El Canarias se desangra en el tiro exterior y deja escapar la medalla de bronce

Otra renta mayúscula por el sumidero. Un nuevo día aciago en el tiro de tres que lo aleja del podio. La Laguna Tenerife se ha quedado fuera de las medallas en la Basketball Champions League tras caer por 73-77 ante el AEK en un partido que los de Vidorreta llevaron controlado durante más de tres cuartos, pero que acabaron regalando en un pobre final (parcial de 11-21 en contra en cinco minutos), donde el lanzamiento exterior les condenó.

Llegó a estar 17 arriba el Canarias en varios tramos del partido, e incluso con 15 de renta con el 47-32 tras 24 minutos de juego. Fue tras el triple de Kramer, el último que anotó el conjunto isleño al que se le cerró por completo el aro de ahí hasta la conclusión. Desde ese momento, y aunque trató de aguantar a base de su acierto en el tiro libre y algún rebote ofensivo que rascó, el cuadro lagunero no dio una desde el arco. Hasta 12 errores seguidos desde más allá desde el 6,75, los finales para ganar o al menos forzar la prórroga.

Un 8/32 final que no mejoró por mucho más el AEK con su 7/21, pero con la gran diferencia de que supo golpear en el momento preciso, con tres de esos aciertos en el tramo definitivo. Golpe letal de un cuadro griego siempre a remolque y que sacó máximo partido a los escasos 62 segundos que estuvo por delante. David Kramer, con 15 puntos (pero 1/6 en triples) fue el máximo anotador del conjunto isleño, que echó en falta el pobre día en el tiro de Huertas y Shermadini (excelso en el rebote ofensivo), que sumaron 3/16 en tiros de campo para ser incapaces de mantenerlo a flote pese a llegar con 63-56 a favor a los últimos cinco minutos.

No estuvo muy atinado delante el Canarias de entrada pese a que produjo dos veces casi seguidas desde el arco (2/3 en libres de Kramer y triple de Scrubb) para el 5-2. Pero esa general falta de acierto resultó ser pecado menor toda vez que la ausencia de puntería en el AEK fue todavía mayor. Sin embargo, el gran elemento diferenciador del tramo inicial fue la presencia en el rebote de la escuadra tinerfeña.

Debajo de su propio aro el Canarias fue un seguro de vida (solo concedió una segunda opción en todo el cuarto) para hacer efectivos esos errores de los helenos; pero es que delante Shermadini fue un valladar, paliando con varios rechaces en el tablero rival su mal día en la definición.

Gracias a lo que produjo tras esas segundas oportunidades (siete en menos de cinco minutos) el Canarias empezó a ir con asiduidad al tiro libre (8/11 en el primer cuarto), desde donde palió (13-6) una hoja de servicios que llegó a ser de 0/8 en el tiro de dos. Esa desastrosa estadística la rompió, después de más de nueve minutos, Costa (15-6), lo que unido a un par de buenas acciones de Jaime Fernández llevaron la renta aurinegra a la decena coincidiendo con el final del primer periodo (21-11).

Sin tener ya tanta presencia en el rebote ofensivo, gracias en gran medida a su mayor acierto (triple de Doornekamp y canasta de Costa), pero sobre todo con una gran aplicación defensiva de la segunda unidad, el Canarias estaba dejando a su rival en solo 11 puntos en 13 minutos para poner tierra de por medio (26-11).

A pesar de algún regalo absurdo y que Tucker le dio una bocanada de aire fresco al AEK, la renta isleña creció hasta los 17. Primero con un triple de Jaime Fernández (30-13) y a continuación con un mate de Badji (32-15). El dominio canarista después de 15 minutos era absoluto. Casi insultante. Pero como en las semifinales, y justo en el mismo tramo de partido, La Laguna Tenerife pareció entrar en un inexplicable agujero negro.

