Fran Fernández se sentará, salvo giro drástico de los acontecimientos, en el banquillo del Heliodoro Rodríguez López en el partido que el CD Tenerife afrontará este domingo a partir de las 17:15 horas contra la UD Logroñés. Ni la derrota en el derbi ni su incendiaria rueda de prensa han sido suficientes para que Miguel Concepción y Juan Carlos Cordero se hayan decantado por el relevo. Tampoco la situación clasificatoria de un equipo al que solo separa un punto del descenso y que anda ya a seis del playoff.

Tres victorias, solo ocho goles a favor y las peores sensaciones que se recuerdan en el último lustro en un arranque de temporada siguen resultando insuficientes para que presidente y director deportivo opten por la destitución del almeriense. En la decisión o, mejor dicho en la no decisión, pesan la leve mejoría observada en el juego ante la UD Las Palmas y la ausencia de acuerdo con un candidato idóneo para sustituir al extécnico de AD Alcorcón y UD Almería.

Por si fuera poco, Concepción empeñó su palabra hace justo una semana. “No está en nuestro ánimo tomar una decisión de este tipo”, afirmó entonces descartando un movimiento drástico tras un hipotético tropiezo en Gran Canaria. Llegó decir en esa intervención radiofónica que consideraba a Fernández “un grandísimo entrenador y una bellísima persona” y que le veía “trabajar para sacarle el jugo” a la plantilla, algo que “no está logrando por ahora”.

Desde el pasado domingo se han sucedido las conversaciones en la cúpula de la entidad blanquiazul. El presidente, que no termina de dar el paso, estaba molesto por la falta de reacción observada en la segunda mitad. El director deportivo, que ha consultado con sus más estrechos colaboradores, ya tiene una lista de posibles sustitutos. Sin embargo, ve factible la alternativa de dar una semana más de margen al actual inquilino del banquillo tinerfeñista para intentar que se produzca la reacción o avanzar en el cribado de técnicos si no sucede.

Esperar, ya con casi un tercio de Campeonato consumido, tiene una pega enorme en forma de calendario. Esta es la última semana limpia antes de afrontar quince días frenéticos en los que el Tenerife deberá disputar cinco partidos: Logroñés, Almería, Albacete, Sabadell y Leganés. Será un no parar hasta el 7 de diciembre. Tomar la decisión después del domingo supondría condenar al nuevo entrenador a afrontar este maratón casi sin días para trabajar su idea en los entrenamientos.

Mientras, en el vestuario se vive la situación con incertidumbre y preocupación. Gusta el Fran Fernández director de grupo. Afable, correcto en el trato y sin exigencias estrambóticas como las de otros tiempos. Choca, sin embargo, con el gurú táctico al que seguir. Existen muchas dudas en este aspecto por la cantidad de cambios de futbolistas y de planteamientos que han vivido en estas doce jornadas, aun reconociendo su metodología y su capacidad para manejar distintas vías.

El grupo, sin embargo, no ha bajado los brazos. Solo hay que ver el despliegue del Gran Canaria. El once inicial fue puro compromiso en la primera mitad. Los cambios salieron enchufados cuando les llegó el turno. Pero también se pudo ver el enorme shock por el gol recibido en el 48 con el error de Ortolá. “Estuvimos quince minutos sin reaccionar”, reconoció el propio Fran Fernández. De un plumazo regresaron todas las dudas, esa falta de confianza que lastró al equipo en las segundas partes ante el Lugo o el Zaragoza.

“Se le ve superado, demasiado presionado”, dicen desde el entorno del técnico. Sus comparecencias de prensa son calificadas como “irreconocibles” en días como el domingo y sus decisiones, a golpe de acontecimientos importantes del partido, también. Cordero, director deportivo también en el día a día, no para de dialogar con cuerpo técnico y jugadores en busca de soluciones.

Se observaba el triunfo ante el Zaragoza como algo balsámico. Y el derbi debía servir como catalizador de la mejoría. Pero no ha sido así. Vuelve Fran Fernández al punto en el que estuvo antes de la visita a Fuenlabrada. Entonces, aunque la situación no era como la actual, ya sintió que se jugaba el puesto. Ahora, que se le escapa de las manos un proyecto bonito en el arranque y convertido en pesadilla para él ahora.

Mañana volverá el equipo tinerfeño al trabajo. Serán días de tensión antes de la final. Una final para el entrenador contra un equipo en racha, el Logroñés, que viene de cuatro victorias. Al menos se evita el plebiscito del público.

Una rueda de prensa incendiaria

No había terminado la comparecencia de Fran Fernández ante los medios de comunicación y ya llegaban mensajes de whatsapp a los teléfonos móviles de los jugadores. Entre la tristeza y el enfado transcurrió el largo viaje de vuelta a Tenerife, previo paso por el hotel NH Imperial Playa para cenar. Las declaraciones del entrenador almeriense no sentaron nada bien en el vestuario. Entendieron que había dejado en mal lugar a la plantilla con expresiones como “tenemos lo que tenemos”, en alusión al nivel, o la estocada final del “esto es lo que hay”. Dolió que Fernández se refiriera a planteamiento y cambios acertados, pero censurara la falta de acierto en el remate de los suyos. “Necesitamos muchas ocasiones para marcar”, dijo. Se quejó de la precisión en el último pase y hasta discutió la expectativas, que “igual son demasiado altas”. La disculpa se hacía necesaria.