Jacobo González no podrá participar en el partido de mañana entre el Tenerife y el Leganés. Y tampoco lo hará en el tramo de calendario que le queda al equipo blanquiazul hasta el cambio de año, con dos encuentros más de Liga, ante el Oviedo y el Girona, y uno de Copa, en Sestao. Quedará por saber si el madrileño estará en condiciones de entrenar con el grupo en enero. Todo dependerá de la evolución que presente tras la operación que le realizarán por la fractura que sufrió en el quinto metatarsiano del pie izquierdo durante el Tenerife-Sabadell del pasado jueves. Su entrenador, Luis Miguel Ramis, avanzó ayer la noticia de que el extremo blanquiazul pasará por el quirófano. “Espero que se incorpore cuanto antes, pero ya sabemos lo que supone un tratamiento quirúrgico”, añadió sin llegar a poner plazos.

El exfutbolista del Celta entró en el campo en el minuto 85 y resistió las últimas jugadas con el hueso roto, tal como contó Ramis. En el momento de apoyar el pie izquierdo para efectuar un centro, Jacobo sintió un fuerte dolor en esa zona. “Hay veces que estas lesiones están provocadas por pisotones, pero el quinto metatarsiano también se fractura por estrés”, explicó Ramis, quien lamentó el infortunio de un jugador al que conoció durante su etapa en la cantera del Real Madrid. “Jacobo tiene una voluntad increíble”, dijo para calificar a González como un “guerrero” por su entrega en unas circunstancias tan adversas. “Sintió que no podía apoyar el pie y le pedí que se colocara en el medio, y fue capaz de aguantar hasta el final a pesar de estar cojeando”, relató el técnico tarraconense. Jacobo consumió como pudo esos instantes eternos y cayó al suelo cuando el árbitro pitó el final. “Se sentó con un dolor increíble”, confirmó Ramis. “Esta actitud dice mucho de un futbolista que no se lo piensa cuando su entrenador le pide algo. Fue capaz de unirse al resto de compañeros teniendo un hueso roto. Y se lo agradecemos mucho. Lo que hizo demuestra un comportamiento que espero que reciban los demás”, destacó Luis.