El tinerfeñismo se despide de una de sus leyendas. Este jueves ha fallecido Cipriano González Rivero, ‘Ñito, uno de los héroes del primer ascenso a la máxima categoría en la temporada 1960/1961. Jugador, técnico del filial o interino del primer equipo y ojeador entre otras funciones, dedicó su vida al fútbol y parte de ella al CD Tenerife. Su pérdida se une a la de Pedro García-Sanjuán, exdirectivo en la etapa de Javier Pérez.

Fue Heriberto Herrera el que dio la alternativa a Ñito en el ejercicio 60/61, apostando el técnico paraguayo por aquel joven del filial que iba a desbancar a Santiago Lafuente y Andrés Gómez, ‘Cuco’, de la titularidad a partir de ese momento. Aquel chico, que procedía del CD San Andrés, había llegado para quedarse.

Ya en pretemporada, había participado en un triangular con Toscal y San Andrés, en el que los tres equipos disputaron partidos de 45 minutos. Rindió a buen nivel y en la Liga ocupó la plaza de guardameta suplente en un tiempo en el que la única sustitución permitida era la del portero. Herrera recibió algunas críticas por su decisión, pero se olvidaron pronto.

La posibilidad de lesión de un portero era mínima y el CD Tenerife había empezado como un tiro la Liga 60/61: dos triunfos en las tres primeras jornadas, uno de ellos en Castellón. Y el 2 de octubre de 1960, antes de llegar al descanso ganaba con comodidad (2-0) al Plus Ultra. Al inicio de la segunda parte se lesionó Santi y se produjo el debut de Ñito en el primer equipo blanquiazul, pero el Plus Ultra apenas le puso a prueba.

Ñito tuvo un plácido estreno y Herrera no dudó en darle la titularidad. El joven portero fue vital en el triunfo (2-1). Tres días después se lesionó en Salamanca en un partido de la Copa del Generalísimo, pero el técnico le forzó para que jugara el domingo siguiente ante el Levante UD. El Tenerife ganó (1-2) y se colocó líder. Ñito recibió solo cuatro goles en sus primeros 12 partidos y se ganó el puesto. Fue decisivo, por tanto, en el ascenso a Primera División logrado esa temporada. En el estreno entre los grandes, solo el servicio militar le apartó de la titularidad.

El descenso y la situación económica del club obligaron a traspasar a Ñito, que jugaría 12 años en la máxima categoría en las filas del Valencia, el Granada y el Murcia, donde se retiró después de 300 partidos como profesional, incluidos cinco con el Valencia en la Copa de Ferias (antecesora de la Europa League).

A su retirada regresó a casa y llegó a dirigir en 1976 al CD Tenerife, de forma interina, tras haber trabajado como segundo entrenador. Continuó vinculado a la entidad blanquiazul en labores de ojeador y como entrenador del filial, en Tercera División, a comienzos de la década de los 90 del siglo pasado.