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Lo importante es el diagnóstico

Conrado Rodríguez Jaubert acaba de cumplir 30 años como médico del CB Canarias, en el que ha vivido desde las mayores miserias del club hasta sus momentos más gloriosos

En sus 30 años como médico del CB Canarias, Conrado ha tratado con un sinfín de jugadores y técnicos. Ahora, con más medios a su alcance, todo resulta algo más sencillo. | andrés gutiérrez / basketmaniatenerife.es

«Cada año digo que cuando acabe esa temporada lo dejo, pero al final te quedas...». Así se expresa Conrado Rodríguez Jaubert sobre una promesa que por más que la repite no logra cumplir. Esa falta de palabra consigo mismo es lo que le ha llevado a ser, desde hace ya 30 años, el médico del CB Canarias. Flemático, el «pesimista oficial del club» –como él mismo se define–, con cierto aire de despistado –nada más lejos de la realidad– y con la amarga labor en ocasiones de comunicar las peores noticias para un deportista, este licenciado tinerfeño conoce la entidad aurinegra casi como nadie. Desde sus momentos «más oscuros» en el fango, hasta los más gloriosos de la actualidad.

Lo importante es el diagnóstico

Recién concluida su especialidad de Medicina Deportiva en Barcelona, en el verano de 1991, Conrado recibió una llamada en su domicilio de la Ciudad Condal. Al otro lado del hilo telefónico, Pepe Cabrera, en ese entonces director deportivo canarista. «No tengo ni la más remota idea de cómo me localizó, pero me propuso entrar en el club y, aprovechando que mi mujer había aprobado el MIR y nos veníamos a Tenerife, pues acepté», relata el galeno, que tras un año de toma de contacto ya estaba al mando del primer equipo.

Lo importante es el diagnóstico

Llegó Rodríguez Jaubert con el CB Canarias descendido ese verano de la ACB tras caer en el playoff de Ferrol. Tiempos de vacas flacas que pasaron a ser famélicas con el descenso administrativo a la Autonómica. «Fue un momento oscurísimo y desconcertante; tres años muy malos», recuerda de aquella época a mediados de los 90 en las que sus funciones se limitaron a las de «un simple colaborador». Con el paso de las temporadas el club vio poco a poco la luz al final del túnel hasta regresar de nuevo a la ACB, una categoría que «no tiene nada que ver con el resto, aunque la responsabilidad médica sea siempre la misma».

Lo importante es el diagnóstico

Pero donde más diferencia aprecia Rodríguez Jaubert de sus inicios a la actualidad es en «la inmediatez», gracias en buena medida a «la colaboración de empresas sanitarias con los clubes». Que Conrado también simultanee su profesión con la Mutua de Accidente Laboral Asepeyo es un factor a favor para su labor. Y ahí pone sobre la mesa otro ejemplo. «El sábado tuvo un toque una de las estrellas del equipo y el domingo ya teníamos resonancia hecha, especialista consultado... Es más sencillo llegar a un diagnóstico de forma más precoz y hacer un planteamiento de cómo llevar a un jugador», explica. El implicado, sin que nada hubiera trascendido todavía en ese momento, era Marcelinho Huertas.

Resignado a saber que en ocasiones es el encargado de comunicar a los jugadores las peores noticias, Conrado también ha tenido que lidiar en su día a día con los entrenadores. «Alguno sí que ha interferido en mi terreno alguna vez, pero a mí me suelen respetar», aclara al respecto. «Lo que sí hacen es meter presión, siempre; pero no es mayor que la que nos metemos nosotros como servicio médico», reconoce sobre una ocupación en la que se «trabaja con plazos». «Siempre tratamos de acortarlos, pero nunca a costa de la salud del jugador, y no todos los jugadores responden igual. Generalmente lo que exige el entrenador son un diagnóstico y unos plazos claros, no que los acortes cuando no se puede», añade en este sentido.

