Después de 12 días de parón por obligaciones del calendario, el Lenovo Tenerife vuelve a escena. Y lo hace midiéndose al Joventut de Badalona en un desafío a lo grande, de parecido calado con los que ya le ha tocado lidiar este curso en varias ocasiones. Tras haber salido airosos de empresas como meterse en la Copa del Rey, evitar una eliminación prematura en la BCL o desquitarse en el propio torneo continental de dos fases finales previas fallidas, a los de Vidorreta les toca esta vez calibrar sus capacidades en la eliminatoria de cuartos de final por el título de la Liga Endesa.
Delante, un Joventut de Badalona que solo sumó una victoria más que los isleños al término de la fase regular. Apenas un triunfo de diferencia (22 frente a 21) pero que posibilita a los de Carles Duran disfrutar del factor cancha a su favor. Un detalle, como varios más que rodean esta confrontación, que gana peso específico a tenor del escaso margen de error bajo el que se desarrollará un cruce al mejor de tres partidos.
A pesar de estar obligado a ganar al menos un partido en cancha rival para repetir semifinales, el Lenovo Tenerife se planta este jueves por la noche en Badalona con varios argumentos de peso para pensar en que tiene opciones reales de superar esta ronda inicial. En primer lugar, la reciente consecución de la Basketball Champions League, un título que carga de moral al vestuario canarista y además libera de presión alguna a los de Vidorreta, en una hoja de servicios en la 21/22 que también contempla la presencia entre los cuatro mejores de la Copa del Rey.
Todo lo contrario que la Penya, a la que no le sirvió ser cabeza de serie en el mentado torneo del KO -cayó en cuartos contra el propio Canarias- ni haber firmado los mejores números en la fase regular de la Eurocup, toda vez que los badaloneses sucumbieron luego, en octavos, contra el Ulm alemán. Esa necesidad de los de Carles Duran por desquitarse y salvar la temporada la debe convertir el Lenovo en una responsabilidad difícil de digerir para los verdinegros.
Otra de las razones para que el Canarias se vea con posibilidades de tumbar a la Penya son los antecedentes más cercanos entre ambos. Si bien los catalanes fueron capaces de ganar en el Santiago Martín en el duelo de la primera vuelta (71-79), luego fueron los de Vidorreta los que le comieron la moral a los badaloneses. Lo hicieron ganando de forma contundente en el Olimpic (58-74) y cinco días después en los cuartos de la Copa, esa vez sabiendo sufrir, y en un apretado 62-64.
Pese a que el balance de este curso se decante por ahora de su lado, bien haría el Lenovo en incidir en un preocupante aspecto que ya le costó la derrota en Los Majuelos y a punto estuvo de dejarle sin semis en Granada: las desconexiones. Así, en la Isla fue determinante un parcial de 0-15 (67-79), mientras que en el duelo copero casi lo fue, tras el 34-51, otro arreón de 25-6 (59-57). Acelerón que igualmente dieron los canaristas en Badalona: 5-26 para pasar del 36-27 al 41-53.
En los casos de los bajones aurinegros tuvieron que ver varios aspectos. Por un lado la presión defensiva, encarnada especialmente por Andrés Feliz sobre los bases del Lenovo; y también la apuesta -pese a la capacidad de desequilibrio de Tomic- por parte de Carles Duran de jugar sin un cinco nato para que Willis y Brodziansky explotaran su versatilidad ante Shermadini y Guerra. De la presencia hoy del segundo de ellos (el verdinegro se recupera de un grave esguince de tobillo) puede depender parte de la suerte final del encuentro y, por extensión, la eliminatoria. Otro detalle a tener en cuenta. Otro detalle a cuidar para que al Lenovo se le acaben abriendo las puertas de las semifinales de la Liga Endesa.
