Lluís Costa: «No me rindo fácil; nada de lo que merece la pena es fácil de conseguir»

Subir de nivel competitivo y tener por delante a jugadores como Huertas y Fitipaldo eran una empresa de suma dificultad para Lluís Costa. Pero el base barcelonés no ha perdido el desánimo y poco a poco se va haciendo un hueco en los esquemas de Txus Vidorreta. Ser importante para su equipo, llevarse el reconocimiento de la grada y asegurarse jugar la Copa del Rey son los regalos a su constancia de un inmejorable arranque de 2025.

Lluís Costa, con el balón de juego de la Liga Endesa sobre el parqué del Santiago Martín.

Lluís Costa, con el balón de juego de la Liga Endesa sobre el parqué del Santiago Martín. / ARTURO JIMÉNEZ

¿Se puede decir que en los últimos partidos Lluís Costa ha vuelto a sonreír como en Granada?

Sí, echaba de menos un poco tener estos momentos en pista y, como decimos los jugadores, vibrar en la cancha. Estas sensaciones, como las de meter un triple importante y ver que la gente se levanta, se echan mucho menos cuando no tienes tantos minutos. Estoy muy contento de los dos últimos partidos que hemos tenido en casa para recuperar estas sensaciones que tanto nos gustan a los jugadores.

Mucho más no puede pedir... Victoria, aportación suya, que la grada lo reconozca...

Sí, para mí el otro día fue muy emocionante, porque llevo muchos meses trabajando un poquito más en la sombra y tener la recompensa de jugar casi 15 minutos, poder meter dos triples en el último cuarto, que ayudaron al equipo a ganar, y el reconocimiento de la afición, pues, es muy bonito y muy importante también para mí como jugador, para darme fuerza para seguir trabajando y por este camino.

Evidentemente sabía dónde venía, pero ¿le ha costado más de lo esperado asumir el rol de secundario?

No, lo que pasa es que al final el jugador siempre quiere intentar ayudar más. Sabes que lo haces en el día a día y en los entrenamientos aportando tu granito de arena, pero no es lo que quiere el profesional, sino tener minutos. Sí sabia dónde venía y lo que me toca es demostrarle al entrenador que puede confiar en mí y ganarme los minutos. Es algo que hay que hacer poco a poco, porque además los dos bases que tengo delante son buenísimos y llevan muchos años con él y son de su total confianza.

¿Llegó a pensar que venir al Canarias no fue la mejor decisión?

Para nada. De hecho tuve la posibilidad de salir de aquí hace como mes y medio o dos meses, y no me lo planteé de ninguna manera. Tome la decisión sabiendo que esto podía ocurrir. No soy de los jugadores que se rinde tan fácil, que venía aquí a probar y al cabo de un mes y medio ya tiro la toalla. Para nada. A mí me costó mucho llegar a la ACB, y por eso creo que hay que tener resiliencia y seguir trabajando, porque nada en la vida ni nada de lo que merece la pena, es sencillo de conseguir. Por ello nunca me planteé salir, ni ahora me arrepiento.

Ya había vivido, en Hungría, una experiencia similar. ¿No se le aparecieron esos fantasmas en los primeros meses en el equipo?

La verdad que no. Repito que todo lo que merece la pena es complicado y vine aquí para dar un paso adelante en mi carrera o para poder tener la posibilidad de jugar una Copa. Sabía que existía la posibilidad de no jugar, y por eso no me iba a dar por vencido el segundo mes de no tener los minutos que a mí me gustaría, y más cuando el equipo está ganando. En mi familia no me inculcaron eso durante mi infancia.

Entre aquel breve periplo por Hungría y no tener hueco en la ACB, estuvo muy cerca de dejarlo, profesionalmente, justo antes de que apareciera Granada...

Sí, eso es cierto. Las ofertas que tuve después de Hungría no me merecían la pena, y con 27 años y acabando la carrera universitaria tenía otras inquietudes. Por eso me planteé muy seriamente que si no me salía un proyecto atractivo que me encajara en lo económico y en lo deportivo, pues me iba a quedar en casa y afrontar la vida de otra manera. Pero apareció Granada y me dio ese soplo de aire fresco. Fue llegar ahí y como caer de pie. Si no hubiera sido por ellos seguramente ya no estaría jugando, o al menos no a este nivel.