A la hora de señalar a una afección grave, Rodríguez Jaubert lo tiene claro. «Las de rodilla son las peores, porque sabes que puedes perder al jugador para el resto de la temporada y probablemente parte de la siguiente», comenta, poniendo como ejemplo «la rotura del tendón rotuliano de Gielo». Precisamente el polaco sale a la palestra al ser cuestionado por algún paciente más agradecido que otro. «Fue enormemente disciplinado», recuerda de Tomasz, una cualidad que también viene observando estos meses en Todorovic. «Algunos requieren más trabajo, otros son más complicados de llevar; con unos tienes que pedirles y a otros frenarles. Influye mucho la mentalidad del jugador», explica el galeno canarista.

Y si determinante es una adecuada sintonía con el técnico y el lesionado en cuestión, más vital aún resulta la coordinación con el fisio del club. Ahí, como en la pista, en el CB Canarias también trabajan casi de memoria gracias a la presencia en las dos últimas décadas de Eliseo Bento. «Es un trabajo de equipo y si no lo cumples es imposible que salgan los resultados. Lo primero es dar buen diagnóstico, una labor que es mía. Eso te permitirá construir todo el procedimiento que viene después. Una lesión entraña muchos aspectos y la coordinación es primordial, pero no solo con el fisio, sino también con el preparador físico y hasta el entrenador», argumenta Conrado.

Ahora, cumplidas las tres décadas como galeno del club, Rodríguez Jaubert ve más factible cumplir su palabra y dar un paso al costado. Por sus otras ocupaciones laborales (es además clasificador médico internacional de natación para el Comité Paralímpico Español), por edad (cumple 58 años en noviembre), y especialmente por desgaste. Una erosión que se ha incrementado en un último año y medio «muy estresante y demandante» a causa de una pandemia «que lo ha cambiado todo».

El desgaste de la pandemia

Un especie de terremoto que afecta directamente a su área y cuyo magma está todavía latente. «He llegado tarde a la entrevista porque tuve que hacer test de antígenos a dos personas con sintomatología. Han dado negativo, pero si no hubiera sido así se habría tenido que suspender el entreno y mandar a todo el mundo a su casa», revela el médico. Y lo hace este pasado jueves, a escasas 48 horas de que el Lenovo Tenerife debutara en Lugo.

Es solo un caso más de una serie de condicionantes que lo han tenido en alerta continua, «por mucho que tú trates de controlarlo todo», y que «acaba aumentando el riesgo de lesiones». «Cuando has jugado contra alguien y ese club da un positivo posterior, tú tienes que parar y hacer los cálculos sobre cuándo podría salir un positivo en tu equipo, pero a la vez si juegas el día en el que debes hacer la prueba, tienes que adelantarla...», relata como mero ejemplo de las situaciones vividas y que se han saldado «con varios compañeros que han dejado sus clubes porque no han aguantado la presión y el estrés de este año».

Conrado, sin embargo, aguanta. En toda la ACB solo otro integrante de cuerpo técnico (Jordi Verdaguer, el médico del Andorra) lleva más tiempo que él en un mismo club. Quizá por el apego que ya le tiene a la entidad canarista. Pero seguro que también reconfortado por el hecho de que su trabajo se haya visto reflejado en que no haya habido ningún brote de Covid desde que llegó la pandemia. «Quizá hemos tenido un porcentaje de suerte, pero sobre todo ha habido mucho trabajo por nuestra parte, abogando por las mascarillas desde el primer momento, y también un compromiso de los jugadores y de sus familias para llevar una vida muy controlada y limitada», relata.

El próximo jueves, con motivo del choque del Lenovo Tenerife en su cancha contra el Unicaja, Rodríguez Jaubert volverá a aparecer en escena. Lo hará en una esquina del banquillo, «doblando toallas para estar entretenido y no coger tantos nervios» durante el encuentro. Y es que pese a disimularlo, Conrado dice pasarlo «fatal en cada partido», aunque luego tenga la capacidad de «olvidarlos una vez sufridos». Que su mayor ocupación siga siendo una toalla doblada correctamente será una buena noticia para este CB Canarias.

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