Cualquier ventana de fichajes resulta estresante para un director deportivo. Pero la recién cerrada, con la reducción de los topes salariales, aún más. Quizás por ello a Juan Carlos Cordero se le notó exhausto en la rueda de prensa que, durante 27 minutos, permitió abordar un análisis detallado de los movimientos del CD Tenerife. Tanto de los realizados como de los frustrados.

Para empezar, un baño de realidad. “El mercado ha sido muy complicado para todos los clubes, con la pandemia y el control financiero”, lanzaba como advertencia el director deportivo blanquiazul para descubrir a continuación que “hasta la mañana del 1 de febrero el control estaba en negativo”. Fue ese día, el último del mercado invernal, cuando el club recibió el permiso de LaLiga para inscribir Serantes y Valera.

Cuadrar esos números no resultó sencillo. “Nos han quitado en torno a un millón de euros y hubo que hacer encajes para que nos dejaran firmar”, concluía confirmando los datos que El Día desvelaba en su edición del pasado miércoles. “Se ha hecho lo que las circunstancias del mercado nos han permitido”. La contundente sentencia de Cordero también permitía vislumbrar que sus planes y los de Luis Miguel Ramis iban más allá. Eso sí, las necesidades principales se han cubierto. “El entrenador quería un portero y un extremo y se han traído”, argumentaba.

Precisamente en ese limitado margen de maniobra llamaba la atención que el Tenerife prefiriera reforzar la portería a otros puestos. Pero esa decisión estaba tomada desde la llegada del actual técnico. “Desde el primer momento fue un puesto a reforzar. Es más, cuando me reúno con Ramis en Madrid le expliqué lo que yo veía y él me corroboró entonces que quería un portero”, admite Cordero cuya obligación es “traerle lo que él cree que puede mejorar al equipo”. No fue por una mala actuación de Adrián Ortolá “ni una intervención concreta”, o un fallo como el del derbi.

Era tal la determinación en este sentido que ni siquiera la negativa inicial del alicantino a abandonar la entidad insular les hizo cambiar de opinión: “Contábamos con quedarnos con tres porteros, tanto el míster como yo. No era lo ideal, pero teníamos que adaptarnos”. El director deportivo vio los cielos abiertos cuando surgió el interés del Girona y Ortolá cambió su postura inicial. Entonces se buscó la mejor fórmula para recuperar parte de la masa salarial. Un traspaso era la mejor fórmula “a nivel fiscal” para ello.

Con su licencia federativa disponible quedaba margen para una incorporación más. Y en el último día del mercado surgió una posibilidad que no terminó de convencer. “Por el número de jugadores que hay en plantilla, el míster creyó que era mejor no traer por traer”, explicó Juan Carlos Cordero quien no descarta un movimiento fuera de plazo aprovechando a algún jugador sin equipo “y el margen pequeño a nivel económico” que le queda al club insular. Por eso, sigue “hablando con agentes y jugadores” sobre una oportunidad que se presente fuera de mercado.