César Gómez del Rey (Madrid, 23/10/1967) fue jugador del CD Tenerife de la época dorada. Aunque madrileño de nacimiento, hace su vida en la Isla siempre que puede y está pendiente del equipo que marcó su carrera. Por eso, siempre es una voz a tener en cuenta para analizar los malos y, como ahora, los buenos tiempos en el equipo insular.

¿Qué le parece el momento actual del equipo?

Estamos en un momento de calma, de relanzamiento en cuanto a las expectativas que teníamos con el equipo. Pero hay que ir con cuidado. Con tres victorias en Liga y dos en Copa no hay tanta angustia. Eso es cierto. No obstante, queda camino por recorrer.

¿Le queda margen de crecimiento a este Tenerife?

Siempre queda margen para perfeccionar la forma de jugar. Quizás se ha elegido una manera que se acerca más a los jugadores que se han firmado. Cuando hemos querido jugar de otra manera nos faltaban piezas. Así parece más cómodo todo el mundo.

¿Ha dado entonces Luis Miguel Ramis con la tecla?

Está trabajando. Cuando llegó quería dotar de estabilidad y confianza al equipo. Su intención era tener tranquilidad. Es evidente que está consiguiendo dar la vuelta a la situación. De momento, el déficit de victorias se está corrigiendo. Creo que todo es perfeccionable con tiempo… y fichajes.

¿Qué fichajes haría usted?

No sé si se puede traer todo lo que se pretende o solo algunas cosas. Hablando por hablar, un mediocentro creativo y algún central. También veo un segundo punta o un mediapunta. Pero el primero es muy necesario en cualquier equipo. En todos tiene que haber gente que tenga buen trato con el balón y jerarquía. No es fácil encontrar ese tipo de jugadores y menos en un mercado invernal. Pero ese puesto es necesario porque habrá momentos en los que te toque proponer.

Todas las victorias han llegado marcando primero, por ejemplo.

Es un síntoma. Al Tenerife le ha costado crear, encontrar los caminos. Por eso nos hace falta un jugador de ese tipo. No quiere decir que no seamos capaces con lo que hay en el futuro. Pero hasta ahora no ha sido así.

¿Es una virtud de Ramis haberse adaptado a lo que tiene?

Es un muy buen entrenador y creo que va a tener un largo recorrido como profesional de los banquillos. Sabe lo que tiene entre manos y sabe cómo sacar el máximo rendimiento a una plantilla. Le conozco, sé cómo piensa. Confío en él porque conozco su carácter ganador y su capacidad de trabajo. Es verdad que en el fútbol nos hemos metido en una espiral de destrucción desde que no salen las cosas bien, pero a él le veo capacitado para manejar esas situaciones.

¿Seguro? Ya sabe que en Tenerife cuando nos ponemos en modo autodestrucción…

Conoce el entorno. Sabe cómo es el Tenerife futbolístico. Llegarán los malos resultados, si le toca, ojalá que no, y sabrá soportar la presión. Hay pocas cosas que le vayan a pillar de sorpresa. Que un entrenador cuente con el respeto inicial de la afición o los medios de comunicación, del entorno en definitiva, es un punto a favor y te da un poco más de tiempo. Eso pasa en el Tenerife y se ha dado con él. Era muy necesario alguien así.

Sobre todo sentándose en un banquillo por el que han pasado siete entrenadores en menos de tres años.

No tenemos paciencia. Las críticas aparecen rápido. Y es bueno criticar, pero en la Isla esa presión se ha convertido en un aquí no vale nadie. No podemos seguir así. En algún momento hay que cambiar esa tendencia.

La palabra proyecto ha caído en desuso.

No creo que haya caído en desuso, sino que hay mucha gente del fútbol que no sabe usarla. Mucha gente opina sobre hipótesis, sobre lo que le cuentan o consume en medios de comunicación o redes sociales. Pongo un ejemplo. He escuchado de dos entrenadores, Zinedine Zidane y Vicente del Bosque, que solo saben gestionar grupos. Cuando estás en un vestuario como el del Real Madrid o el de la selección española te das cuenta de que eso es lo más difícil. Tiene mucho mérito llevar bien esos grupos. Pero de fútbol opina todo el mundo. Es la grandeza y, al mismo tiempo, la dificultad.

¿Cómo ve la contestación que existe a la gestión de Miguel Concepción?

Que no nos metemos en la cabeza que esto ha cambiado. El “Concepción dimisión” no existe. Los presidentes no tienen que dimitir. Son SAD y esto va de apoyos accionariales. Decide él si tiene la mayoría o cuenta con un grupo que la tenga. Es la legalidad y hay que aceptarla. Si se quiere cambiar la dirección de un club hay que comprarle las acciones y que ellos las quieran vender. El sentimiento sí es de todos. Y eso son palabras mayores. Pero hay que concienciarse que la fórmula para cambiar es otra, no un cántico o quejarse mucho en las redes sociales. Son otros tiempos.

Usted suele decir eso de que “el dinero se siente a escuchar la conversación” en cuestiones de este tipo.

Es que el cambio, en el CD Tenerife y en todas las SAD, pasa por que alguien quiera comprar y alguien quiera vender. Podemos opinar y considerar que lo mejor es un relevo o no. Eso es respetable y hasta saludable. Pero opinando o presionando no logramos el cambio.

¿Y cuál es su opinión?

Decir si el CD Tenerife necesita un cambio de personas es difícil. Pero sí tengo claro que hace falta un cambio en el mensaje, en hacia dónde queremos ir. No es fácil ser el presidente del equipo de tu tierra. Tienes aquí tu vida, tu familia, tus negocios. Quizás es más fácil invertir en un club de otro sitio. Yo echo de menos una hoja de ruta más clara. ¿Pero qué gano con señalar a una persona? Habría que estar dentro para valorar de verdad la labor que hace cada uno.

Pero desde fuera algo verá que no le guste. ¿Qué se podría mejorar en este CD Tenerife?

Insisto en que habría que estar dentro para saberlo en profundidad. Pero desde fuera me falta tener claro cuál es el proyecto. Saber si tenemos clara la manera de jugar y si eso es algo que marca el club independientemente del director deportivo que pueda estar en cada momento, cuál es la línea para acometer los fichajes o la política de cantera. Si tuviera que hacer un balance muy general, me quedaría con que se han hecho cosas mal, pero otras se han hecho bien.