Una efeméride para el recuerdo. Tal día como este domingo, un 28 de marzo, pero de 1981, la familia canarista festejaba el primer ascenso de su historia a la élite del baloncesto español. Ocurrió en la cancha del Colegio Luther King, llena hasta la bandera; y fruto de un sufrido triunfo ante el Bosco La Coruña (86-83), que certificaba matemáticamente una de las tres plazas de ascenso.

Tras cuatro décadas en el anonimato de las ligas insulares o de segundo calado nacional, el equipo aurinegro lograba por fin un sitio en la entonces denominada Primera División, germen del nacimiento apenas dos años después de la ACB, tal y como hoy la conocemos, con el propio CB Canarias entre sus fundadores.

Hasta tres promociones fallidas durante los setenta hicieron de rogar, y mucho, el ansiado salto a la élite. El Pineda, en la campaña 71-72; el Breogán, en la 72-73; y un insuficiente cuarto puesto en la liguilla de ascenso celebrada en Sevilla, en la 73-74, aplazaron el deseado sueño de las ligas estatales. Fue a partir de la campaña 75-76 con la creación del Grupo Único de Segunda, cuando el equipo aurinegro compitió por fin contra rivales nacionales de manera habitual.

El Canarias había intensificado sus intentos por acceder a la élite desde principios de los años setenta, a raíz del fichaje de Pepe Cabrera, protagonista años antes de la época dorada del RC Náutico. Retirado de los banquillos y ejerciendo ya de director deportivo, gerente y un sinfín de funciones en el club, empeñado en profesionalizar a la entidad, Cabrera había gestionado en el 79, junto a Federico Isidro de Lis, director entonces de Caja Rural, patrocinador canarista, el fichaje del entrenador Pablo Casado.

En dos años, Casado llevaría por fin a la familia canarista hasta la máxima categoría, tras ocupar una de las tres plazas de ascenso (las otras dos fueron para Caja de Ronda y La Salle Barcelona). Ocurrió en la temporada 80-81, con el empresario de origen argentino, David García Linares, de presidente.

El club había apostado por la continuidad prácticamente del mismo bloque del curso 79-80, un grupo en su mayoría, a excepción de ‘Titi’ García, formado por jugadores canarios, reforzado con la llegada del base Chinche de la Fuente, que venía de ser campeón de España juvenil con el Estudiantes; y del alero Chus González, que ya sumaba dos ascensos a la élite a su paso por Helios y Náutico.

Era el equipo de Richi Bethencourt, Ventura de la Rosa, Domingo Camacho o Fernando Esquivel, entre otros. Un equipo donde también militaban los júnior Luis Afonso, Luis Martín Sa y Ramón Cubeles; y en el que ya destacaban varios jugadores palmeros que habían llegado a la Isla de la mano de Pepe Cabrera y acabarían dando páginas de gloria al club, como Manolo de las Casas, Juan Méndez y Eduardo Aciego.

La plantilla del CB Canarias que logró el ascenso en la temporada 80/81. CBC

El ascenso matemático quedó sellado un 28 de marzo, en el Luther King, ante el Bosco de La Coruña, en la antepenúltima jornada de aquella Primera B. Los gallegos, firmes candidatos también a subir (acabarían cuartos), plantaron cara a los aurinegros (86-83), que tuvieron que recurrir a la mejor versión de Bethencourt (25 puntos) y a un partido memorable de Camacho (24 puntos y 9 rebotes) para certificar la victoria y el ascenso.

Aquel día, más de 40 años después de su nacimiento, aquel humilde club, que había sido alumbrado como un modesto equipo de pueblo y había sobrevivido a años de penurias y alegrías gracias al espíritu y a la vocación de directivos, jugadores, entrenadores y aficionados, saborearía por fin, por primera vez en su vida, lo que significaba ser un equipo de la máxima categoría del basket español.