendido. Lo mejor estaba por llegar. La tanda de cinco cambios de Ramis (60’) destapó el talento de jugadores como Thierno Arévalo, protagonista en los dos goles para remontar. Primero al cabecear inapelable un buen centro de Jeremy Socorro desde la derecha. El lateral cogió el balón levantado y lo puso en bandeja con el interior, su compañero en el filial entró en tromba y anotó (72’).

Había pasado muy poco cuando el propio Thierno envenenó un centro cerrado, al que respondió mal Badía (no era fácil), y el rechace lo cogió Corredera, que fue organizador cuando se marchó Míchel, y lo envió a la red (80’).

El partido se niveló porque a estas dos acciones virtuosas se sumó un error, una mala entrega de Teto en el inicio del juego lo aprovecharon los ilicitanos para asistir a Manu Justo, que cruzó por abajo sobre la salida de un Juan Soriano que casi solo tocó la pelota para sacarla de la red, en los dos goles, muy similares entre sí, que encajó.

No hay más valoraciones. El equipo de Ramis sigue estructurado igual, ha ganado en calidad con la pelota en el medio y ya propone otros detalles, como sacarla jugada desde el borde del área pequeña. Hasta allí, a la altura del portero baja Aitor Sanz, luego lo hizo Corredera, para poner en funcionamiento este retoque del estilo, que guarda relación con la certeza que existe de que esta temporada sí se puede intentar dominar el juego, porque hay organizadores.

Más allá de eso, tuvo relieve la calidad de los chicos de la cantera, de los dos citados de Dylan, de Félix, de Ethyan, que fue titular, de todos en realidad. Son opciones reales para partir al menos con la consideración de jugadores de fondo de plantilla.