Seis de los nueve derbis disputados en el Estadio de Gran Canaria han terminado en tablas y, de esos seis, tres son los más recientes. Un Las Palmas-Tenerife no tiene ganador desde la temporada 2013/2014, en la que un postrero gol de Vicente Gómez dio los tres puntos a los amarillos después de un duelo equilibrado, como mandan los cánones de este tipo de enfrentamientos de la máxima rivalidad.

Otra circunstancia que abunda en la igualdad reciente tiene que ver con el número de goles que han disfrutado los espectadores que han acudido a Siete Palmas desde que acoge los partidos de la UD. El primer derbi en ese recinto fue en 2003: 1-1. Es el resultado más repetido desde entonces (hasta en cuatro oportunidades). El empate a cero se ha producido en dos ocasiones, la última en el curso pasado cuando el Tenerife defendió con diez por la tempranera expulsión de Carlos Ruiz.

De los tres triunfos que se han dado en el Gran Canaria desde que los derbis se trasladaron allí, todos fueron por la mínima. Los blanquiazules conquistaron el feudo amarillo en la 2008/2009, temporada de su último ascenso a la máxima categoría. Alejandro Alfaro fue el autor del gol (0-1). Devolvió el golpe Las Palmas la siguiente vez que se vieron las caras, en la 2010/2011, con el Tenerife ya descendido a Segunda B y repleto de bajas (1-0). El otro éxito local fue el ya mencionado en 2014, última victoria grancanaria en un clásico.

Al Tenerife, capaz de puntuar en ocho de sus once últimas visitas ala isla vecina y en siete de las nueve que ha comparecido en Siete Palmas, no se le da mal el derbi por mucho que le esté costando volver a ganar a domicilio. En el Heliodoro, en cambio, ha sorteado las últimas diez visitas marillas sin grandes sobresaltos (seis victorias y cuatro empates).

En definitiva, si usted va a rellenar la quiniela de este fin de semana y no le pueden los colores, póngale una X. Tendrá, según las estadísticas, más opciones de acertar.