Sin grandes estridencias, con una floja puesta escena y repitiendo algunos de los pecados ya mostrados hace apenas una semana en Lugo, pero también sabiendo ser paciente cuando peor le fueron las cosas y encomendándose a sus lugartenientes para terminar de certificar su remontada. Este es el guion del triunfo del Lenovo Tenerife contra un Bilbao Basket (89-79) que por momentos desquició a los laguneros (17-28) pero que acabó rindiéndose a la mayor aportación colectiva de los aurinegros, que más acertados en el tiro de tres y más intensos atrás después del descanso.

La continua aportación de Sasu Salin, autor de 24 puntos con cinco triples pero también una notable incidencia en la parcela defensiva; la aparición tras el descanso de Shermadini (20 tantos y 27 créditos de valoración) y la dirección de Huertas (10 asistencias al margen de 11 puntos) desequilibraron en favor de los isleños que, eso sí, siguen todavía lejos de su verdadero potencial.

El arranque canarista fue extremadamente frío. No tanto delante, donde los aurinegros encontraron a Shermadini y también a Salin en tiros exteriores liberados. El mayor déficit vino detrás, parcela en la que los isleños fueron incapaces de frenar a Goudelock (siete puntos en tres minutos), ni tampoco a Masiulis cerca del aro. Con Shermadini como único referente ofensivo, los ataques del Lenovo (con los bases muy incómodos ante la férrea marca de sus pares) fueron cada vez más caóticos, algo que también puso al descubierto sus carencias en alguna que otra transición hacia atrás (7-14).

Tal fue la endeblez y desconcierto defensivo de los locales, que el Bilbao Basket logró producir en los ocho primeros ataques en los que miró aro, y en nueve de los 10 iniciales. Efectividad que dio a los de Mumbrú una renta ya superior a la decena (9-20) tras apenas seis minutos de juego y con un Lenovo cuyas prestaciones se acercaban muy peligrosamente a las de su pobre estreno liguero.

Pese a un triple de Fitipaldo y la conexión Huertas-Guerra (14-20), el cuadro canarista no terminó de meterse en el encuentro, ya no tanto por su permisividad defensiva, sino por sus problemas para hacer daño desde el perímetro (2/8 en un primer cuarto que acabó 16-24). A esta deficiencia se unieron varios tiros más en selecciones bastante apuradas, y la aparición de algunas brechas en el rebote defensivo, lo que permitió al Bilbao hacer daño en segundas opciones (17-28).

Solo la mejora desde el 6,75 dio algo de aire al Lenovo. Aportaron desde el arco, Wiltjer llegando en segunda oleada, Salin tras una buena defensa previa, y Huertas liberado. Pero este paso al frente desde el perímetro solo le dio al cuadro isleño para no irse del choque (28-34), toda vez que el Bilbao siguió castigando malas rotaciones de los locales (triple de Masiulis), la falta de contundencia interior (canasta de Delgado), la fragilidad en el uno contra uno (penetración sencilla de Luz) y algún que otro rebote mal cerrado (triple de Reyes).

Con esta combinación los de Vidorreta se vieron nueve abajo (30-39) y con la sensación de bordear de forma continua el precipicio. De nuevo la aportación de Salin (dos triples seguidos para 14 puntos en su cuenta al intermedio y un 5/6 global tras el 2/10 inicial) y la seguridad en el tiro libre (11/12 para contrarrestar el 11/11 rival) sacaron de entre las cuerdas a los laguneros y le permitieron llegar al descanso en una situación mucho menos comprometida a las que llegó a vivir durante no pocos minutos (40-43).

Quizá escarmentado por su floja puesta en escena, el Lenovo regresó de vestuarios con la intención de darle un giro al choque. Propósito escenificado con un triple de Doornekamp y un reverso de Shermadini para obtener su primera ventaja de todo el choque (45-44 tras un parcial de 15-5). Pero el arreón canarista se quedó a medias por culpa de algunos malos balances y por un juego de ida y vuelta en el que el Bilbao se encontró lo suficientemente cómodo (48-51) para mantenerse con opciones de dar la sorpresa (62-62). Solo la aportación colectiva de los isleños, con Huertas repartiendo juego (cinco asistencias en el tercer acto) y hasta ocho jugadores sumando en ataque en esos diez minutos permitió a los laguneros otro estirón (68-62), aunque atenuado por dos canastas seguidas de Miniotas (68-66).

Ahuyentados los momentos de extrema dificultad, el Lenovo fue más reconocible en su puesta en escena del cuarto acto, tanto porque se encomendó a sus primeros espadas (canasta de Huertas, cuatro puntos bajo el aro de Gio y triple de Dornekamp), como por una mayor aplicación defensiva. Intensidad que trajo aparejados tiros forzados de su rival y la negación de segundas opciones (77-68). Aún así, no le dio a los de Vidorreta para matar el duelo (79-74, 36'), sentencia que tampoco llegó pese a un triple de Wiltjer y dos puntos más de Shermadini (12 tras el descanso) para el 84-76. Un par de buenas defensas de Salin y el quinto triple del propio escolta finés (87-79, a 47”) sí certificaron el segundo triunfo del curso de un Lenovo que esta vez supo ser paciente para no salirse del partido y acabar obteniendo su recompensa para situar su balance global en positivo antes de visitar el próximo domingo al Real Madrid.