¿Qué tal le va? ¿Cómo ha vivido estos meses?

A nivel mundial todos estamos expectantes, en una situación anormal por todo lo que conlleva una pandemia. En lo que respecta a uno, llevándolo lo mejor posible dentro de la normalidad, que la gente intente cuidarse y la familia y gente allegada esté y se encuentre bien. No se puede pedir mucho más.

¿Cómo es el trabajo que está desarrollando como ojeador del CD Tenerife en estos meses donde apenas ha habido movimiento? Se le ha visto haciendo alguna visita a algunos clubs por aquí.

Estuve cuatro años trabajando para el Atlético de Madrid en el departamento de scouting aquí en Canarias. Después de cuatro años me llegó esta oprtunidad para el Tenerife. Lo que me comentas, por ejemplo, fue porque el Unión Moral tiene un convenio de colaboración con nosotros. Pasamos y nos pusimos al día con los chicos, con la formación y educación de ellos y de los entrenadores para intentar que las pautas y parámetros que marcamos se cumplan. Todo con el objetivo de que mejoren en lo deportivo y en lo personal, que si podemos aportar nuestro granito, mejor.

¿Están obsesionados en el Tenerife con que no se vuelva a repetir un caso como el de Pedri? ¿Le han marcado eso?

No. En su momento, las palabras que se dijeron no fueron las adecuadas. El interés por Pedri en el Tenerife estuvo, pero los padres decidieron otra cosa. Después ya, decidieron ir a Las Palmas. Casos como este puede haber muchos, pero está claro que luego tiene que venir un entrenador y apueste por él, tanto en Las Plamas como en Tenerife. Haberlos los hay. Hay que apostar y darles continuidad. Por suerte para Las Palmas les tocó vivirlo ahí. No creo que en el Tenerife exista una obsesión en ese sentido. Lo que está claro es que nos hubiera gustado. Se está trabajando para ello, tanto Quique Medina como Sesé Rivero están dándole duro y a diario para que la nueva residencia pueda haber una mayoría de chavales que crezcan y nutran al primer equipo.

Decía José Juan Gutiérrez, exjugador de CD Tenerife y UD Las Palmas, que Pedri es motivo de orgullo para Canarias. ¿Lo comparte?

Absolutamente, es así. Después está el forofismo, que a cada uno le tiren sus colores. Lo que hay que transmitir son valores de respeto y unidad, sobre todo por la canariedad, que se está perdiendo. A partir de ahí, cada uno tiene sus colores. Lo que importa es la deportividad, que las aficiones apoyen a los suyos y a disfrutar. Es un jugador canario y hay que estar orgullosos de él. Está tocado por una varita. Tiene el talento y está rodeado de los mejores del mundo.

El forofismo, para alguien que ha vestido las dos camisetas, ¿entra en su cabeza?

Lo puedes llegar a entender hasta cierto punto. Situaciones que uno ha vivido dentro y fuera del campo, que todos los días estoy en la grada y oigo cosas y comentarios que se escapan, temas que van en la educación. Hay que erradicar ciertos temas porque los chicos son esponjas. Algunos llegarán y otros no, pero todos deben tener unos cimientos de buenos valores.

Sabe lo que es jugar un derbi. ¿Llegan al punto de obsesionar?

Durante la semana trabajas sabiendo que hay derbi. Sales y te lo recuerdan, desde que vas a tomar un café a dejar a tus hijos en el colegio. Pero el jugador se abstrae un poquito. Este es un derbi de jugadores, solo de ellos, porque no hay ni afición ni ambiente. Prácticamente, es un derbi de eco porque es lo que se oirá dentro del terreno de juego. A todos nos hubiera gustado un derbi de aficiones, con respeto y cariño, pero va a ser un derbi como siempre: cada uno a por sus intereses. Dicen que son más de tres puntos y lógicamente es un impulso moral bastante grande, pero con ganar un derbi no ganas la liga ni asciendes ni quedas primero. Da confianza, pero no es todo.

Lo ha vivido con las dos camisetas. Estuvo en la eliminatoria de Copa donde la UD tumbó al Tenerife en la tanda de penaltis, por ejemplo, y en los derbis en Primera División. ¿Se siente un privilegiado?

Sí, porque fueron de todos los colores. Aquella eliminatoria de Copa, con Las Palmas en Segunda B, una tanda de penaltis, mi expulsión en la primera parte, el esfuerzo tremendo de los compañeros... La alegría no era solo eliminar al Tenerife, era que te cargabas a un Primera División. Después me tocó venir a Gran Canaria, tener la suerte de meter un gol. Y después, lamentablemente, el derbi que ganamos en el Insular en el que se consuma el descenso de Las Palmas. Soy canario, soy de Las Palmas, pero tengo el corazón chicharrero también. Tengo dos hijos de Tenerife, mi hijo juega allí y mi sobrino en Las Palmas. Imagínate cómo puedo estar... Al final cuando me llegue la pregunta te voy a contestar...