Muchos errores en el tiro y alguna mala decisión de Huertas (llegó al descanso con un 0/5) por un lado; y la soltura para antar de Tucker y una mayor presencia en el rebote ofensivo de los atenienses por el otro, hicieron que al Canarias, y pese a que Vidorreta trató de frenarlo rápido con un tiempo muerto, se le empezaran a asomar los fantasmas de su duelo contra el Galatasaray (33-26). Con Huertas anotando solo desde el tiro libre, la aparición de Abromaitis, autor de un triple y robo inmediato dieron un respiro a los de Vidorreta, que gracias a un libre de Kostadinov llegaron al intermedio con una nada desdeñable renta de 11 puntos (39-28).

Tanteador netamente bajo, marcado por los pobres porcentajes en el tiro de dos, con sus dos jugadores más fiables (Huertas y Shermadini), acumulando entre ambos un inusual 0/9. A cambio del 4/17 en lanzamientos de dos, el Canarias fue más incisivo que nunca en el rebote de ataque (11 para siete puntos en segunda opción), y alargó su rotación todo lo que pudo, con 20 tantos de sus hombres de banquillo y habiendo anotado los 11 que saltaron a cancha. Pero por encima de todo, y pese a algún desajuste, las prestaciones defensivas de los laguneros fueron superlativas, llevando al total acogotamiento defensivo a su rival, que tras 20 minutos estaba en 9/27 y ya sumaba 11 pérdidas.

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A la vuelta de vestuarios el Canarias apretó el mismo botón que mantuvo pulsado en el arranque del partido: el de generarla una brecha mayúscula a su rival en el rebote ofensivo, generalmente de la mano del georgiano. Gracias a las manos del georgiano llegaron un triple de Huertas, una canasta del propio Gio y otros tres puntos de Kramer para el 47-32. En apenas 23 minutos Shermadini ya sumaba 10 rechaces en aro ajeno para ser el responsable de que la renta volviera a su tope (49-34).

Ahí le volvió a costar un mundo anotar al cuadro lagunero, que de nuevo apretó los dientes en defensa para evitar reacción alguna de los griegos (51-36, 27'). Al menos de forma momentánea, porque el control de su rebote (con Abromaitis muy sólido) y una penetración de Drell (55-41), no tuvieron continuidad en los compases finales del periodo, ya que con un 0-5 el AEK abrió la puerta a la esperanza (55-46) para los helenos.

Un primer arrón heleno

Ese punto de inflexión (55-48) parecieron frenarlo Drell con su insistencia interior y Shermsdini con un enésimo rebote ofensivo, pero el AEK ya había logrado que el partido se agitara y, a la carrera, tuvo incluso adicional para ponerse a cuatro (57-52). Kramer con cuatro puntos y un robo enfrió un poco la atmósfera del Sunel Arena (61-52), pero el Canarias jugó con fuego por culpa de su errático tiro exterior.

El AEK contestó desde cerca del aro y también desde el 6,75 para seguir arañando su desventaja (63-59). Viviendo solo de los libres (dos de Huertas y otro par de Fernández), el Canarias se complicó sobremanera, porque su rival siguió haciendo daño desde el arco y también cerca del aro (65-64, 36'). La tendencia se mantuvo y con tres libres de Hale el AEK igualó la contienda (67-67).

Con poco más de dos minutos de jugar el Canarias pareció tener nervios de acero en ataque con las trabajadas canastas de Kramer y Doornekamp (71-69), pero el AEK ya estaba lanzado y sacando petróleo de dos balones sueltos en el rebote de ataque metió de tres con Hale y después -tras el error de Doornekamp- bajo el aro por medio de Tucker (71-74).

A 18 segundos del final, el AEK evitó el tiro de tres e hizo falta a Kramer, que anotó los dos libres (73-74) dejando 15 segundos por delante. Hale (tras unos probables pasos) forzó falta y no perdonó para el 73-76. El Canarias buscó a Kramer pero alemán lanzó muy forzado y desde muy lejos. En el rebote Abromaitis fue el último en tocar cuando el balón se perdió por banda. Ahí se acabaron las opciones de un Canarias que acabó muriendo por su pobre tiro exterior.