Sobre la Copa, el otro día dio a entender que la clasificación fue como un regalo de Reyes...

Sí, sin duda. Había ido a muchas Copas como aficionado y siempre decía que uno de mis sueños como jugador era jugarla. Y en vez de verlo desde la grada ahora podré tener la experiencia de estar en la pista. Es algo muy bonito para mí y para toda mi familia, que también son asiduos a la Copa. Ha sido un reglo muy bonito. La verdad es que fue un regalo de Rey muy bonito. El equipo tiene realmente opciones.

¿Ve al Canarias con opciones de hacer de nuevo algo gordo? ¿Será cabeza de serie?

Sí, creo que seremos cabezas de serie. Y sobre hacer algo importante pienso que podemos ganar a cualquiera, y más si es en un campo neutral, pero también es cierto que es muy difícil ganar tres partidos seguidos contra este nivel de contrincantes, aunque estamos en una muy buena dinámica.

Nunca ha ganado al Real Madrid como profesional. ¿Ya toca?

No lo he hecho, no. Estaría muy bien, aunque si se puede elegir prefiero que sea en Copa. La verdad cuando estás en un equipo como Granada, con todos mis respetos a Granada, es muy complicado ganar a estos equipos. Aquí te ves más capaz, pero sigue siendo muy complicado, y más viendo que otra vez han puesto una velocidad de crucero tras una racha algo mala.

Al margen de la resiliencia de la que hablaba, ¿ayuda llegar a un sitio y tener a gente que ya conoce, como por ejemplo David [Kramer] o el propio Jaime [Fernández], que es muy buen amigo suyo? ¿En esos momentos delicados han sido confidentes, paño de lágrimas o muleta en la que apoyarse?

Soy una persona que no me gusta exteriorizar las cosas y me lo quedó bastante para mí. Todo el mundo tiene sus problemas como para que yo lo cuente los míos. En casa mi pareja sí lo ha vivido y sufrido más. Pero siempre tiendo a ser muy positivo en todo, y creo que esto, dentro de lo malo, no es lo más importante. Este verano tuve la mala suerte de que enfermó mi madre muy grave, y lo hemos pasado muy mal hasta hace relativamente muy poco. Ahí valoras realmente lo que es importante y relativizas las cosas.

¿Cómo es el día a día con Huertas y Fitipaldo?

Una gozada. Tenerlos cerca es un privilegio. La verdad que es la hostia. Otro de los motivos por los que vine fue sobre todo por Marce, una leyenda no solo del baloncesto español, sino también internacional. Estar a diario al lado de los dos te permite empaparte de lo que hacen ellos y subir el nivel.

Los minutos han estado caros estos meses, pero tiene pinta de que lo estarán todavía más con la vuelta de Jaime Fernández...

En este momento estoy pensando en lo que tenemos ahora, disfrutando cosas como lo que viví el sábado. Cuando vuelva Jaime ya se verá, pero evidentemente será una gran buena noticia y una alegría para mí que regrese Jaime, que además es muy amigo mío y sé lo que ha tenido que sufrir y trabajar para volver a las canchas.

¿Se esperaba el rendimiento tan bueno de David [Kramer]?

Yo sabía el nivel que podía dar, aunque el año pasado quizá no tuvo la regularidad que está teniendo ahora. Su nivel es espectacular, pero no me sorprende porque ya vi lo que podía hacía tanto delante como detrás, aunque a veces esté teniendo problemas con las faltas...

¿Y el del equipo pese a tener que sortear problemas individuales?

No me sorprende porque durante mucho tiempo he visto trabajar y cómo juega este equipo. Lo que sí veo es que la gente ha normalizado una situación extraordinaria. El otro día escuchaba que hasta ahora solo el Barça y el Real Madrid habían logrado estar en nueve copas seguidas, y eso es algo espectacular que ya se da como algo normal, pero que en realidad es muy complicado. Al final todo el mundo se acostumbra rápido a lo bueno, pero es muy complicado lo que está logrando este club, que hace relativamente poco estaba en la LEB. Está haciendo las cosas increíblemente bien y se ha convertido es un club espejo para muchos otros.

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