Las semis de siempre y más ganas que nunca

Fiel a su cita con las semifinales coperas –será la séptima que juega en las ocho últimas ediciones del torneo– La Laguna Tenerife se topa esta tarde con otra oportunidad para hacer historia. Aquella que supondría para los aurinegros el jugar la segunda final de su historia. Un reto mayúsculo y de dificultad máxima que tendrá al Unicaja como oponente, pero también un propósito al alcance de las manos del bando aurinegro, que llega a este envite con no pocos argumentos para pensar en positivo.

El primero y más tangible, el estado de forma deportivo, toda vez que en los últimos dos meses el bando canarista solo ha caído en uno –visita al Real Madrid– de sus 13 compromisos entre ACB, BCL y Copa. A ello se añade el subidón y refuerzo morales que han supuesto para los isleños sus dos más recientes encuentros: victoria en Murcia con triple sobre la bocina, y triunfo en cuartos contra el Barça tras ser capaz de remontar una desventaja de 11 puntos en el tercer periodo.

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Pero es que además el Canarias cuenta en esta ocasión con un plus casi a pedir de boca: el de tener un día extra de descanso y no verse obligado, como en sus más cercanos precedentes, a jugar apenas 24 horas después el duelo de semifinales, e incluso el de la final. Y ese periodo extra es un balón de oxígeno para una plantilla veterana y nada física como la del Canarias.

Más frescura de pulmones y de piernas totalmente necesaria ante un adversario que probablemente posea la plantilla más larga y compensada de toda la ACB, y que además no tuvo que pasar por grandes desgastes en su cruce de cuartos de final del jueves contra el Joventut (100-83). Ninguno de los pupilos de Ibon Navarro alcanzó, de hecho, los 22 minutos en cancha.

También escenario ideal para los andaluces, que tratarán de imprimir una velocidad extra al juego para intentar hacer sufrir a los aurinegros. Y es ahí precisamente donde más aplicados deben estar los jugadores canaristas, que no solo tienen como ejemplo antecedentes cercanos contra un club con un estilo más que definido y conocido, sino también lo sucedido el jueves, cuando dejó irse al Barça hasta los 54 puntos en solo dos cuartos.

Sabe Vidorreta que otra de las premisas de su rival será, al margen de darle velocidad al encuentro, tratar de cortocircuitar la dirección de juego de los aurinegros, en especial la de Marce Huertas. Es por eso que será habitual ver coincidiendo en cancha al paulista con Fitipaldo. «Son una gran pareja», valoraba ayer el técnico canarista del uruguayo, cuya labor de desahogo de su compañero de puesto resulta vital ante defensas presionantes como será la del Unicaja, el equipo de la ACB que más balones recupera, con 9,15 de media, yéndose hasta las 12 el jueves ante el Joventut.

Pero más allá de no sufrir en demasía en la dirección de juego, el Canarias necesita hoy también más aportaciones, como la de un Fran Guerra ya en plan estelar contra el Barça, y también la de su perímetro –es el segundo que más mete de la liga–, que no puede permitirse el lujo, como en los cuartos, de pasarse más de 14 minutos sin producir de tres.