Aterrizó en la Isla hace tres meses y aunque le costó entrar en la dinámica canarista, ha acabado convirtiéndose en pieza de garantía de la rotación exterior, aportando con mucha fiabilidad desde el 6,75, donde suma 15/28. Además,se le nota contento.

¿Cuáles son sus sensaciones después de los tres primeros meses en la Isla?

Por ahora todo es increíble. El equipo es enorme, los jugadores son fenomenales y me llevo muy bien con todos, el club es muy profesional... Realmente me gusta. Obviamente el tiempo en la Isla es fantástico para mi familia y para mí. Y además estamos ganando. Es todo maravilloso.

Pero sus primeras semanas aquí, por una u otra razón como lo de su golpe en la boca, no fueron sencillas para usted...

Bueno, sabía que necesitaría un tiempo para adaptarme. Me quedé con que todo el mundo me estaba tratando muy bien a pesar de que me estaba volviendo loco por el golpe que recibí en la boca en mi segundo partido. Sentí que todos me ayudaban por lo que la adaptación fue fácil.

A eso se añade que usted se incorporó al Iberostar sin haber jugado desde marzo. Más de siete meses parado...

Sí, es verdad. Pero yo de por sí soy una persona muy activa y siempre estoy haciendo algo. Además, dos meses antes de venir aquí empecé a trabajar con mi entrenador personal y con unos amigos que también son jugadores. Los gimnasios y las canchas en Utah estaban abiertos así que pude trabajar bien, lo que me ayudó en esas primeras semanas aquí.

¿Está satisfecho con su rol en el Iberostar Tenerife?

Sí, sí. Pienso que en este equipo cada uno de los jugadores posee mucho talento. Yo tengo mis momentos para poderlo hacer bien en la cancha, así que estoy satisfecho.

En estos meses ya lo hemos visto jugando de escolta, alero... e incluso de base.

Jugar como escolta o como alero me da igual. Ya he jugado de tres muchas veces a lo largo de mi carrera. No le veo diferencia. Sin embargo, lo de jugar de base como me tocó en Vitoria no me lo esperaba. Fue algo diferente y complicado, porque la posición de base es especial y tuve que adaptarme en solo dos días de entrenamientos. Pero me gusta que me desafíen y crecer, por lo que pienso que resultó ser una buena experiencia para mí.

¿Tenía referencias de algunos de los que son sus compañeros de equipo?

No, no conocía a ninguno antes de llegar. Pero ahora puedo decir que son geniales y he congeniado muy bien con todos ellos.

Ya ha pasado por ligas como la alemana, la italiana y la francesa. ¿Qué le parece la ACB?

Es una liga con mucho nivel, con jugadores muy inteligentes, y desde que cometes un pequeño error te penalizan. Soy un jugador que prefiere más el baloncesto en equipo y menos el uno contra uno, y eso se ve en la ACB. Realmente me gusta.

¿Se le puede a usted considerar únicamente como un triplista?

No. Creo que cada año mi papel se encamina a eso, a ser un especialista en el tiro, pero en cambio pienso que puedo aportar en muchas otras cosas, especialmente en el rebote. Es un aspecto que siempre se me ha dado bien a lo largo de mi carrera. Tirar y rebotear pueden ser mis dos mejores cualidades, pero también puedo hacer otras cosas.

Por cualidades y físico se le puede comparar entonces, por ejemplo, con Scott Bamforth, un escolta muy pequeño para la cantidad de rebotes que captura...

Sí, lo conozco. Él estuvo en un instituto cerca de mi universidad de Utah. Tiene un buen físico y es un gran tirador.

Ha experimentado aquí en España por primera vez lo que es jugar sin público en la grada. ¿Qué siente?

Echo de menos a los aficionados. Los echo de menos. Debes tener claro que eres un competidor y darlo todo en los partidos, pero realmente extraño a los seguidores y su energía, o que mi mujer y mi hijo no puedan venir al pabellón. De verdad los extraño.

