Copa del Rey Gran Canaria 2025

Los detalles dejan a La Laguna Tenerife sin final

Un mal final de tercer cuarto, con 34 puntos encajados, el acierto de su rival desde el tiro libre y el juego demasiado pegajoso del Unicaja obran la eliminación de La Laguna Tenerife

Las Palmas de Gran Canaria

Se agarraba la camiseta, a base de tirones, mientras maldecía sin freno, Marce Huertas al final del partido. Se lamentaba el paulista de la infinidad de contactos y jalones sufridos a lo largo del encuentro. Por él y por el resto de sus compañeros. El ejemplo de un juego más que físico del Unicaja que acabó sacando de la cancha a La Laguna Tenerife (90-83) y dejándolo sin final de Copa. Un detalle más que no por ser esperado no resultó definitivo en la suerte final de un choque.

Otro déficit más que condenó a los de Txus Vidorreta. Como igualmente lo hicieron variables que no entraban en el guión, como los tres triples anotados por Alberto Díaz, o el elevado porcentaje de tiros libres que presentó el Unicaja (12/12 en el tercer acto). Aquel que le faltó a los isleños: 7/13 al intermedio.

Los 34 puntos encajados en esos diez minutos posteriores al descanso fueron también definitivos para un equipo que supo remar contra contracorriente tras un blando inicio en la pintura, pero que dejó escapar vivo al Unicaja antes del descanso. Gio Shermadini, fue el más eficiente de los canaristas con 13 puntos, siete rebotes y cuatro asistencias para 26 de valoración. Huertas se fue hasta los 18 puntos, pero le costó entrar en calor (no anotó en juego hasta la segunda mitad) y estuvo siempre muy incómodo ante la defensa al límite de Díaz. Fran Guerra anotó 16 tantos, pero en cambio fue un agujero defensivo. El 2/10 entre Doornekamp y Abromaitis lastró igualmente a los aurinegros.

Sufrió un agujero enorme de entrada el cuadro tinerfeño, que dejó campar a sus anchas a Sima debajo del aro. Desde el balance defensivo del salto inicial, pasando por varios rebotes concedidos, y una nula recuperación en el 2x2. Todas las acciones con Fran Guerra como señalado pese a que el grancanario trató de sumar también en el otro aro (9-8).

Se agarró al partido el Canarias gracias su buena circulación para acabar encontrando en las esquinas a sus tiradores, que no fallaron desde el 6,75 para mantener apretada la contienda (15-14) a pesar de que esa grieta interior se mantenía para los laguneros. Y es que su rival había anotado, de manera directa o indirecta (un libre tras rebote ofensivo), todos sus puntos dentro de la pintura, ahora con Kravish enseñando las costuras de Shermadini.

Con esas rotaciones comenzó a sufrir más el Canarias, pero esta vez también en ataque, porque la dupla Díaz-Carter cortocircuitó a los manejadores del cuadro isleño, muy incómodos tanto para recibir, como para pasar de media cancha y todavía más para distribuir juego. Se disparó así el cuadro lagunero hasta las cinco pérdidas, algunas de ellas castigadas por el Unicaja con rápidos balances para un 6-0 que pareció dejar medio groggy a los de Vidorreta (21-14), que agradecieron la bocina del final de cuarto.

Paréntesis de dos minutos que permitió a los isleños coger aire, reordenar ideas y, sobre todo, apretar su particular botón rojo. Esa llamada de auxilio hizo que el Canarias empezara a encontrar dentro (pese a que Huertas estuvo más que acogotado por un Díaz siempre un punto por encima de lo legal) a Shermadini. El georgiano anotó hasta en cinco ocasiones consecutivas para casi capitalizar un parcial que llegó a ser de 0-11 (21-25), y también se aplicó en labores defensivas y reboteadoras, e incluso asistió para el triple de Sastre (23-28).

