Un feo final para decir adiós a la temporada. El Lenovo Tenerife no ha podido repetir presencias en las semifinales de la Liga Endesa tras caer de forma meridiana, y por momentos hasta grosera, ante un Joventut (81-58) tremendamente más intenso que el cuadro aurinegro, que pareció empeñado en repetir los pecados que le llevaron a ser apalizado en el primer duelo de la serie de cuartos.
Una mala puesta en escena global, en especial en el tiro, donde los aurinegros solo convirtieron uno de sus primeros 16 lanzamientos, condenó a los de Vidorreta, que tras el 13-2 inicial fueron siempre a remolque. Lejos de mostrar el más mínimo síntoma de recuperación (solo lo amagaron con un 3+1 de Salin para el 47-33, 25') los aurinegros fueron a menos con el paso de los minutos para acabar siendo un bufón en la fiesta de la Penya. Una fea y grosera despedida, nada acorde a las prestaciones de una plantilla que, en partido a todo o nada, fue una caricatura de sí misma.
Lejos de dar continuidad a las grandes sensaciones que le dejaron el partido del domingo, y aunque a debía tener claro de la importancia de la puesta en escena, el arranque de encuentro canarista fue más que deficiente. Por encima de todo de cara al aro rival. Los aurinegros, pese a no tener una enorme fluidez en su circulación, sí dispusieron de varias situaciones liberadas desde el perímetro. Pero no le entró ni una. Erraron Doornekamp y Wiltjer (0/6 entre los dos) y a continuación, ya con las rotaciones, Salin y Sulejmanovic.
Carrusel de desaciertos que la Penya fue castigando poco a poco. Primero con Feliz siendo vertical ante la defensa de Huertas, y aunque Shermadini contuvo de forma más que notable los unos contra uno de Tomic, los locales empezaron a correr como en el primer duelo de la eliminatoria para dispararse hasta el 11-2
En casi seis minutos de partidos los aurinegros habían errado 10 de sus primeros 11 lanzamientos, en un repertorio en el que acabaron teniendo cabida situaciones sencillas -yendo hacia dentro y debajo del aro- para elevar el contador de despropósitos hasta el 1/16 en tiros de campo. Con el Joventut presionando desde media pista, ahogando a los bases rivales y oliendo ya una evidente desesperación de su rival, el Lenovo se vio con una desventaja superior ya a la decena 13-2 (8').
De nuevo, como el jueves, un primer cuarto para olvidar y que solo maquilló Salin, a 15 segundos de la conclusión, con el primer triple convertido tras diez errores consecutivos (13-5). Otra vez la carta de tiro hablaba por sí sola: 1/6 en tiros de dos y 1/11 en triples. A su déficit ofensivo añadieron los isleños tres pérdidas en un manejo del balón cada vez más espeso, así como una nula solidez a la hora de cerrar su rebote, debilidad que permitió a la Penya gozar ya de siete segundas opciones.
Pese a su puesta en escena para olvidar, el déficit en puntos quedaba atenuado porque, pese a la herida abierta canarista, los locales tampoco estuvieron muy finos. Pero esa raja aurinegra comenzó a ser cada vez más grande en el arranque del segundo acto. Hurgó Tomic (asistiendo y bailando a Shermadini), y aunque Sulejmanovic le dio algo de consistencia a los tinerfeños en los dos lados de la cancha, la preocupante tendencia se acrecentó toda vez que los de Duran redoblaron su deseo para cargar el rebote ofensivo (12 al descanso). De esas insistencia llegaron, por ejemplo, los triples de Parra y Feliz para que el Canarias tocara fondo (28-11).
Respondieron, por fin, con Wiltjer y Huertas, los tinerfeños desde el arco, pero solo le sirvió a los de Vidorreta para poner un dedo sobre la hemorragia (30-17). Y es que la recuperación aurinegra fue un espejismo, ya que el Lenovo volvió a tomar malas decisiones en ataque o bien no aprovechó las situaciones liberadas de las que dispuso (4/20 en triples), mientras que detrás no evitó ni las puertas atrás, ni los posteos de Tomic. Incluso sumó a su catálogo de desastres una pérdida en saque de fondo tras canasta rival. Irse 16 abajo al descanso (38-22) parecía la menos mala de las noticias. Recordar solo un instante en las sensaciones ofrecidas por uno y otro hacía impensable cualquier esperanza de remontada canarista.
Sin margen de error para poder imaginar una remontada el Canarias no logró cambiar la dinámica a la vuelta de vestuarios. Siguieron sufriendo los isleños con la desesperante defensa sobre Huertas de Feliz, que también volvió a explotar su endiablada verticalidad (41-22). En un estéril intercambio de errores y aciertos, amagó tímidamente el Canarias con sendos triples de Salin, el segundo de ellos con adicional (47-33).
Tuvieron bola incluso los isleños para meterse en partido, pero entre una falta en ataque, cinco puntos de Willis, más fallos de los normales en los libres (1/4) y con Vives profundizando en la herida ya abierta por Feliz y yéndose de forma muy sencilla de Huertas, el Joventut estableció su máxima renta hacia ese momento (56-34).
Sin acierto y totalmente desquiciado, el Canarias comenzó a ser un juguete en manos de su rival, que añadió al filón de hacer daño con sus bases el sumar igualmente con otros jugadores que, yéndose hacia dentro, tuvieron en Shermadini a un amigo más que a un pívot intimidador (60-36). Solo cuatro puntos finales del georgiano hicieron que el escarnio no fuera todavía mayor (60-40, 30').
Con todo decidido a falta de 10 minutos lo lógico hubiera sido que el partido se metiera en un intercambio de canastas. Pero Sulejmanovic fue el único que pareció opositar a ello (64-47). Con el resto de jugadores en una versión ya indecorosa para la imagen del club, el Canarias fue un mero esparring ante un Joventut cada vez más crecido y al que ya le entraban hasta los tiros más inverosímiles (72-47). Los instantes finales solo sirvieron para que el escarnio fuera mayor.