Seria candidatura para ser algo más que equipo de playoff. El Lenovo Tenerife presentó ayer, por si ya no lo había hecho, su documentación a aspirante a acabar la fase regular entre las cuatro primeras plazas, una posición que daría a los aurinegros la condición de cabeza de serie en la eliminatoria de cuartos. Los hacen, los isleños, tras vencer al Valencia en un partido tremendamente sufrido, y en el que los de Vidorreta llegaron a estar nueve abajo (52-61) bien avanzado el tercer acto. Pero ahí, cuando peor lo pasaba, el conjunto aurinegro se mantuvo firme antes de volvió a firmar –como en el duelo de la primera vuelta– un gran último periodo (29 puntos) liderado por sus dos bases para apuntarse su vigésima victoria del curso, esta vez ante un rival directo. Vigésima alegría liguera de la temporada (en solo 25 partidos) que ratifica una plaza de privilegio y que además, por los resultados de la jornada, mantiene viva la lucha de los aurinegros por una tercera posición que, hasta hace unas semanas parecía un tanto inaccesible.

Poco o nada se le pudo reprochar al Lenovo Tenerife por su arranque. Atrás, sin estar del todo brillante, sí se mostró generoso en los 2x1 lejos de la zona y supo aguantar hasta el último pase del rival para incomodar sus tiros, a la vez que cerró el rebote. Delate, por su parte, el cuadro canarista buscó una y otra vez a un acertado Shermadini, que supo postear, llegar por la calle central, y estar ágil de manos debajo del aro (6-0). Con una circulación paciente, el cuadro lagunero también sacó tajada del dentro-fuera para sendos triples de Doornekamp (12-3), y aunque los taronja reaccionaron de la mano de San Emeterio (14-10), un tercer triple de Aaron mantuvo a salvo la renta lagunera (18-12).

Pero ahí el Lenovo se atascó. Básicamente porque Fitipaldo estuvo tremendamente errático con el balón, y no precisamente en acciones de sumo riesgo. El uruguayo cometió hasta cinco pérdidas de diferente factura en apenas cuatro minutos que no solo condenaron los ataques de los aurinegros, sino que además vieron como una doble técnica a su banquillo derivó en la primera ventaja visitante del choque (18-20, 10’) tras un parcial de 0-8.

Aguantaron el momento delicado los canaristas con la aportación de Shermadini (13 puntos en el 24-22), pero entre que el Lenovo encadenó varios errores en pista delantera (triples liberados y Shermadini bajo el aro) y que el Valencia explotó la verticalidad hacia la canasta de Kalinic y Prepelic, y la buena mano de Dubljevic (dos triples frontales seguidos), el cuadro isleño recibió otro importante bofetón: esta vez 0-10 para el 24-32.

Decidió Vidorreta aguantar el vendaval y no pararlo antes de que Guerra rompiera la sequía (26-32, 15). Pero lo que pudo haber sido un necesario punto de inflexión se quedó en un intercambio calcado de canastas: de dos, triples y libres para el 31-39. Eso sí, el Lenovo no perdió la paciencia (solo tres perdidas en el segundo acto) y acabó encontrando las esquinas para el triple de Fitipaldo y tres libres de Rodríguez (39-41). Solo el tiro de tres final de Labeyrie provocó que la desventaja local fuera de cinco puntos al descanso (39-44).

Pese a que el tercer cuarto arrancó con un triple de Doornekamp (el quinto del choque) para el 42-44 y que por momentos la conexión Huertas-Shermadini funcionó a la perfección para dos mates del georgiano, el Lenovo reeditó errores del primer cuarto, con dos pérdidas de Fitipaldo, a lo que añadió hasta cuatro triples recibidos, algunos mal punteados y otros directamente liberados en las esquinas. De esa forma el equipo lagunero vio como el Valencia fue poniendo tierra de por medio hasta alcanzar su máxima ventaja del choque (52-61).

Y como en el anterior momento crítico, Vidorreta tampoco lo paró. Y de nuevo Guerra, esta vez con dos libres, y Cavanaugh le dieron aire a los canaristas (56-61, 28’) en medio de un juego cada vez más trabado y en el que los locales apretaron los dientes atrás para agarrarse al encuentro. Un triple de Salin y otros dos libres de Cavanaugh dejaron el electrónico en un pañuelo antes del periodo (61-64).

Una técnica a Prepelic, una penetración de Huertas y dos libres de Shermadini culminaron, en un 14-3, la remontada de los locales (66-64, 32’). El Canarias se puso de nuevo, 20 minutos después, por delante en el marcador, pero en cambio no terminó de certificar el cambio de dinámica. Sergio erró una contra en bandeja y atrás el Valencia encontró, una y otra vez, situaciones muy sencillas bajo el aro. Casi insultantes. Así anotaron San Emeterio, Labeyrie, Dubljevic y Marinkovic (70-72). Los aurinegros sobrevivieron ahí gracias a la clarividencia de sus bases y el acierto exterior (triples de Doornekamp y Fitipaldo) para volver a tomar la delantera (76-74) con solo cuatro minutos por delante.

Dos libres, de Fitipaldo, una personal en ataque que provocó Doornekamp y una técnica a Ponsarnau parecieron acercar al Lenovo a la victoria (79-75), pero una pérdida de Marcelinho y dos triples seguidos del Valencia lo dejaron todo para los 114 segundos finales (81-81). Ahí Huertas se hizo un lío y la perdió, pero una vez tiró del comodín que supuso el triple errado por Vives, resolvió el encuentro. Primero sin arrugarse desde el 6,75 y luego defendiendo con uñas y dientes a Kalinic y robar una bola definitiva que convirtió en bandeja para el 86-81 (a 34”). Otra vez, tirando de sufrimiento, sabiendo apretar los dientes contra un grande, el Lenovo Tenerife sale airoso de otro trance complicado. Esta vez, el no doblar la rodilla tiene premio extra: haber dado un paso de gigante para asegurar la cuarta plaza y, quién sabe, si aspirar a discutirle la tercera al Baskonia.