Para un triplista como usted, ¿ese sonido de la red cuando anota un triple no le motiva todavía más con el pabellón en silencio?

Son cosas diferentes. Si metes un triple importante o para ganar y la afición grita... ¡pffff! Es lo mejor. Pero las sensaciones deben seguir siendo las mismas incluso sin aficionados.

Es el único jugador de la plantilla canarista que no jugó el derbi de la primera vuelta. ¿Conoce el significado que tiene un partido así?

Sí, claro. Jugué varios cuando estuve en Francia porque mi equipo [Nanterre] era de París y allí hay varios conjuntos más que estaban separados por apenas 15 minutos. Sé lo que es.

Pero el de mañana será algo diferente al no haber público en las gradas...

Creo que ellos tendrán menos ventaja al no contar con el apoyo los aficionados. Hasta el año pasado resultaba más complicado ganar partidos fuera de casa, por lo que sí, es una pequeña ayuda para nosotros.

El Iberostar ha acabado la primera vuelta como el mejor equipo de la liga en triples con un 44% de acierto. ¿Cree que podrán mantener o incluso aumentar este nivel de acierto en lo que queda de temporada?

Realmente no me fijo mucho en esos porcentajes, pero sí tengo claro que contamos con grandes tiradores y todos trabajamos duros cada día practicando el tiro. Es posible continuar así el resto de la temporada, sí.

¿Y usted se ve capaz de acabar por encima del 50 por ciento?

Oh, sí, creo que es posible. Ya el año pasado hice algo similar durante toda la temporada, así que pienso que sí. A lo largo de mi carrera siempre he lanzado por encima del 40 por ciento, pero repito, no me suelo detener mucho en mirar esas cosas. Solo trato de realizar el mejor tiro y por lo general si lo hago mis porcentajes se mantienen arriba. Así habrá posibilidades de llegar a ese 50 por ciento. Tengo que evitar malos tiros porque será entonces cuando mis porcentajes bajarán.

¿Ve a este Iberostar capaz de luchar por hacer algo realmente gordo como algún título?

Seguro. Este es uno de los mejores equipos en los que he jugado. Estamos muy unidos y siempre pensamos en hacer algo grande. Y cuando haces eso, generalmente acabas lográndolo.

Pero para alcanzar esos grandes logros no debería permitirse el equipo fallos como el del domingo ante el Gipuzkoa...

Hay días en los que eso sucede. Ello metieron muchos tiros locos mientras que nosotros fallamos los que solemos meter. Fue una situación disparatada; para ellos perfecta, y para nosotros fatal.

“Soy una persona que necesita encontrar equilibrio en su vida”

Con 28 años cumplidos justo antes de viajar a Tenerife, a finales de 2018 Spencer Butterfield amagó con la retirada del basket profesional. Una grave lesión en un pie cuando solo pudo jugar cuatro partidos con el Reggio Emilia y el haberse sacado el título de agente inmobiliario le hicieron dudar. Meses después, la llamada del Nanterre 92 galo, donde ya había militado previamente, le hizo retomar el mundo de la canasta. “Soy una persona que trato de encontrar equilibrio en la vida y cuanto mayor me hago más necesito vivir una situación en la que me sienta cómodo”, explica el escolta canarista. Un estado a medio camino entre el confort y la motivación que el norteamericano dice “estar viviendo ahora mismo”. Es por ello que no piensa “en la retirada”. “No sé si me quedarán o no muchos años en el baloncesto profesional, pero si me encuentro en una situación adecuada, seguro que sí serán bastantes”, recalca. Una forma de pensar que bien podría asemejarse a la de Kyle Singler, cuando de la noche al día, con la temporada recién empezada, decidió dejarlo todo. “No conocía su caso”, expresa Spencer mientras niega con la cabeza y frunce el ceño. “Ahora mismo solo pienso en el basket”, sentencia.