El Tenerife de Luis Miguel Ramis es mejor que el de Fran Fernández en todo. Una comparación detallada de sus números invita a pensar que el equipo ha dado un paso adelante con el nuevo entrenador y que, por tanto, la elección de Juan Carlos Cordero en la jornada 13 respondía a las necesidades deportivas que había diagnosticado hasta entonces.

Más puntos.

En el momento de la destitución, el conjunto insular era decimoséptimo, con solo dos puntos por encima de las cuatro posiciones de descenso. Venía de caer derrotado ante la UD Logroñés, la segunda vez en el Heliodoro Rodríguez López, y ofrecía una sensación de impotencia que transmitía el propio entrenador. En la actualidad, la diferencia con el decimonoveno puesto es de cuatro puntos. Y eso que, antes de conquistar Vallecas, había sumado 1 de 6. El equipo parece en crecimiento y la figura de Ramis representa solidez y éxito, por planteamientos como el del pasado domingo ante el Rayo. En 13 jornadas se sumaron 13 puntos. En las 11 de Ramis, 17.

Fuera de casa ya compite.

Con Fernández no ganó un solo encuentro a domicilio el cuadro canario. Dos empates en seis visitas fue su pobre bagaje. Con Ramis ya se han logrado tres victorias (Albacete, Castellón y Rayo Vallecano), todas ellas con la portería propia a cero. Cierto es que se han perdido los otros tres partidos, si bien en uno de ellos jugó casi los noventa minutos con un jugador menos y llegó a equilibrar el marcador. Fue en Oviedo.

Balance goleador.

Desde el cambio de técnico, el Tenerife ha marcado 13 goles y ha encajado 11 para un balance positivo de +2 que todavía no llega a compensar el -4 con el que el preparador tarraconense tomó los mandos. Entonces, eñ 8-12 de las cifras realizadoras lastraba también a una escuadra a la que le costaba un mundo ver portería. El dato lo dice todo: ocho tantos a favor en 13 jornadas y 13 en las 11 siguientes. Fran Sol, autor de dos goles hasta entonces, suma yo otros cuatro. Solo se ha quedado sin marcar en tres ocasiones, por las cuatro del primer tramo de la temporada. Y lejos del Heliodoro, sus lunares en este sentido son Almería y Lugo.

Portería a cero.

Con el actual entrenador también se ha mantenido la tendencia de ganar cuando se deja la portería propia a cero. Sucedió en las tres victorias con Fran Fernández en el banquillo (Málaga, Rayo y Zaragoza) y se ha vuelto a repetir en las cinco de Ramis (Albacete, Girona, Castellón, Cartagena y Rayo Vallecano). También se quedó sin encajar en el empate contra el Leganés, hasta alcanzar seis de once jornadas. La estructura defensiva actual funciona. Y en ella se ha basado el crecimiento de un Tenerife sólido, solidario y muy rocoso. “Casi no le hacen ocasiones los rivales”, decía el pasado sábado en la rueda de prensa previa Andoni Iraola.

Números de ‘playoff’.

Desde la jornada 14 a la 24, el Tenerife ha sumado 17 puntos. Solo cinco equipos (Mallorca, Almería, Rayo Vallecano, Espanyol y Ponferradina) han logrado mejores registros en este tramo de competición. El lastre, en las 13 jornadas iniciales.

Idea de juego definida.

Aparte de los números fríos, el sello de Ramis se deja ver en el juego del equipo. Ahora hay una idea concreta, que parte de un 4-4-2 con dos delanteros altos y trabajadores como Manu Apeh y Fran Sol, dos mediocentros de contención y dos interiores que se meten por dentro para dejar la amplitud del campo a los laterales. Los blanquiazules juntan líneas, multiplican ayudas y han logrado ejecutar una presión perfectamente sincronizada, más allá de la altura en la que se ejecute. Este suele ser el único cambio de partido a partido, en función del rival y de las condiciones del terreno de juego. Contra el Rayo, por ejemplo, el Tenerife defendió más alto. Lo hizo para cortocircuitar la salida vallecana y convertir en una circulación más previsible su elaboración de juego. Las ayudas constantes en los costados impidieron los uno contra uno, peligrosos en los rayistas.

Jugadores enchufados.

Con Fran Fernández las modificaciones eran constantes. El Tenerife empezó presionando alto, abreviando procedimientos en la elaboración y con no menos de ocho intentos para la media punta. El técnico almeriense no encontró a su hombre, llegó a renunciar a esta figura (en Fuenlabrada) y acabó apostando por un juego más combinativo antes de su salida. Ni de una forma ni de la otra llegó a ser competitivo el bloque insular.

Los cambios en el once son ahora mínimos. Salvo con el calendario apretado, Ramis ha confiado en el bloque. Tiene fijos, como Shaq y Álex Muñoz en los laterales, Aitor Sanz en el pivote, Nono en un costado o la pareja de ataque. En el centro de la defensa ha apostado más por Sipcic y Wilson, pero también ha sabido dar entrada a Carlos Ruiz (impecable en las dos últimas jornadas). En el medio se ha visto más obligado a cambiar por lesiones o sanciones. Con él se ha visto la mejor versión de Zarfino y Javi Alonso.

La segunda ‘Vía Martí’

Como en noviembre de 2015 andaba el crédito del club por los suelos respecto a un nuevo cambio de entrenador. Entonces había salido mal la renovación de Raúl Agné, que dirigía un Tenerife sin identidad, resultados ni otra expectactiva clasificatoria que escapar de la quema del descenso a Segunda B pese a la renovación de la plantilla en verano. Entonces, el consejo que preside Miguel Concepción apostó por un exjugador del club: José Luis Martí. Fue la propuesta de Alfonso Serrano. El balear, conocedor de los entresijos del entorno blanquiazul, pacificó el ambiente. Logró resultados y tranquilidad. Ramis, otro exfutbolista blanquiazul, ha supuesto la repesca de una vía ya conocida y exitosa. Por lo pronto, esta segunda parte está resultando satisfactoria.