Otro triunfo del Tenerife de Luis Miguel Ramis sin encajar goles. Van dos seguidos por el mismo resultado después del 0-1 de la jornada pasada ante el Rayo. Y un total de seis, sin contar los de la Copa del Rey. En realidad, todos las victorias de la temporada (9 en Liga) han sido así. Antes y después. Pero la tendencia va afianzando al blanquiazul como un equipo consistente. Ese primer paso, salvo en alguna excepción, ya es firme. El tinerfeño es un conjunto al que le crean muy pocas ocasiones. Ahora, además, está aumentando las alternativas ofensivas. No es que tenga una pegada definitiva, pero tampoco le está haciendo falta generar muchas llegadas para ganar. Ayer, el debutante Germán Valera, extremo cedido por el Atlético de Madrid en el mercado de invierno, decantó de manera justa, con un tanto en el minuto 85, un encuentro que se encaminaba al 0-0.

A Ramis le volvieron a salir los planes. Como en Vallecas. En líneas generales, consiguió que el Tenerife llevara el control del partido. A su manera, sin arriesgar, midiendo los tiempos, siendo paciente, evitando errores no forzados... Así, su equipo neutralizó a una Ponferradina que se había presentado en el Heliodoro Rodríguez López con el cartel de aspirante a clasificarse para el playoff.

Lo cierto es que, salvo en un tramo corto de la segunda mitad –antes del único gol– en el que se soltó un poco gracias a los cambios de Jon Pérez Bolo, provocó alguna duda en la defensa y llegó a tener un remate claro, la Deportiva apenas inquietó a Dani Hernández.

En cambio, los anfitriones amasaron un número suficiente de ocasiones para sentirse merecedores de un triunfo que estuvo cerca de no producirse. Ahí, unas veces las intervenciones de Caro y otras la falta de puntería evitaron que el encuentro se desbloqueara antes a favor de los blanquiazules.

De entrada, el partido mostró a dos equipos muy similares. Ninguno estaba dispuesto a desordenarse. Se iban intercambiando las posesiones sin que ocurriera nada relevante. El balón largo era el recurso más repetido, pero sin éxito. Era cuestión de ir cocinando el triunfo a fuego lento, sin conceder ventajas. En ese aspecto, el Tenerife cuidó al detalle la conveniencia de no hacer faltas que invitaran a la Ponferradina a aprovechar una de sus mejores armas, el balón parado. Además, mantuvo a Yuri lejos de la zona de influencia.

Desde este punto de partida, los locales fueron ganando terreno, conquistando metros con una correcta presión, guiados en el inicio por Aitor Sanz y teniendo a Valentín Vada, esta vez ejerciendo de mediapunta por detrás de Fran Sol –Ramis optó por no alinear de entrada a Apeh y por situar a Bermejo en la banda izquierda–, como solución para agitar el juego ofensivo. Pero costaba filtrar pases. El equipo no abría el campo por los costados, salvo con alguna aparición de Shaq. Por su parte, la Ponferradina no atacaba, pero sí se aplicaba en el funcionamiento defensivo. Era cuestión de insistir y no desesperarse en un partido que evolucionaba con ritmo lento.

Así, hasta el minuto 19 no llegó el primer disparo del Tenerife. Nono lo intentó desde fuera del área, demasiado alto. Fue el mismo camino que tomaron poco después Vada (23’) y Pomares (25’). El desenlace fue idéntico. Casualidad o no, Ramis había reconocido el viernes que echaba de menos algún disparo a media distancia.

A estas alturas del partido, el Tenerife ya era muy superior. No solo no sufría atrás, sino que su producción ofensiva iba creciendo. Vada envió el balón rozando el palo (26’), Fran Sol lanzó sin potencia tras recibir un pase del 6 argentino en uno de los pocos contragolpes que pudo montar el Tenerife (30’)... En resumen, al equipo de Ramis solo le faltaba el gol. Y de su rival no había noticias. Su primer ensayo llegó en el minuto 43.

En ese aspecto, la segunda parte fue algo diferente. Al menos, la Ponferradina fue más ambiciosa y Dani pudo tocar pronto el balón con las manos (47’) tras un tiro de Gaspar. El Tenerife no tardó en responder, una vez más con la intervención de un inspirado Vada, primero poniendo en aprietos a Caro con un disparo ajustado (49’) y luego canalizando una ocasión doble que no llegaron a definir ni Fran Sol ni Folch (49’). El delantero madrileño volvió a probar suerte a continuación (50) con un remate de cabeza forzado a pase de Nono desde la banda derecha.

Pero no había manera. El balón no terminaba de cruzar la línea. Y Ramis no dudó en hacer cambios: Javi Alonso por Folch para darle más dinamismo al juego, Valera por Bermejo para tener más velocidad... La entrada del murciano acabaría siendo determinante.

En el banquillo visitante también vieron que era el momento de hacer algo. Bolo apostó por Juergen y Aguza y, en cierto modo, tuvo resultado. La Ponferradina adelantó la presión y empezó a dar la impresión de mayor presencia. En esa fase encontró su ocasión más clara, un cabezazo picado de Aguza, libre de marca, tras un saque de esquina regalado por Shaq (80’). Creyendo haber abierto una vía en la sólida defensa tinerfeña, Valcarce puso a prueba a Dani con un potente lanzamiento.

El cronómetro corría hacia el minuto 90 con un 0-0 empeñado en no moverse. Pero al Tenerife le quedaban energías y fe para seguir intentándolo. Y tuvo su premio tras un saque de banda prolongado por Sipcic que cazó Valera con sutileza para batir a Caro.