El Tenerife logró un empate de prestigio (1-1) en el campo del líder de la Liga, el Espanyol, que vio frustrada su intención de cantar el alirón, perjudicado también por el triunfo postrero del Mallorca en casa ante el Zaragoza. Los blanquiazules de Ramis se adelantaron con un bello gol de Carlos Pomares a los 5 minutos de juego, en el primer acercamiento del equipo al área local. Shashoua condujo la jugada, el balón salió rebotado hacia la izquierda y el lateral valenciano lo alojó en la red con un sutil remate con el exterior de su zurda. Raúl de Tomás, nada más incorporarse al encuentro, en el minuto 61, estableció la igualada sorprendiendo a Serantes con un derechazo desde fuera del área, en el que el portero tinerfeñista pudo hacer algo más.

El empate de los de Ramis tiene mérito, porque dieron la cara ante el rival más potente de la categoría. El gol tempranero de Pomares asentó al bloque visitante, que fue superior al Espanyol durante un buen tramo de la primera mitad. Poco a poco los de Vicente Moreno fueron nivelando la contienda, pero no generaron ocasiones de gol antes del descanso. Su empuje, finalizado con aperturas y centros desde los costados, a cargo de Óscar Gil y Pedrosa, fue contenido de manera admirable por la defensa del Tenerife, muy entera, especialmente en el juego aéreo. Tras el descanso, los locales dejaron clara sus intenciones con la entrada al campo de varios habituales titulares, como Nico y Puado. Además, a los 47' Dimata cabeceó al larguero en la primera ocasión seria de un Espanyol que cada vez concedía menos salida al Tenerife. Pero no fue ninguna de las acciones en el área la que provocó el empate, sino en un disparo casi al ángulo de Raúl de Tomás, en su primera intervención en el juego, dos minutos después de acceder al campo. Serantes metió la mano contraria y complicó la posibilidad de despejar el balón. El Tenerife pasó un mal rato tras encajar el gol, porque el Espanyol subió el ritmo, recuperó el balón muy seguido y cercó el área. Ramis metió de refresco a Jorge y Germán, más tarde a Suso y casi al final a Joselu, y el equipo fue dejando pasar los minutos y defendiendo con orden y con poderío aéreo, hasta consumar un buen y merecido empate. El Espanyol fue una amenaza hasta el final. Embarba puso a prueba a Serantes en el 94', cuando los locales ya jugaban con diez por la expulsión de Sergi Darder.