“Quiero ganar el domingo para hundir un poco más al Tenerife. Si los podemos hundir, lo haremos. Los dejaremos a ocho puntos si ganamos. Y espero que bajen”. Rubén hizo públicos sus deseos aquella semana, y la corriente que provocó con sus palabras, terminó por arrollarle a él y a su equipo. El Tenerife ganó el derbi 2-0, de forma neta, desde un saque inicial que sonó como un pistoletazo para que los blanquiazules desataran la rabia generada con aquellas declaraciones. Tanto que, a los 30 segundos, Sebastián Corona achicó a Rubén con una entrada que hoy, tal vez, acarrearía una tarjeta roja. Todo lo que sucedió a continuación, durante 90 minutos eléctricos, se explica desde la ‘preparación’ del derbi esa semana en el vestuario blanquiazul. Y todo lo siguiente, en el resto de la temporada, se encadena para siempre como consecuencia de la famosa frase. Las Palmas, que llegó por encima en la tabla a aquel derbi, acabó descendiendo...

Historia de este siglo

El nombre de Rubén Castro siempre ha sonado aquí a aquello, a la polémica y la inconveniencia de sus declaraciones. El tinerfeñismo ya conocía su talento, incluso había sufrido las habilidades del delantero, porque la historia de este excelente goleador remite a registros muy lejanos. Hace ya casi 20 años de su primera aparición en el Heliodoro: en concreto fue el 22 de diciembre de 2001, y la misma vale también como referencia de la última victoria amarilla en el Estadio en partido oficial... Mel era el entrenador del Tenerife (1-3) cuando Rubén marcó por primera en el recinto blanquiazul. Los dos equipos estaban en Primera y ambos descendieron esa misma temporada. Castro, que tuvo a su hermano Álex en el bando chicharrero una campaña antes, ha vuelto por estos lares siete veces más, y en total se ha medido al Tenerife en 16 ocasiones, vistiendo los colores de Las Palmas (10), del Huesca (2) y del Betis (4). De verdiblanco logró su segunda diana en este feudo, el 18 de diciembre de 2010, cuando su equipo ganó (0-3) con otros dos aciertos de Emaná. “El moña”, como le conocen futbolísticamente en Las Palmas, le ha marcado 5 veces al Tenerife; de la última hace mañana 6 años (el 10 de enero de 2015), en un partido en el Villamarín, recordado por la lesión de Carlos Abad-Hernández, que fue sustituido por Roberto. Ganaron los verdiblancos 3-1.

La etapa moderna.

Las últimas apariciones del delantero grancanario en el Heliodoro (al que mañana catará vacío en un profundo contraste con la pesadilla de 2004) han dejado patente que no queda más que el recuerdo lejano de aquél episodio. Sus declaraciones evocando la famosa semana fueron conciliadoras, -“eso era otra época, yo era más joven. A veces con esa edad dices cosas que no querías decir”-, ha matizado; y el público blanquiazul tampoco rescató la animadversión.

La pasada campaña, Rubén estuvo sobre el campo en aquel 0-0 de Liga, cuando las miradas desde la grada ya habían renovado su objetivo, ahora en clave de expectación respecto a la presencia del deslumbrante Pedri. Un año antes, también Rubén jugó aquí de amarillo, fue cuando Carlos Ruiz decidió un derbi vital para la permanencia blanquiazul. No ha perdido la virtud de goleador, a través de todo tipo de definiciones. Ahora regresa con otra camiseta, a sus 39 años, y en la tercera posición de la tabla de pichichis de una categoría en la que, de manera especial, el gol es un bien muy escaso. Tiene mérito.