Victoria de postín, para reivindicarse. El Tenerife ofreció, en su estilo, el mejor partido de la temporada para derrotar a un Rayo Vallecano que se sintió inferior de principio a fin. Se jugó a lo que quisieron los blanquiazules en todo momento. La batalla táctica la ganó Luis Miguel Ramis, gracias a un despliegue monumental de sus futbolistas. Maniataron al rival, borraron cualquier atisbo de peligro y aprovecharon su mejor oportunidad para sumar tres puntos que dan mucho crédito y despejan las dudas después de la derrota de Lugo y el empate ante el Fuenlabrada.

El muro fue infranqueable para los de Andoni Iraola. Tejido a partir de líneas muy juntas, con Aitor Sanz y Ramón Folch en el eje, dos bandas muy trabajadoras y sin fisuras en el inicio de la presión y en las activaciones tras pérdidas. Poco se le puede reprochar a un bloque así, que sabe a lo que debe jugar y lo ejecuta con devoción y entrega. Pero que además lo lleva a buen puerto, mirando a la cara a uno de los mejores conjuntos de la Liga Smartbank.

Y eso que llegaba el Rayo Vallecano hinchado de moral después de remontar un 2-0 en el campo del Espanyol. Cuatro victorias en los últimos cinco partidos, eliminación honrosa contra el FC Barcelona en la Copa del Rey y una trayectoria más que aceptable en Vallecas (28 de 36 puntos posibles). La empresa parecía casi imposible para los insulares, aunque el estilo del juego del adversario es de esos que prefieren tener enfrente los de Ramis. Mejor eso que un equipo que ceda la iniciativa, entregue el balón y les obligue a elaborar. Quizás por eso, el técnico apostó en esta oportunidad por Folch en lugar de Javi Alonso. Quería protegerse con un doble pivote de hormigón.

Y se vio desde el principio. Porque los locales estuvieron incómodos siempre. Con circulaciones lentas y previsibles, pérdidas en zonas de salida a la contra para los insulares y miradas desde el banquillo de cierta impotencia. Como añadido, el cuadro visitante finalizaba acciones con cierta frecuencia. Aunque sin peligro real. La primera fue para Sipcic, sustituto ayer del lesionado Bruno Wilson, a la salida de un córner (1’). Repitió el serbio poco después (8’), también a balón parado. Y por la misma fórmula, Shaq Moore, con un remate que se fue cerca del palo izquierdo de Luca (15’).

Con una presión bien ajustada y mucha solidaridad, los de Ramis generaban situaciones preocupantes en la salida rayista. En una de ellas, Nono recibió en profundidad de Pomares y su remate, algo forzado, lo rechazó a córner Luca (19’). Ahí se cortó un poco la hemorragia porque empezaron los parones para atender a distintos futbolistas y llegaron algunas acciones sorprendentemente violentas de los madrileños.

En una de ellas, Galech Apezteguía perdonó la segunda cartulina amarilla a Mario Suárez (30’). Fue minutos después de un entradón sin castigo de Saveljich y antes de un pisotón salvaje de Advíncula sobre Vada (40’) por el que debió ver la roja directa. Mientras el banquillo canario se peleaba con el asistente de su banda se iba agotando el tiempo en la primera mitad. Sin consecuencias para la meta de Dani Hernández, que solo se empleó en un disparo de Álvro García al principio y fue un mero espectador luego.

Pero faltaba algo. Quizás precisión en Manu Apeh y Fran Sol, tan trabajadores sin balón como desacertados con él en los pies. Puede que algo más de velocidad en la salida. Y quedaban 45 minutos, también para que reaccionara el Rayo Vallecano.

Los primeros intantes de la reanudación apuntaron a un cambio de tendencia. Antoñín, a la media vuelta, ya le dio trabajo a Dani Hernández en el primer minuto. Pero pronto devolvió el Tenerife la contienda a la senda marcada por Ramis. De nuevo cerrados a cal y canto los caminos interiores, otra vez negando los uno contra uno en banda. Y ni hablar de transiciones ofensivas.

Iraola no lo vio nada claro y comenzó a mover el banquillo. Ya había tenido que prescindir de Álvaro García por un pelotazo involuntario que le había dado Aitor Sanz en la primera mitad. Luego recurrió a Guerrero, fichaje reciente, que casi llega a un balón en profundidad que tapó Dani como pudo (63’). Los de negro y rosa esperaban la suya. Aferrados a una salida rápida de Nono o a un balón parado. Así llegaría el 0-1. En un córner, lanzado por el extremeño, que remató a la red Fran Sol con el interior de su pierna derecha en el corazón del área (65’). No había sido el día del delantero de Vicálvaro. Pero a los depredadores como él no hay que quitarlos nunca. Porque si tienen una suelen ir para dentro.

Quedaban 25 minutos y el Rayo se lanzó a la tremenda. Quitó un central, retrasó a Trejo y sumó a Ulloa en la vanguardia. A partir de ahí, abrevió procedimientos. Incapaz de superar por abajo la telaraña tinerfeña, tocaba colgar balones al área. Tuvo cuatro minutos de cierto agobio la escuadra de Ramis. Más por situación geográfica que por peligro real. Porque las ocasiones, desde ese momento, fueron también visitantes.

Así, Álex Bermejo disparó primero desde la frontal (74’) y cabeceó luego al larguero (88’) en lo que pudo ser la sentencia. Solo dos remates de Catena, ambos en acciones de estrategia, metieron algo de miedo en el cuerpo al Tenerife. Pero el central se iba a autoexpulsar con una acción innecesaria en una disputa con Carlos Ruiz para certificar el vuelo de los tres puntos a la Isla.