Tras la catarsis que se produjo en su plantilla hace dos veranos, el CB Canarias volverá a tirar de costumbres de cara a la campaña 21/22. Los grandes resultados de este ejercicio y el creerse que puede ser alternativa para cuestionar el dominio de los gallitos de la ACB permitirán que en el conjunto lagunero apenas produzcan variaciones para la temporada venidera. Solo algunos cambios para cubrir determinados huecos, ya sea por obligación o por intentar elevar, más si cabe, el nivel de una plantilla cuyo rendimiento, este curso, resultó superlativo. Y ahí Aniano Cabrera tendrá que afinar como en él es habitual.

El cambio más evidente en el próximo Lenovo Tenerife será el del cuatro titular, toda vez que Tyler Cavanaugh ya ha acordado un compromiso con el Zalgiris Kaunas para volver a jugar la Euroliga. El liberar una plaza de extracomunitario da a los aurinegros un mayor margen de acción en el mercado, pese a que la intención de los clubes de subir a tres el número de extranjeros se haya visto truncada por no haber acuerdo con la ABP.

En el exterior también debería llegar, independientemente de que se produzcan salidas, alguna que otra pieza. Con Huertas, pese a su estratosférico nivel de este curso, alcanzando los 39 a finales del ejercicio próximo, y con Álex López sin apenas entrar en los planes de Vidorreta, el equipo canarista requiere también de un base que pueda hacer el dos (o viceversa), jugador que debería ofrecer también amenaza exterior generada por él mismo y no solo en tiros liberados.

Esa nueva pieza parece todavía más necesaria para no cargar de responsabilidad única a Salin, al margen de que la lógica apunta a que Todorovic (se lesionó a principios de septiembre) no regresará a su mejor versión hasta ya empezada la temporada. Santi Yusta, de seguir, también parece obligado a dar un paso al frente para recuperar las prestaciones que mostró antes de su rotura de ligamentos.

La marcha de Dani Díez también ha terminado de dejar huérfana una doble función (la de tres y cuatro) que han cubierto con solvencia tanto Aaron Doornekamp como Sergio Rodríguez, por lo que lo lógico es darle continuidad a la estructura, más aún si el cuatro que llega aporta el nivel para estar en cancha bastantes minutos y Sulejmanovic termina de hacerse a los esquemas de Vidorreta.

Con Shermadini y Guerra con contrato en vigor, no sería descartable ganar algo más de músculo defensivo, sobre todo para la Champions. Se cubriría así una deficiencia manifiesta en estos últimos dos años y que permitiría afrontar con más garantías un estilo de juego más físico en la competición continental.