El Tenerife de Ramis apeló a la solidez defensiva ante la escasa capacidad creativa de sus futbolistas y se consagró a juntar líneas, ser solidario y aprovechar las oportunidades que se le presenten. “Partidos largos que alguna tengo”, parecía sostener el técnico. Las Palmas es un equipo de vocación ofensiva, lo que le da más de un disgusto en forma de goles encajados. Hasta 40. Pero también le permite plantar cara a rivales más potentes casi en un cara a cara que no resisten otros equipos que habitan en sus proximidades de la clasificación.

Los números dicen que a los blanquiazules les interesa un partido cerrado, en el que pasen pocas cosas y controladas. Para ello, es una roca. Hace faltas (517), más que nadie en la Liga Smartbank, y gana más duelos aéreos. Cuenta además con el quinto futbolista que más roba (Sipcic) de toda la competición. El que más en la UD Las Palmas (Curbelo) ocupa el puesto 17.

Marcar antes les da mucha ventaja. Y todo parte de la portería a cero (12 veces de 30, el sexto que más de todo el Campeonato). Encajar antes reduce sus aspiraciones a un punto. No han remontado ni un solo partido en 30 jornadas. La UD es un conjunto con más posesión de balón (52,61% frente a un 50,07%) y que regatea bastante más (470 a 334), dos características que marcan diferencia de estilo y de tipología de jugador.

El Tenerife centra más (146 a 81) y mejor, tira más córners (129 a 106) y hasta remata más que su rival (322 a 286), lo que contrasta con la vocación de ambos y define a los de Ramis: son más concretos en su juego de ataque. Porque, paradójicamente, cuidan mejor el balón en campo contrario (58,33 a 53,06 de acierto en el pase). Fran Sol, con 19 disparos, aventaja incluso a Araujo, el líder en esta faceta de los amarillos (13).

Números y más números que dan pistas sobre lo que se verá en el césped del Heliodoro, pero que no condicionan definitivamente el guión del partido.