El Tenerife está empeñado en meterse en un lío en esta recta final de temporada. Son ya cinco las jornadas sin ganar, con un solo gol anotado, y hasta la racha de diez jornadas consecutivas sin perder en el Heliodoro se ha roto, desde ayer por la visita del Almería. Unas veces es un error puntual en defensa, otras la falta de calidad ofensiva y, en esta ocasión, fue una autoexpulsión de Alberto la que decantó la balanza. Había trabajado mucho el cuadro local hasta ese fatídico minuto 40 para igualar fuerzas contra un rival superior, pero una nueva albertada le obligó a consagrarse a defender... y acabó perdiendo.

La ventaja con el descenso sigue siendo suficiente para vivir con la confianza de que la permanencia acabará llegando, pero la siguiente visita es a Sabadell. Entre las bajas y la mala racha, convendría cortar de una vez la hemorragia. No sea que el final de temporada se vaya a teñir de preocupación sin necesidad. Dicho eso, no todo fue malo en un duelo desigual como el vivido en el Heliodoro. El equipo se vació, demostró compromiso y hasta buscó el empate en la recta final, con más corazón que cabeza y argumentos futbolísticos.

Para Luis Miguel Ramis el partido de ayer era una invitación a recordar el inicio de su etapa como blanquiazul. Fue el primer rival que tuvo, apenas con dos entrenamientos dirigidos, y entendió aquella noche que no había otro camino que cerrar la portería propia, protegerse y empezar a crecer desde esa solidez bien entendida. Más de una vuelta más tarde, sus jugadores saltaban al césped del Heliodoro con una filosofía distinta a la de aquel día del debut, siendo ya un equipo de autor. Las bajas, eso sí, han desdibujado algo la formación inicial que le gusta al tarraconense. Basta con ver la enésima oportunidad a Joselu como pareja de Fran Sol. Duró poco, gafado como parece el de Cartaya, que tuvo que ser sacrificado cuando su equipo se quedó con diez.

La idea pasaba por tratar de sorprender evolucionado a un rival que despliega mucho en ataque y descubre los flancos contrarios al lugar donde está el balón. Lo entendió el Tenerife desde el inicio, que propició su primera llegada en un disparo alto de Aitor Sanz (4’). Pero pronto apareció el Almería, con dos avisos. El primero de Umar Sadiq (9’) y el segundo de Corpas (10’). El problema venía por el costado izquierdo, la zona muerta entre Javi Alonso y Pomares. Ahí no llegaban las ayudas y, entre líneas, aparecieron constantemente Carvalho o Lazo.

El portugués reclamó protagonismo, con un disparo desviado (13’) y una intervención de Dani Hernández en la siguiente (15’) para evitar el 0-1. Fueron los peores momentos del conjunto local, con Ramis esforzándose en ajustar la presión y cerrar líneas de pase. Con un tiro de Corpas desde la frontal, después de una dejada de Umar Sadiq, finalizó el dominio almeriense. Fue igualando fuerzas el bando tinerfeño para ir asomándose al área de Makaridze.

Con la presión más adelantada, recuperaba en zonas que le generaban menor esfuerzo para atacar de nuevo. Así, Shashoua remató desviado tras una dejada de Fran Sol (29’). Poco después fue Nono el que obligó al meta visitante a responder (31’). Distraía el Tenerife saliendo sin prisa por la derecha cuando, en un envío cruzado hacia Pomares, encontró profundidad por ese sector. El pase del valenciano lo remató, en inmejorable posición, Joselu. Un defensor se interpuso entre el balón y la portería (36’). Fue la más clara para los insulares.

Equilibradas las fuerzas, el encuentro se fue camino del descanso con la única incógnita de saber si podía mantener semejante esfuerzo el Tenerife. Pero al menos sabiendo que podía plantarle cara al coloso Almería. Y entonces apareció Alberto para hacer una de las suyas. Una más. Después de imponerse en un duelo a Umar Sadiq, se le fue largo el control y entró con la plancha por delante a Lazo. Moreno Aragón no lo dudó: roja directa. Por delante, 50 minutos en inferioridad ante una de las mejores nóminas atacantes de la categoría.

Ramis dio entrada a Sergio González y dejó solo en punta a Fran Sol. Rubi movió ficha tras el descanso con Rahmazani y Robertone. Más leña. Sin embargo, la gran ocasión del arranque de la segunda parte iba a ser blanquiazul. Centró Nono desde la derecha y Fran Sol cabeceó, en una de las que no suele fallar, fuera (51’).

Pero la precisión en el toque visitante fue hundiendo al Tenerife cerca de su área. Lazo puso un balón venenoso al que no llegaron Carvalho y Sadiq (56’). Se defendían bien los locales, aun sabiendo que jugaban con fuego. Rubi fue añadiendo más metralla con Aketxe y Juan Villar. Carvalho (64’) y el vasco (67’) fueron los siguientes en intentarlo. Y entonces llegó un error local en la salida, una buena descarga hacia Sadiq y este, aprovechando una cabalgada, se vistió de asistente para que Rahmazani, tras deshacerse de Dani Hernández, firmara el único gol del partido (69’).

Lo intentó Ramis a la desesperada con Apeh, Jacobo y Valera refrescando su ataque. El nigeriano maniobró bien en su primer contacto con el balón, pero no encontró rematador en su centro (79’). Un último esfuerzo titánico dio al Tenerife aire, pero ya solo dispondría de una falta directa que Jacobo lanzó alta (94’).