Copa del Rey Badalona 2023

Al Lenovo le falta gasolina para ser campeón

El cuadro tinerfeño ve como se le escapa su primer título (80-83) tras desperdiciar una renta de nueve puntos dentro del tercer acto (56-47)

Huertas y Rodríguez luchan por un balón con Barreiro.

Huertas y Rodríguez luchan por un balón con Barreiro. / LOF

La Copa del Rey se le va de entre las manos al Lenovo Tenerife. Pese a firmar un partido muy serio e inteligente durante casi tres cuartos y llegar a disponer de una renta de nueve puntos cerca del minuto 30 (56-47), el cuadro canarista vio como se le vació por completo el tanque para acabar cayendo contra un Unicaja (80-83) más entero en el momento de la verdad.

Los de Ibon Navarro firmaron primero un parcial de 4-13 para el 60-60 al que aguantaron los aurinegros, pero después replicaron con otro de 3-12 (69-77) para el que ya no tuvo capacidad de respuesta el conjunto de Vidorreta, negados tras el descanso en el tiro exterior (llegaron a estar con un 2/15 en esos dos cuartos antes de la estéril canasta de Fernández), pero sobre todo muy permisivos para cerrar su propio rebote. Hasta 16 segundas opciones capturó el Unicaja, de los que produjo un total de 14 puntos. El Canarias, por su parte, solo rascó tres rechaces ofensivos.

La gran labor de Marce Huertas, con canastas inverosímiles, y autor de 21 puntos, cuatro rebotes y 10 asistencias para 26 de valoración; y de Gio Shermadini, que sumó sin brillantez pero de forma constante para irse a los 20 tantos y nueve rebotes para 31 de nota, no fueron suficientes.

Una penetración de Cook y un triple de Salin para el 5-2 dejaron sensaciones positivas de inicio para el Canarias, que sin embargo no dio continuidad a su acierto desde el perímetro, a la vez que tampoco supo atar en corto los tiros laterales a tres metros -evitando el contacto interior- de Kravish, que igualmente incomodó a Huertas en los 2x1 exteriores (5-9).

Con Shermadini bien tapado dentro con ayudas que le encimaban incluso antes de que recibiera el balón debajo del aro, la entrada en cancha de Jaime Fernández le dio aire fresco a los de Vidorreta. El madrileño anotó de tres en la primera pelota que tocó, fue vertical y trató de meter el balón dentro para los postes, además de que también se aplicó atrás con dos robos.

Con el impulso de su nuevo combo el Canarias cambió su dinámica y recuperó la delantera en el marcador (16-14). Una ventaja con la que hubiera llegado el cuadro lagunero al término del primer cuarto de haber visto los colegiados un balón que salió por banda y fue interceptada por Ibon Navarro, pero que se puso en marcha sin el preceptivo toque de balón de los árbitros. La jugada -y por extensión el acto inicial-, terminó en un triple de Kalinoski para el 16-17.

Marcador desfavorable (16-19, 11') pero la sensación de que el Canarias, salvo algunos detalles, estaba acercando el partido al ritmo que más le convenía. Y entre esos detalles, al margen de un triple de Huertas a la remanguillé e imposible para cualquier otro, estaba encontrar con claridad a Shermadini en el interior. Y en eso empezó a insistir el cuadro de Vidorreta para hacer que el georgiano produjera con cierta asiduidad.

Abierta esa rendija (el interior anotó siete puntos en un par de minutos), el Lenovo también salió airoso en otro duelo particular en el que se enfrascaron Huertas y Perry. Y es que el base del club malagueño se empeñó en penetrar pasado de revoluciones, todo lo contrario que el brasileño, que le dio más criterio a sus acciones, ya fuera para correr (triple de Doornekamp), para buscar dentro a Shermadini, o bien para culminar él mismo con canasta un quiebro a su par. Con la aportación de sus dos capitanes generales el Canarias pegó un acelerón rubricado con un parcial de 8-0 para el 33-26.

