Hasta la extenuación y el último suspiro. Sin reservarse absolutamente nada, pero con la impotencia que genera el comprobar que el entregarlo todo no es suficiente para dar el paso definitivo ante un trasatlántico como el Real Madrid. Y es que como ocurriera hace poco más de un mes, el Lenovo Tenerife hincó la rodilla contra el cuadro blanco, al que sometió durante toda la primera mitad, pero ante el que acabó sucumbiendo tras unos minutos finales en los que a los de Txus Vidorreta les faltaron el aire y las ideas en ataque.

Gracias a un juego exquisitamente equilibrado –en defensa y en ataque, cerca y lejos del aro– el cuadro canarista llegó a disponer de una renta de 18 puntos (22-40) mediado el segundo acto, pero entre que no evitó la rápida reacción e los blancos y luego no supo descifrar la clave para producir ante la agresiva defensa rival, el Lenovo vio como el partido se le fue poco a poco de las manos. Como al submarinista al que se le termina antes de tiempo el oxígeno de su botella. Aún así –y pese a la ausencia de su MVP, Gio Shermadini–, el equipo tinerfeño no bajó nunca los brazos (pese a un 13-0 para el 64-59) y apuró, hasta la bocina final, la más mínima opción de poder asaltar el WiZink Center. Insuficiente para meterse en la final, pero de sobra para que los suyos se sientan más que orgullosos.

De entrada, su insistencia para cargar el rebote ofensivo evitó la más mínima duda en el cuadro lagunero, que con paciencia en la circulación (triples de Fitipaldo y Doornekamp) y valentía yendo hacia canasta (2+1 de Guerra en la continuación) sumó de tres en sus primeros ataques (3-9). A ello añadió el conjunto isleño la determinación de Guerra para postear a Tavares, y la de Cavanaugh para mirar el aro en llegada (9-13). Solo unas ayudas interiores algo largas permitieron al Madrid sumar desde el perímetro, y luego también en alguna que otra transición canarista un poco lenta (11-13).

Tres malos ataques consecutivos no descompusieron al Lenovo Tenerife, que supo ser sólido atrás, tanto en el cinco contra cinco como en la marca personal sobre Deck en el poste bajo, donde los blancos se empeñaron en meter balones. Mediado el primer cuarto, la entrada de Huertas dio otra velocidad a los isleños, ya que el brasileño supo resolver con su clásico tiro cuando le negaron la continuación a su pívot, y además salir a la carrera cuando pudo hacerlo (11-19).

Pero el Lenovo se topó con el primer problema serio de choque, la segunda falta de Shermadini en el minuto 8. Ahí sufrieron los de Vidorreta debajo de los dos aros (19-21), más todavía cuando Guerra también cometió su segunda personal (12’). Al técnico de los aurinegros no le quedó otra que jugar con cinco pequeños pero ahí, en la adversidad, fue cuando se vio al mejor Canarias. Los laguneros pusieron en escena más piernas para evitar que el Real Madrid corriera y también una mayor garra (liderada por Sulejmanovic) para ir todos a una en el rebote defensivo.

Estabilizado el contratiempo, el Lenovo Tenerife volvió a atacar como le gusta, largo y con inteligencia. Se explica así como los aurinegros encontraron en las dos esquinas a Cavanaugh para sendos triples, y que obtuvieran recompensa (en otro triple de Fitipaldo) tras un rechace ofensivo peleado por Sule. Multiplicados atrás, los isleños tocaron techo con otros tres puntos de Bruno y un libre de Huertas para el 22-40 tras la técnica a Laso (16’). El Canarias había firmado cuarto y medio soberbio, e incluso tuvo bola (triple de fitipaldo) para irse al +21.

El Madrid, sin embargo, encontró en Llull y Tavares a sus tablas de salvación. El pívot intimidó con dos tapones casi seguidos y el balear tiró de verticalidad varias veces para anotar debajo del aro. El cuadro blanco logró salir de entre las cuerdas jugando a campo abierto (28-40) y aunque Fitipaldo amagó con meter el choque en un intercambio de canastas (30-44), el Lenovo perdió casi por completo su fluidez ofensiva, a la vez que sufrió la impronta interior de Deck primero y la producción exterior madridista después. Así, los triples de Rudy y Causeur, el segundo de ellos para cerrar el cuarto, dejaron la renta canarista en solo seis puntos (40-46). Botín que hubiera sido más que preciado antes del choque, pero que supo a poco a tenor del primoroso arranque de los tinerfeños.

A la vuelta de vestuarios, Butterfield con un triple en la primera bola que tocó, y hasta tres acciones interiores de Guerra (superior a Tavares cada vez que logró sellarlo en el poste bajo, y más rápido que él en la continuacion), parecieron devolver el tempo de partido al Lenovo Tenerife (46-55), que con dos canastas más de Huertas alcanzó el ecuador del tercer cuarto con una sustanciosa renta (51-59).

Sin embargo, ahí cambió todo. El Real Madrid endureció varios puntos su defensa, amparado en la intimidación de Tavares y la actividad exterior de Causeur, principal culpable del cortocircuito de los bases canaristas. El Lenovo no encontró nunca a sus tiradores en las esquinas, fue incapaz de desbordar, ni tampoco produjo en el interior, básicamente porque cualquier intento fue abortado por la mera presencia del poste caboverdiano. En bonus (5/6 el Madrid en el cuarto), el Canarias vio como gracias a su rosario de pérdidas (seis en el tercer acto) su rival corrió más que nunca, llevando el partido donde más le convino. Encajó así el conjunto lagunero un parcial de 13-0 con el que su rival tomó la delantera por primera vez en todo el choque (64-59). Solo un 2+1 de Huertas tras el enésimo tiro apurado de los isleños dio algo de aire al Canarias antes de los diez minutos finales (65-62).

Con otras dos pérdidas, huérfano de situaciones claras de tiro y un triple liberado errado por Yusta, el Canarias no pudo cambiar la dinámica de un encuentro que cada vez se le torció más (67-62). Logró al menos el cuadro de Vidorreta, en medio de los errores en ambos aros, no irse del choque (71-70), pero ahí dos triples seguidos de los de Laso (79-72) le pusieron la puntilla al Lenovo Tenerife. Como si el haber sido superado por el músculo y el rebote de su rival (nueve ofensivos en la segunda parte por solo tres de los isleños), el Canarias vio como se esfumaron sus opciones con su propia medicina, desde el 6,75.

Y es que en casi 19 minutos –hasta el acierto final de Doornekamp para el 81-77– los laguneros apenas firmaron un 1/4 desde el arco. Cifra prohibitiva ante un rival del calibre del Real Madrid. Guarismo que, con la nula aportación de Shermaadini –un solo tiro en los casi 13 minutos que estuvo en pista, abocó al Lenovo a la derrota. Un resultado sin solución y que deja a los laguneros sin la soñada final. Una imagen, sin embargo, que dignifica y les coloca muy, muy cerca de se grupo de equipos de la ACB que, salvo imprevistos, parecen casi intocables.