Seriedad, sacrificio, inteligencia y acierto. Combinación perfecta para que el Lenovo Tenerife regrese a las semifinales de la Copa del Rey. Casi una costumbre ya para el cuadro lagunero, que por tercera vez en las cuatro últimas ediciones superar la primera ronda, en esta ocasión doblegando a un Burgos que vio como cada intento de agarrarse al encuentro le fue respondido por parte de los canaristas con mayor solvencia y contundencia si cabe. Una situación de ventaja generada en buena medida por el soberbio arranque de los tinerfeños desde el 6,75. Como si las palabras de su técnico en la previa hubieran sido una premonición (vaticinando el regreso de los notables porcentajes de casi todo el curso), el conjunto aurinegro fue arrollador desde el perímetro, con un 5/6 en el primer cuarto y 10/13 hasta el descanso, para alcanzar rentas de 15 puntos (41-26).

Luego, los de Vidorreta tiraron de manual. Bien siendo certeros desde el tiro libre, bien aplicándose en labores defensivas (y gastando faltas en su justa medida), o bien siendo tremendamente insistentes para paliar con el rebote ofensivo (donde Sulejmanovic fue oro) su bajón en la efectividad desde el 6,75. Pese a no estar extremadamente atinado de cara al aro, el Lenovo minimizó por completo el número de pérdidas (tres en los dos últimos cuartos) y por extensión ahogó el Burgos en su propósito de correr. Así, el Canarias solo tuvo que jugar a lo que quiso para que el reloj corriera a su favor. Sin necesidad de exprimirse. Sin apuros. Con etiqueta de equipo grande.

Pero antes de ese plácido final, no se mostró muy sólido el Lenovo Tenerife en su puesta en escena, permitiendo que el Burgos anotara en sus tres primeros ataques, ya fuera por llegar tarde a las esquinas, por los rebotes ofensivos de Rivero o por no evitar el juego en transición de su rival (3-7). Pese a alguna aparición esporádica de Shermadini y una canasta a la carrera de Cavanaugh (7-7), el Canarias vio como su rival negó una y otra vez la continuación de su poste para colapsar el ataque aurinegro (dos pérdidas de Huertas). Los de Peñarroya corrieron y se aprovecharon de la ausencia de ayudas interiores y de un 1x1 muy blando para volver a tomar ventaja (12-15) pese a los triples (3/4) de Salin.

Con su equipo habiendo gastado una sola falta en casi siete minutos y medio, el tiempo muerto de televisión le sirvió a Vidorreta, por medio de una bronca mayúscula, para cambiar la dinámica de los suyos. Y la respuesta del plantel aurinegro fue sublime. Cerrada la vía de las segundas oportunidades de los burgaleses y con Fitipaldo como perro de presa sobre McFadden, el Lenovo Tenerife confirmó su reconciliación con el 6,75. De nuevo Salin, luego Cavanaugh desde la esquina (esa que se le resistió contra el Baskonia) e incluso Sulejmanovic en 45 grados, dispararon a los isleños (5/6 en el primer acto), que cerraron el cuarto inicial con un palmeo de Guerra (25-17).

El arreón isleño siguió creciendo ya en el segundo periodo con un triple de Rodríguez (28-17), y aunque los de Vidorreta encadenaron varios regalos penalizadas a la perfección por un rival que se no desaprovechó el caramelo (28-24 tras un 0-7 y un total de 12 puntos tras pérdidas hasta el intermedio), al Lenovo Tenerife ahuyendó cualquier duda respondiendo con su mejor medicina, el triple. Pero después de que Huertas frenara la sangría con una canastita de las suyas desde tres metros y Sulejmanovic volviera a mostrar sus dotes para meter las garras en el rebote ofensivo (32-24). Así, produjeron desde el arco un Salin en estado de gracia (18 puntos al descanso) y Fitipaldo dos veces consecutivas, en ambas con Cook encima suyo.

La ventaja aurinegra se elevó hasta el +15 (41-26) tras un parcial que llegó a ser de 32-13. Diferencia abismal que labraron los canaristas en dos aspectos, lograr cerrar su rebote, y volver a tener más afinada que nunca su mirilla desde el 6,75: 9/11 en ese momento. Contestó el Burgos para agarrarse al partido, también desde el perímetro (Salah y Horton para el 43-34), pero con su acierto en el tiro libre (7/7 al descanso con Huertas muy inteligente yéndose hacia el aro buscando el contacto) y el quinto triple de Salin (10/13 en los dos primeros periodos), el Canarias logró mantenerse con un buen colchón (51-42).

Como en el arranque del choque, no fue buena la salida del Lenovo Tenerife tras el descanso frente a un rival que apretó mucho mas atrás y que delante cargó en el juego interior. Kravic posteó a Shermadini y Rivero tiró de músculo con Cavanaugh, a lo que los burgaleses añadieron un par de rebotes ofensivos. Sin opción de que los tiradores canaristas recibieran en buena situación, Huertas erró dos triples y se dejó un balón por el camino para colaborar en un parcial de 2-9 que devolvió el duelo a una máxima igualdad (53-51).

El sofocón, camino de la emergencia, lo enfrió Doornekamp con un triple en la primera vez que miró al aro en casi 20 minutos en cancha (56-51). Fue el chispazo necesario para que el Canarias despertara a tiempo, pero no martilleando desde el perímetro, sino esta vez debajo del propio aro. Primero con Shermadini tras una buena circulación, luego con un alley oop para Guerra, también con un par de penetraciones de Fitipaldo y un mate de Sulejmanovic. Resultó ahí el bosnio pieza clave, ya que no solo volvió a mostrar su instinto para rebañar rebotes sino que también sacó a relucir su garra atrás sosteniendo a Kravic y Salash. Con otros siete libres sin fallo (14/14) el puñetazo sobre la mesa de los aurinegros fue tal que su parcial de 16-0 le permitió alcanzar su máxima renta (69-51, 27’) y, por sensaciones, empezar a rozar la victoria.

La aparición de un desconocido McFadden (ocho puntos seguidos para el 71-59) aplazó la resolución, pero como en episodios anteriores del encuentro, el Lenovo puso argumentos de peso sobre la pista. Lo hizo con un triple de Doornekamp, la superioridad interior de Shermadini (2+1), la actividad en el rebote de los dos aros de Sulejmanovic, y una penetración de Fitipaldo que se atrevió incluso a dejarla con la izquierda. Enésima manifestación de solidez de los canaristas, que con el 79-62 (34’) prácticamente le pusieron la puntilla a su oponente.

Con un colchón más que significativo, poco le importó al Lenovo reducir su productividad a cambio de entregarse a un baloncesto inteligente. Ese que le permitió salir sin apuros de la presión a toda pista del Burgos, dormir el choque con posesiones aún más largas que las habituales y equilibrar la discreta segunda mitad desde el arco (3/13) con una presencia sublime en el rebote ofensivo (9 tras el descanso). Más que suficiente para colarse en semis con una rotunda autoridad. Con esta versión, el Lenovo Tenerife tiene licencia para soñar.