Pelear por el bronce es una cuestión de orgullo

Todavía lastimado por la dolorosa derrota en semifinales contra el Galatasaray, cuando se fue desangrando poco a poco y sin remisión, La Laguna Tenerife se propone resetear para acabar la Basketball Champions League con una sonrisa. Aquella que le dejaría el tercer puesto final.

Un bronce que reportaría a los aurinegros una medalla de bronce, al margen de un botín de 100.000 euros, pero por encima de todo el salir airoso de una cuestión de orgullo. Aquel lastimosamente herido por 25 minutos para el olvido en su último partido que tiraron por borda una racha inmaculada de 14 victorias desde el arranque de curso.

El escenario de esta tarde no es nuevo para este Canarias, que ya vivió un caso practicante idéntico hace dos años en Málaga, cuando tras perder de manera traumática el viernes ante el Hapoel Jerusalén (en aquella ocasión remontó 15 puntos y tuvo el tiro de la victoria), ya se desquitó ganando en la consolación al anfitrión Unicaja. Esta vez el adversario es el AEK, que pese a ejercer de organizador vio cercenadas sus opciones ante el propio Unicaja, que demostró su capacidad de recuperación levantando un partido que también le olía a desastre.

Para volver a repetir presencia en el cajón continental (sería la cuarta consecutiva para el cuadro lagunero) el Canarias deberá agarrarse a, como mínimo, uno de dos parámetros claves. Uno de ellos, alargar su excelso arranque de partido ante el Galatasaray, cuando sus prestaciones a media distancia y cerca del aro (llegó a estar con 13/16 en tiros de dos) le reportaron una renta de 15 puntos antes del descanso. En ese supuesto, la dupla Huertas-Shermadini volvería a ser, como en la mayoría de las últimas semanas, clave.

La otra arista a la que puede agarrarse la escuadra tinerfeña es el tiro de tres, una de sus grandes virtudes durante casi todo el curso, pero la gran rémora de las semifinales (el cuadro aurinegro llegó a estar con 2/20 tras una racha de 0/13), y también la de las dos derrotas anteriores frente a Real Madrid y Unicaja. Recuperar la mejor versión de Kramer (que lleva 4/23 entre sus últimos encuentros) se antoja clave para generar un mayor peligro y a la vez moverse en esos porcentajes incluso superiores al 40 por ciento de efectividad que tan buenos réditos han reportado a los de Vidorreta.

Delante, el equipo canarista tendrá a un rival, el AEK, que como él también afronta está consolación como un asunto de honra. La que debe restañar ante su fanática hinchada y que el viernes, con casi 9.000 gargantas, convirtió el Sunel Arena en un infierno. Esa compostura y tablas que demostró el Unicaja dos días atrás (rompiendo la racha de los griegos de ocho triunfos como locales) la que debe mostrar hoy también La Laguna Tenerife. Eso, y muchas piernas, porque delante volverá a tener un equipo que basa gran parte de su juego en las prestaciones individuales de sus jugadores de perímetro, caso de Hunter Hale, Prentiss Hubb y C.J. Bryce, sin olvidar un juego interior donde Grant Golden promedia en sus dos últimos partidos 19 puntos, 5,5 rebotes y cuatro asistencias para 23,5 créditos de valoración.

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