Llegó a lanzar el Canarias para el +8 (triple de Huertas), pero ahí enlazó varias acciones de esas que no se puede permitir ante un rival como el Unicaja, que corrió primero (2+1 de Djedovic) y sacó petróleo después de un Guerra demasiado hundido (triple de Perry para el 31-30). Superado ya el ecuador del segundo el duelo se igualó por completo (33-33), y aunque el Canarias estaba llevando -en la mayoría de la acciones- el duelo a su terreno, también quedaba la impresión de que por el camino se estaba dejando varias acciones para que a su rival le entraran los nervios.

Guerra había mejorado notablemente sus deficientes prestaciones iniciales (finalizando tras recibir de espaldas y con un alley oop), pero a la vez lideraba una serie de errores, como el de un posteo y, sobre todo, el de los pobres guarismos desde el 4,60. Dos libres fallados por el grancanario se unieron a los otros cuatro del global del equipo al descanso (7/13), algunos de ellos con la sensación de que ese aro se empeñaba a escupir el balón. Tal y como ya había ocurrido con un triple de Doornekamp, y con el realizado por Kramer sobre la bocina. Altibajos que aún así no impidieron a los canaristas irse uno arriba al descanso (38-39).

A la vuelta de vestuarios se empeñaron ambos conjuntos en producir solo en segundas opciones o gracias errores de su rival. Un particular toma y daca que el Canarias aguantó gracias a los dos triples de Huertas (tras rebote ofensivo y después de robo en saque de banda) para el 45-47. Pero entre que el Canarias seguía sin definir dentro, que sus cuatro hicieron agua en dos triples, y que e Unicaja sí aprovechó cuando fue al 4,60 y se encontró con el plus de dos triples frontales de Díaz, el signo del partido varió por completo (55-49).

Aguantó el golpe el Canarias como pudo (libres de Huertas, triple de Kramer y posteo de Guerra), pero eso solo le sirvió para que la brecha no creciera, toda vez que el balance defensivo de los aurinegros no terminaba de ser del todo sólido, Díaz alargó su buena racha desde el arco, y además el Unicaja se mostró infalible desde el 4,60 con un 12/12 en el tercer periodo. Viajes a la línea que en varias ocasiones llegaron por contactos muy justitos de la defensa del cuadro canarista, penalizado en el otro aro por situaciones similares e incluso más evidentes en las que los colegiados se inhibieron.

Esa situación descontroló por completo al Canarias, ya al borde del precipicio mental y que siguió muy flojo bajo el aro para frenar a Sima (10 puntos en el tercer periodo) y haciendo aguas en el balance. En ocasiones porque lo buscó su rival, pero también porque se lo puso en bandeja, como el triple precipitado de Huertas que dio pie a una nueva contra cajista para el 72-60 con el que se llegó al final del tercer periodo.

Se desangraba el Canarias con los 34 puntos encajados en esos 10 minutos, casi tantos que los recibidos en toda la primera mitad. Una herida todavía mayor con el triple de Osetkowski para el 75-60. Tocaron ahí fondo los de Vidorreta, que aún así no quisieron claudicar prematuramente y reaccionaron con un 0-8 (con triples de Doornekamp y Fitipaldo) para el 75-68 con más de siete y medio por jugarse.

Tiempo más que suficiente, pero que La Laguna Tenerife no aprovechó, siendo blando atrás con Kravish y enlazando varias pérdidas ante el aumento de nivel defensivo de los cajistas. Regresó así el Unicaja a su colchón anterior (82-68) en lo que ya parecía un imposible para el conjunto isleño con solo cinco minutos por delante.

Entre Huertas y Guerra hicieron una última intentona (82-74), pero de nuevo dos acciones más que controvertidas (falta en un robo de Fitipaldo y personal en ataque de Guerra) frenaron la reacción aurinegra, más que por lo que produjo su rival, por el tiempo que se consumió por el camino (83-74).

El triple de Abromaitis y un libre de Shermadini abrieron una pequeña ventana al milagro (83-78), pero entre una posible antideportiva que se fue al limbo y dos triples errados por Huertas, el Canarias vio como se le terminaba de escapar la opción de meterse en la final.

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