Se cumple un año del último partido con público en el Heliodoro Rodríguez López, un Tenerife-Ponferradina disputado dentro de la normalidad antes de la declaración del estado de alarma y el aplazamiento de las competiciones. El balance de resultados en casa a puerta cerrada es parecido al de los anteriores veinte encuentros como local.

Tal día como hoy, hace justo un año, el Heliodoro Rodríguez López abrió sus puertas con motivo de la disputa del partido de Liga entre el Tenerife y la Ponferradina. Asistieron 9.392 espectadores. La media habitual en una tarde como tantas en el recinto santacrucero. Ese día nadie imaginó que el gol marcado por Nikola Sipcic en el minuto 77, con valor de tres puntos, iba a ser el último con público en las gradas como testigo por espacio de un año. Y lo que queda.

La pandemia del coronavirus ya era por ese entonces una amenaza real, pero todavía no se habían tomado medidas restrictivas en ningún ámbito. Con el paso de los días, durante la semana posterior a ese triunfo empezaron a cobrar fuerza los rumores sobre la posible suspensión del siguiente encuentro, en el campo del Fuenlabrada. La confirmación no tardó en llegar. El Tenerife ni siquiera viajó a Madrid. El estado de alarma lo había paralizado casi todo.

Con las competiciones congeladas o finalizadas antes de tiempo, la duda en esas fechas estaba en la posibilidad de que se pudieran retomar algunas, como las organizadas por LaLiga. La presencia de público había pasado a un segundo plano. Jugar era el objetivo. Así, la patronal dirigida por Javier Tebas consiguió que continuasen sus dos categorías a mediados de junio de 2020. Al Tenerife le tocó retornar el día 12 en el estadio Fernando Torres. Tres días más tarde se reencontró con el Heliodoro para competir como local. Lo hizo con la extraña sensación de verse rodeado por gradas vacías. Ese encuentro con el Málaga (0-0) fue el primero de los veinte oficiales que ha jugado como local a puerta cerrada desde aquel Tenerife-Ponferradina que, sin avisar, puso fin a la normalidad hace justo un año.

El balance en ese tiempo, incluyendo la eliminatoria de la Copa del Rey con el Villarreal (pudo haber sido la excepción, porque la Federación Española de Fútbol, organizadora del torneo, dejó en manos de las Comunidades Autónomas la decisión de permitir la asistencia de espectadores a los campos, pero Tenerife estaba en el nivel 3 de alerta en ese momento), es de ocho victorias blanquiazules, siete empates y cinco derrotas. En una situación sin precedentes como esta, no resulta sencillo calibrar hasta qué punto le ha afectado al Tenerife la falta de apoyo desde las gradas. Si se toma como referencia el mismo número de partidos jugados en casa justo antes de la pandemia, todos con aficionados en el Rodríguez López, el reparto es muy parecido, de nueve triunfos, siete igualadas y cuatro encuentros perdidos.

La previsión de Tebas.

A día de hoy no está claro cuándo volverán a ocuparse los asientos del Heliodoro y, en general, de cualquier estadio de los clubes de LaLiga. No obstante, Javier Tebas compartió recientemente su “ilusión” por acercar el fútbol profesional a su tradicional relación con el público antes de que termine la temporada 2020/2021. “Estamos preparados para tener público en los estadios, pero debemos hablar primero con el Consejo Superior de Deportes para establecer en qué fechas y qué cuantía de espectadores podremos tener”, expuso planteando la previsión más optimista. Si no, el objetivo estará en el comienzo de la campaña 21/22.

Si se cumplieran los planes de Tebas, los partidos del Tenerife sujetos a esas posibles fechas de apertura de los estadios serían los dos últimos en casa, ante Real Mallorca y el Oviedo. El derbi, programado para el último fin de semana de marzo, quedaría fuera.

Reducción de ingresos.

El club ha notado el año sin público en el Heliodoro por el clima que se genera en los partidos del Tenerife como local, pero también por la inesperada eliminación de una de sus principales fuentes de ingresos. En la última temporada completa con todos los partidos celebrados en el Rodríguez López con espectadores, la 18/19, la entidad recaudó 1,7 millones de euros con la venta de abonos y entradas. En la posterior, con el extra de 299.000 euros de las dos eliminatorias de Copa con el Valladolid y el Athletic –pero con los últimos cinco partidos de Liga en casa a puerta cerrada —, llegó a 1,4 millones de euros. De ahí a un cero en estos conceptos dentro del presente ejercicio.

Resignados ante la pérdida de estas partidas económicas, los clubes pusieron en marcha iniciativas durante el último año para, al menos, no perder la fidelidad de sus abonados. El Tenerife consiguió 8.200 renovaciones (un 93 por ciento de los abonados; los demás optaron por la devolución del dinero) para canjear los cinco partidos de la Liga 2019/2020 celebrados a puerta cerrada por los cinco primeros que se jueguen con público, ya sea en el presente ejercicio o en el posterior. A partir del sexto encuentro se organizará otra campaña para coordinar el cobro de los nuevos abonos.