Un baño de realidad para afrontar los playoff sin la más mínima confianza. El Lenovo Tenerife se vio superado ayer, de forma meridiana, por un Barça que explotó hasta el límite su capacidad física para acabar tumbando al cuadro aurinegro. Los de Vidorreta pagaron una mala salida (1-10) que les obligó a ir siempre a remolque –no estuvieron por delante ni una sola vez–, a lo que se añadieron su incapacidad para hacer frente al cuerpo a cuerpo planteado por su rival de principio a fin. Una apuesta con la que sufren horrores los canaristas y que ayer quedó plasmada en una presión a toda pista de los azulgranas y en una actividad, ya cerca de su aro, que maniató por completo el juego de los isleños.

Cortocircuitados los bases (pese a ser los máximos anotadores canaristas), aislado en la pintura Shermadini (4/9 en el tiro y casi ninguno cómodo) y sin apenas situaciones de tiro exterior liberadas, al Lenovo solo le quedó su coraje para tratar de hacerle frente al equipo azulgrana. Un empuje a trompicones, con más corazón que cabeza, y que permitió a los locales situarse a solo un punto (40-41) ya en el tercer periodo. Ahí, el Barça tiró de calidad individual, recrudeció sus prestaciones defensivas y llevó al Canarias a un rosario de pérdidas (23 en total) que acabaron pasando factura sin posibilidad de enmienda.

La puesta en escena canarista fue tremendamente errática. Muy blanda atrás, permitiendo que el Barça hiciera daño en el rebote ofensivo, posteando cerca de canasta, o bien yéndose hacia el aro con suma facilidad. Pero sobre todo imprecisa delante, ya que los isleños se sintieron tremendamente incómodos ante la presión a toda pista de su rival, mientras que ya en el otro lado de la pista tradujeron en pérdida un ataque sí y otro también. Pases al limbo, falta en ataque o bolas que se fueron por línea de fondo. Hasta cinco en apenas tres minutos. Se explica así el 1-10 inicial.

Tuvieron que pasar casi cuatro minutos para que el Lenovo hiciera su primera canasta en juego (triple de Salin), y aunque en las siguientes acciones no mantuvo el acierto desde el arco, el control del balón (no cometió más pérdidas en el resto del cuarto) y una gran aplicación defensiva (sobre todo lejos del aro con Salin) le permitieron a los canaristas frenar la sangría y, sumando a cuentagotas, meterse poco a poco en partido (9-12 y 13-20).

Recuperación, la canarista, posible pese al daño interior que hizo Davies (ocho puntos) y la insistente presión defensiva rival, con especial incidencia sobre los bases, a los que Jasikevicius trató de ahogar con pares más grandes. Aún así, Fitipaldo, en una versión muy similar a la del inicio de curso, tiró del carro y el Lenovo llegó a colocarse a tres (17-20, 10’).

Desperdiciaron incluso los locales sus dos primeros ataques del segundo acto y el Barça volvió a dar un estirón (17-25). Le costó ahí al Canarias una barbaridad generar juego, con posesiones siempre al límite de los 24 tras una circulación espesa a causa de la enorme actividad defensiva azulgrana. Sin dar con situaciones claras para el tiro exterior (1/6 en triples al descanso) ni poder producir apenas en la continuación, solo la clarividencia de Huertas para resolver por su cuenta mantuvo en el choque a los de Vidorreta (29-33).

Pero fue a lo más que pudo aspirar el conjunto lagunero. Y es que los aurinegros tuvieron que hacer frente al Barça sin un referente interior ofensivo (Shermadini estuvo muy incómodo), de nuevo penado por las pérdidas (cuatro en los cuatro minutos previos al descanso de las seis que tuvo en el segundo acto), y trampeando al jugar unos momentos sin cinco puro por las faltas de Guerra. Notable lastre que llevó a los isleños siete abajo al descanso (30-37).

Pese al triple de Abrines a la vuelta de vestuarios (30-40), la salida del Lenovo fue totalmente inversa a la del inicio del choque. Atinado desde el perímetro, contundente en la finalización cerca del aro y muy firme en labores defensivas, el conjunto de Vidorreta devolvió el parcial de 10-1 para el 40-41. Ahí, y aunque dispuso de un tiro para igualar a 43 y terminar de creerse capaz de mirar a los ojos a su rival, al Canarias le volvió a faltar la continuidad necesaria (errores de Guerra en los dos lados de la pista) y sufrió ante la presión sobre los bases (dos pérdidas seguidas al tratar de invertir el balón) para ver como los de Jasikevicius volvieron a escaparse (40-47).

Ahí, como en episodios anteriores, el Canarias trató de aferrarse al partido con un intercambio de canastas (49-55), pero entre algunas pérdidas más (seis en este tercer periodo), un par de técnicas y la eficiencia visitante en el tiro libre (6/6), el Barça se disparó hasta el 51-63 con poco más de 10 minutos por jugarse. Con ese colchón los de Saras ganaron en comodidad y trasladaron al Lenovo Tenerife la sensación de que un par de fallos más eran sinónimo de sentencia. Y así ocurrió, ya que pese al triple de Yusta (61-70), los aurinegros terminaron de desquiciarse en ataque ante el físico de su rival, mientras que atrás fueron incapaces de frenar la calidad individual de unos desatados Higgins y Kuric (14 puntos entre los dos en el cuarto acto) que sentenciaron el duelo demasiado pronto (64-84, 35’). Al menos para todo lo que habían luchado –sin acierto en muchas ocasiones, eso sí– los jugadores canaristas a los que se les acabó haciendo largo el choque. El calendario da otro respiro con casi 10 días más para afrontar la eliminatoria frente al Burgos sin la más mínima fisura.