Destaca el Lenovo Tenerife por ser un equipo que maneja muy bien la pelota. Limitando al máximo los riesgos a la hora de atacar. De hecho, el cuadro isleño es el que menos balones pierde de toda la ACB, con 11,2 de media. Ayer, sin ir más lejos, solo se dejó siete posesiones por el camino. Sin embargo, la visita del conjunto aurinegro al Unicaja sacó a relucir otra virtud poco usual de los tinerfeños: su capacidad para morder atrás y robar. Habitualmente, y como sucede en ataque, el orden impera en los esquemas defensivos de Vidorreta. Sacrificio para evitar grietas. Esta vez los laguneros dieron un paso más y convirtieron dicha implicación en algo más tangible. Nada menos que 15 recuperaciones.
Tras las 28 primeras jornadas el cuadro lagunero promediaba 6,61 robos, ocupando el furgón de cola de la Liga Endesa en esta faceta. Su tope previo, los 10 balones que logró arrebatar tanto al Manresa (con prórroga) como al propio Unicaja en el duelo de la primera vuelta. Pero nunca habían llegado los de Vidorreta a un guarismo tan destacado. Como referencia, el líder en este ránking es el citado Manresa con 8,83 robos de media. Y para dar con un registro tan alto en el Canarias habría que remontarse al 12 de noviembre de 2020, cuando los isleños sumaron 16 recuperaciones frente al citado cuadro catalán. En la BCL sí llegaron a 13 los de Vidorreta en el cómodo triunfo en el Santiago Martín sobre el Dinamo Sassari.
En el caso de ayer, los 15 robos del Lenovo son fruto de una enorme implicación colectiva. Y es que hasta 10 jugadores aurinegros sumaron en el Martín Carpena en esta estadística. Salin, Rodríguez y Sulejmanovic lo hicieron por partida doble, mientras que el resto –salvo Wiltjer y Borg– lograron una recuperación cada uno. El resultado, cuando al otro lado de la pista los aurinegros también están atinados, una victoria apabullante, del calibre que permitió a los canaristas darse un homenaje como el de ayer.
