Hay momentos en la temporada que resultan determinantes para las aspiraciones de un equipo. Esos que, como diría Luis Miguel Ramis, permiten cambiar la mirada. En el caso del CD Tenerife, para dirigirla hacia arriba. No es que ganar a la AD Alcorcón vaya a permitir entrar en la lucha por el playoff. Queda demasiado para eso y resultaría hasta lesivo planteárselo a estas alturas y con la experiencia previa. Pero sumar los tres de puntos de hoy en el Heliodoro consolidaría la tendencia alcista de un equipo que ha aparcado las dudas del decepcionante arranque liguero para refugiarse en sus fortalezas.

Los blanquiazules son ahora conscientes de sus limitaciones. Se saben un conjunto poco dotado para la elaboración, tendente al error en cuanto bajan los niveles de intensidad y con una aplastante carencia de gol. No queda otra que concentrarse en la consistencia defensiva, en minimizar al rival y en abreviar procedimientos a la hora de buscar la portería contraria. Así viene siendo desde diciembre, momento en el que su actual técnico logró asentar su manual de estilo.

Por eso, el partido de hoy invita a parar en seco la derrota de Butarque para aislarla. Cualquier racha negativa conduce a la pelea por eludir el descenso, de la que el Tenerife huye como del fuego. Ganar refuerza convicciones y permite seguir trabajando en las áreas mejorables del juego. Quizás por eso, no se esperan grandes cambios en el once de Ramis. Volverá Aitor Sanz si es que no hay riesgo de lesión mayor después de la sobrecarga que le impidió combatir ante el Leganés. Y puede que se produzca alguna modificación en la segunda línea, donde la tripleta Nono-Vada-Bermejo pareció especialmente desacertada en la última comparecencia. De resto, solo queda la duda del lateral izquierdo. Pomares parece haber apartado momentáneamente al dueño del puesto, Álex Muñoz, que reclamará protagonismo muy pronto.

Sigue siendo baja Bruno Wilson, lo que mantiene la firmeza de la pareja Sipcic-Carlos Ruiz, y sale de la enfermería Gio Zarfino. En su errático transitar de la temporada (por culpa de dos inoportunas lesiones y su tardía incorporación al equipo), el uruguayo parece condenado a ir poco a poco. Seguramente le tocará esperar su oportunidad en el banquillo. Y más en una demarcación sobrepoblada, aunque él cuente con la ventaja de ser algo distinto a sus vecinos.

Ante el Alcorcón tocará repetir el plan del Fuenlabrada o la Ponferradina. Son bloques pétreos, sin brillantez pero preparados para castigar cualquier despiste. Seguramente tocará asumir algo más de responsabilidad con balón. Las dos victorias alfareras, cosechadas en las jornadas más recientes, han reactivado a un club con cara de descenso hasta hace bien poco.

En la comparación, el parecido es evidente a la hora de buscar el gol. Si se juntan insulares y amarillos, no se paga mucho dinero en las apuestas por un encuentro desatado en el marcador. El error, como advierte Ramis, penaliza. Puede que esta tarde más si cabe. Adelantarse, dicen las estadísticas, vale doble. Para el Tenerife equivale a la victoria casi siempre.