El Tenerife fortalece su nueva apuesta con un otra victoria basada en los mismos fundamentos que las anteriores. Ramis ha elegido llegar al resultado a partir de la solidez, prescindiendo de otras propuestas con las que al equipo no le alcanza. El Tenerife de las cinco victorias no es gran cosa con la pelota cuando los partidos están cerrados, pero a base de ganar se ha retroalimentado: cree en lo que hace, tiene paciencia hasta encontrar el gol, porque en las dinámicas buenas la ocasión termina por presentarse, y luego se maneja con mucha confianza.

Al Cartagena lo abrió ayer en una jugada esporádica, huérfana casi, porque fue la única de la primera parte en la que el equipo blanquiazul se acercó a Marc Martínez, protagonista negativo para su propia causa cuando decidió mal y regaló un penalti absurdo. Apeh recibió en largo, ganó la carrera al defensa y se presentó en el área, pero casi sin ángulo para hacer daño, sin embargo el meta lo arrolló en su alocada salida. Se habían disputado 12 minutos en los que el equipo de Ramis mantuvo su bloque medio, pero sin el control del balón. El Cartagena asumió la posesión y se sintió dueño de la escena. A eso juega, aunque es muy discutible que esté capacitado para ello. Con un rombo en medio campo formado por interiores de buen pie y con la ayuda de dos puntas capaces de bajar a darle continuidad al toque, aceptó el terreno que le concedió su rival y descubrió el espacio justo por el que el Tenerife logró ser profundo y romper el partido utilizando la alternativa del pase largo.

Fran Sol ejecutó la pena máxima y estableció el 1-0. De inmediato se activó el plan, que va cuajando en estilo. Los locales dieron un paso atrás, pero no apretaron nada, se desconectaron peligrosamente del juego hasta dejar inactivos todo el primer tiempo a Shashoua, Nono o Fran Sol. Fue un repliegue pasivo, casi a merced de la inspiración del rival. Los blanquinegros subieron a tres cuartos a sus laterales, David Simón y Forniés, hicieron ancho el ataque y fueron capaces de filtrar pases por dentro apoyados en Carrasquilla, Nacho Gil y Álex Gallar. Dominaron por completo el juego y tuvieron amenaza, aun sin disparar entre los tres palos. Una anticipación de Sipcic (21’) cuando Rubén Castro se relamía ante Dani Hernández, impidió el empate. El Tenerife se marchó a vestuarios con la ventaja en el marcador, pero sin buenas sensaciones, y a su regreso al campo dio el paso al frente que pedía el asunto.

Nada más ponerse el balón en juego, el equipo de Ramis empezó a presionar muy alto, de forma decidida, con la enorme confianza que da esta dinámica ganadora de las últimas semanas. La sentencia al marcador ya fue cuestión de tiempo. Fran Sol interceptó un pas e en el inicio del juego del rival y le entregó el balón a Shashoua, que entró solo hasta la frontal, recortó a un defensa, se perfiló sobre la zurda y marcó. O sea, robo y transición a partir de esa defensa en todo el frente de ataque. Iban 8 minutos de la segunda parte, el equipo había disparado dos veces a la portería rival y tenía el partido resuelto, porque, en realidad, esos dos remates fueron los únicos que habían alterado el partido. El Tenerife no concedió ninguno... Frente a un Cartagena abierto y ya sin conexión con los creadores del juego, el equipo de Ramis se sintió en su salsa, pero no bajó ni un punto su intensidad hasta el punto de rayar en la tarjeta por entradas subidas de tono. Ganar cada duelo le permitió atacar con espacios: Sol pudo hacer el tercero con un remate al travesaño en el 61’.

Cambios y sentencia.

Luis Miguel Ramis decidió actuar sobre una situación ya ventajosa para su equipo. Lo hizo para equilibrar más posicionalmente al bloque, como lo indica la salida del campo del segundo delantero, Manu Apeh, para dar entrada a Javi Alonso y avanzar a la zona de tres cuartos a Zarfino. Además, Carlos Ruiz ocupó el puesto de Sipcic, que había bordeado la tarjeta roja, y Pomares suplió a Shashoua reforzando la banda. El movimiento cundió en la jugada del tercer gol, porque con Javi Alonso en el medio el equipo enriquece determinadas pausas del juego. El canterano hizo jugable un rechace, Álex Muñoz corrió campo por la izquierda y cruzó el balón sobre la frontal, por abajo, Álex Martín resbaló en un mano a mano con Fran Sol, que se encontró solo ante el portero. Su remate fue inapelable, aunque el larguero ayudó a meter la pelota dentro de la portería. No hubo partido para casi nada más, aunque la victoria más abultada de la temporada pudo incrementar sus registros si Nono hubiera acertado con su remate cruzado que se paseó ante el marco a dos minutos del final. Pepe Aguilar hizo sus cambios sin trascender en un partido que ya presentaba enormes desigualdades, insospechadas en la complicada primera parte. El Tenerife llegó a la orilla de la manera que propuso (con el 37% por de la posesión y tres remates entre palos), y el Cartagena se marchó del Estadio con la sensación de que acababa de ver enfrente a un rival que en realidad no es de su Liga.