Pues venga, no la alargamos más. ¿Empate y que Álex Suárez haga un buen partido?

No, mira, lógicamente voy con el Tenerife, no me escondo en ese sentido. Tengo muchísimos buenos amigos en la UD Las Palmas, salí de allí, he estado de entrenador en la UD, mi hijo jugó ahí hasta cadete, mi sobrino juega en la UD, al que entrené también... Ojalá que gane el Tenerife y mi sobrino haga el partido de su vida. Que gane el Tenerife y mi sobrino meta un gol, con eso me conformaría. A partir de ahí, que los dos equipos consigan sus objetivos. Somos canarios, tenemos que apoyarnos. He viido fuera, estamos muy lejos y de nosotros se acuerdan poco. Tenemos que intentar que los equoipos estén arriba. Hay muchos ‘Pedris’ por ahí, jugadores como Padilla que necesitan que estemos arriba. Que se vena muchos derbis, entre más categoría mejor.

Siempre en los derbis aparecen preguntas recurrentes, cíclicas. Al de Tenerife que está allí se pregunta si alguna vez jugaría en la UD. Al de Gran Canaria aquí, lo mismo.

Escuché las de Benito esta semana diciendo que nunca jugaría en el Tenerife. Lo primero es estar donde te quieran. No entiendo estas cosas, eso es forofismo. O las de Maikel Mesa en su momento. Esas cosas son mejor decirlas para uno mismo, lo puedes pensar, pero el fútbol da más de 1.000 vueltas y nunca se sabe.

¿Le cogieron a usted alguna frase de esas antes de pasar al Tenerife? ¿Cómo gestionó aquella salida?

Terminaba contrato en la UD. Tenía 21 años recién cumplidos y Las Palmas estaba en Segunda B. Esa temporada, el filial del Tenerife subía a Segunda B y el primer equipo en Primera. ¿Qué hizo Las Palmas? Me ofreció un año de contrato. El Tenerife me ofrecía tres. Por lógica, por asegurar dos años más en mi carrera, y por las formas de la gente que estaba en la UD, que fueron las que fueron, me decidí por el Tenerife. La noche antes de firmar, la UD me llama y que me iguala la oferta. Ya me había comprometido. Me visto por los pies. Di mi palabra y, por suerte, nunca pasé por el filial. A partir de ahí, la carrera que tuve: ocho campañas en el Tenerife, acabar quintos, llegar a las semifinales de la UEFA. Es una carrera, que siguió en el Levante y Valladolid, de la que estoy muy orgulloso. Creo que hubiera aguantado más si no llega a ser por las lesiones.

¿Le hubiera gustado cerrar el ciclo en Las Palmas? Volvió por aquí para entrenar.

Tenía pendiente una prueba en el Leeds y tenía que mantener el tono. Las Palmas me abrió la puerta y agradecido por ello. Tenía 34 años y me ofrecía tres más de contrato allí. Empecé a entrenar para mantener la forma aquí y me rompí un cartílago donde ya tenía una lesión que me dejó 20 meses en blanco. Era empezar de nuevo otra vez. Lo de Inglaterra se cayó y lamentablemente se acabó. Es tan importante dejar el fútbol antes de que te deje él a ti.

¿Cómo ve a su sobrino Álex? Parece que le ha llegado su momento, ya crecido, pero parece que sí.

Ha llegado tarde porque debutar en el primer equipo con 27 años es hacerlo tarde. Es un jugador que han tenido desde los 12-13 años. Las circunstancias le obligaron a salir de la UD porque no creyeron en él. Se fue, pudo ser regular y volvió a Las Palmas. Siguió en filiales, trabaja como todos sabemos y después le dan el empujoncito para que tenga minutos. El rendimiento de Álex Suárez es el que tiene desde los 14 años. Yo lo he visto y hablo como entrenador, no como tío. Conozco la posición algo y sé que tiene fundamentos para que se le hubiera dado la oportunidad antes.

Si algo lo define es la perseverancia. Agarró su oportunidad y no la ha soltado.

Estaba de segundo entrenador en el División de Honor Juvenil. Fuimos a un Campeonato de España donde hizo un trabajo increíble. Equipos tan grandes como el Sevilla se interesaron por él. Siguió en la UD, empieza la pretemporada con el Regional y lo descartan. Es lo que hablábamos antes: el fútbol da mil vueltas. Termina en el Acodetti y vuelve a hacer la pretemporada con Las Palmas y lo descartan de nuevo para irse a jugar al Villa otros dos años hasta volver al filial. Es un jugador con el que creo que no se han portado bien, pero que se merece por méritos propios estar donde está y disfrutar de este momento. Ojalá pueda disfrutar del derbi como titular porque se merece vivir ese tipo de situaciones por todo lo que ha pasado.