Carlos Pomares alertó al tinerfeñismo al final del choque en Las Gaunas cuando dijo que el fútbol está lleno de ejemplos de equipos que han necesitado un triunfo a falta de varias jornadas y no lo han conseguido. “Hay que poner las orejas tiesas” dijo el lateral valenciano. En realidad, estaba reformulando los objetivos del equipo, que antes de viajar a Logroño se animaba con la posibilidad de encarar los diez últimos partidos a solo 5 puntos de distancia del sexto clasificado (habría sido así si el Rayo hubiera perdido en Almería y el Tenerife hubiese ganado en Logroño), y que una vez terminada la jornada ve casi imposible mirar al sexto lugar y, de manera inevitable, porque la indiferencia en esta categoría no existe, empieza a mirar hacia abajo para garantizar el primer y único deseo que puede cumplir esta temporada: la permanencia.

La situación del equipo, su manera de competir en casa y la cantidad de oportunidades que tiene por delante, hacen pensar que el Tenerife no va a sufrir para llegar, al menos, a los 50 puntos, que tal como está siendo la conducta de los equipos de abajo, podrían resultar insuficientes. Al Estadio tienen que venir tres de los cinco mejores de la Liga: Sporting, Almería y Mallorca, pero los antecedentes del equipo blanquiazul este año son alentadores, porque ningún rival de la zona de playoff ha ganado en el Heliodoro, ni siquiera han marcado un gol. Se fue de vacío el Rayo y con un solo punto, el Espanyol y el Leganés. Tampoco marcaron aquí ninguno de los tres outsiders de playoff, Ponferradina, Girona y Málaga. Contra los nueve primeros de la clasificación, el Tenerife ha sumado 14 de 18 puntos disputados como local y con su portería a cero. Elocuente y esperanzador.

Nunca sumó menos de 9

Hay un precedente muy llamativo sobre trayectorias atípicas del Tenerife en el tramo final de la temporada. Fue en la campaña 2013/14, cuando el equipo que dirigía Álvaro Cervera perdió los siete últimos encuentros y cayó desde el séptimo puesto al undécimo. Pero incluso ese año, en el cómputo de los diez últimos encuentros, logró sumar 10 puntos (uno más de los que necesita ahora), porque antes de esas siete derrotas había empatado (1-1) en Riazor y había vencido seguidos a Alavés (2-0), Éibar (1-2) y Numancia (3-2). En realidad nunca ha sumado menos de 9 puntos en los últimos diez partidos. La pasada campaña, el equipo hizo 16 sobre 30 al final, con Baraja en el banquillo, a pesar de que se despidió con derrota en Soria, porque ya no competía por ningún objetivo, descartado el playoff tras empatar con el Zaragoza (1-1). El segundo mejor final fue el año del playoff con Martí (14 puntos). El propio Martí terminó el año que inició Agné, y el equipo hizo 10 de 30 al final. Etxeberría sumó 12 y Sampedro completó la campaña en la que Oltra relevó a Joseba y el equipo hizo 13 de los últimos 30.