Copa del Rey Badalona 2023 | Semifinales

El tapón con el que tocó la luna

Jugadores, técnicos y aficionados celebran a lo grande la acción de Tim Abromaitis que vale la primera final nacional del canarismo

La canasta de Cook y el tapón de Abromaitis provocaron anoche un estallido de júbilo entre todo el canarismo.

La canasta de Cook y el tapón de Abromaitis provocaron anoche un estallido de júbilo entre todo el canarismo. / ACB Photo

El 19 de febrero de 2023 quedará ya para la historia del Canarias. Es el día en el que, por primera vez, el cuadro lagunero se clasifica para una final nacional tras jugar varias internacionales. Lo rubricó con un tapón de Abromaitis, una acción con la que tocó la luna.

Estrenaba ayer el Lenovo Tenerife su espectacular equipaje blanco. En un equipo y cuerpo técnico en el que no se deja nada a la improvisación y en el que un inesperado cambio de rutinas supone un quebradero de cabeza, no repetir con el uniforme negro con el que había conquistado la Intercontinental y además logrado el pase a semifinales de la Copa podía generar cierta incertidumbre. Pero no, el Canarias se sacudió esa posible superstición.

Lo hizo en un triunfo tan agónico como luego celebrado por cómo fue el desenlace. Con una canasta de Cook, con un tapón de Abromaitis en el que Tim rompió el techo del Olimpic y se elevó hasta la luna para frenar la penetración de Parra. Era el premio al esfuerzo de sufrir de principio a fin. Hubo estallido de felicidad dentro de la cancha. Jaime Fernández corrió a un extremo mientras buena parte del resto se abalanzaban sobre el héroe.

El tapón con el que tocó la luna

El tapón con el que tocó la luna / Carlos García

Mientras, el principal mecenas del club Alberto Ruano -máximo responsable de Levono en España- y de riguroso amarillo, no contenía su alegría con numerosos saltos de felicidad. Marce Huertas, por su parte, se echaba las manos a la cabeza, como si no se creyera lo logrado.

Más alejados de la cancha, los casi 500 seguidores canaristas, sufridores de inicio a fin, pero cargados de que su equipo podía agarrarse al partido hasta el suspiro final. Cabreo por el criterio arbitral y uñas mordidas en cinco minutos finales tan eternos como angustiosos. Hasta que llegó la jugada final. Con Parra desequilibrante casi todo el partido, su desborde por la izquierda tenía todos los pronunciamientos para acabar en canasta. Pero no. Apareció Tim y se elevó hasta la luna para llevar a su equipo a la final. Es el premio a un trabajo serio y continuo de muchos años. Es otra recompensa más a una afición que está viviendo unas temporadas que nunca podrán olvidar. Hoy, con regreso al uniforme negro –el Lenovo es local–, el Canarias también quiere, como hizo con el Granca y ayer con el anfitrión, eclipsar al Unicaja para hacer aún más grande su leyenda.

Suscríbete para seguir leyendo