De hecho, tuvieron los de Vidorreta ataque para irse nueve o diez arriba. Pero ahí se metieron los aurinegros en un carrusel de pérdidas (tres seguidas para siete al descanso) del que también se contagió el Unicaja. Aún así, los laguneros empezaron a sufrir de forma manifiesta uno de sus problemas habituales, el de cerrar su propio rebote. De hasta nueve segundas opciones dispusieron los de Navarro antes del descanso, aunque lo más sangrante es que muchas de ellas llegaron de las manos de los pequeños del club cajista.

La cuarta pérdida de Huertas (en otra acción en la que los colegiados quisieron mirar para otro lado) permitió al Unicaja igualar la contienda (36-36 tras triple de Kalinoski) justo antes de una dudosa falta ofensiva de Salin que puso al cuadro canarista a un solo paso de desquiciarse. Afortunadamente otra genialidad de Huertas, esta vez con un triple desde casi medio campo sobre la bocina, permitió a los laguneros cerrar el acto con una pequeña ventaja en el marcador (39-37) y un clima de menor nerviosismo.

Acciones negativas

El cambio de dinámica pareció quedar en nada a la vuelta de vestuarios, porque el Canarias encadenó varias acciones negativas y mantuvo abierta su hemorragia del rebote defensivo (tres más del Unicaja en apenas un suspiro), lo que llevó a encajar un parcial de 0-7 para el 39-44. Momento delicado que atenuó Salin con un triple desde la esquina, aunque como sucedió en el segundo acto fueron Huertas y Shermadini los que enseñaron galones para producir entre ambos 11 puntos seguidos en un 14-0 que disparó a los isleños hasta el 53-44 (26').

La renta se mantuvo para los laguneros con un triple de Fitipaldo (56-47), pero ahí el Unicaja tiró de la mano de sus pequeños. Como habían hecho antes Huertas y Shermadini, el relevo lo tomaron Carter y Kalinoski, que monopolizaron 13 puntos seguidos para devolver el equilibrio al marcador (60-60) justo antes del último cuarto. Al Canarias se le había evaporado un colchón de nueve puntos, y no solo por el acierto de su rival, sino por un descenso en la producción exterior (2/7 en el tercer cuarto) y porque apenas tenía presencia en el rebote ofensivo: solo tres en 30 minutos.

Un triple de Carter y una mala transición defensiva dieron ventaja al Unicaja (62-65) y aunque Jaime y Huertas asumieron la responsabilidad (66-65), dos malas acciones (otro rebote concedido y pérdida en línea de pase) volvieron a poner por delante a los andaluces (66-69).

Sabor amargo

Condicionados casi de forma exclusiva a la producción de Huertas (69-71) al Lenovo le estaba costaba un mundo anotar, sobre todo en tiros liberados (Huertas y Doornekamp). Todo lo contrario que su rival, que castigó con sendos triples, desde la esquina (Barreiro) y en el desbloqueo de Osetkowski (que llevaba 0/4). Fue solo un 0-6, pero un golpe casi mortal para lo que se había espesado el partido y con solo tres minutos por jugarse.

Cook y Carter intercambiaron un error en el tiro libre (70-78). Sí anotó los dos Shermadini, pero en el intento de mantener vivas sus opciones, un triple de Salin desde la esquina que no entró, y una pérdida a campo abierto de Huertas para que Osetkowski acabara anotando a placer sentenciaron la contienda (72-80).

Se le abrió una pequeña ventaja al Lenovo con dos libres más de Gio (74-80, 1'06”), pero en la siguiente acción, y pese al error en el tiro de Kalinoski un nuevo rebote ofensivo de los malagueños (el decimosexto) derivó en una antideportiva del propio georgiano para un 74-82 que ya fue irreconducible por mucho que siguieran batallando los aurinegros hasta el segundo final (80-83). Un subcampeonato con sabor amargo. Al menos ahora. Con perspectiva, se valorará en mayor medida este nuevo logro del club canarista.