Un partido sin la tensión necesaria. Un patinazo el día menos esperado. Una derrota fuera del guion. Un regalo de Reyes con varios días de retraso. El Iberostar Tenerife dejó escapar ayer un partido casi inexplicable. En la cancha de un colista que solo había ganado otros dos choques este curso y que acumulaba ocho reveses seguidos. Un Acunsa GBC descabezado, sin su entrenador –Nicola es positivo por Covid–, sin su jugador más importante –Jaime Echenique– y en el que su otra fuente de anotación –Dino Radoncic– apenas produjo gracias a una buena defensa de Cavanaugh.

El escenario perfecto, con clima gélido incluido, para que el Canarias se dejara llevar y nunca jugara al límite de sus posibilidades. Esa entrega que le condujo, hasta ayer, a firmar una primera vuelta de sombrero. Aún así, y sin casi aportación de los pequeños, el cuadro canarista tuvo en su mano el partido bien avanzado el tercer acto (49-62). Pero los de Vidorreta no fueron capaces de tumbar a su oponente, le dieron vida y acabaron encajando 40 puntos en 12 minutos. Una cifra prohibitiva para cualquiera, por muy sobrado que ante este año el conjunto lagunero a la hora de anotar. Sonrojante, cuando esa cantidad recibida viene del equipo menos anotador de la competición, con 71 puntos por encuentro.

Una permisividad intermitente que al final le costó caro a un Iberostar que, cuando quiso reaccionar (86-80 con un minuto por jugarse) apelando a una remontada imposible como la de Murcia, vio como de nuevo su falta de concentración y solidez atrás le jugó una mala pasada. Así, Fitipaldo anotó su primer libre a cuatro segundos del final (85-86), erró el segundo, pero el Canarias tuvo bola de fondo. Huertas asistió para el mate de Shermadini (86-87), pero en la enésima carencia de aplicación (un segundo y medio por jugarse), un despiste a medio camino entre Doornekamp y Fitipaldo permitió a Carlson anotar el triple final. Justicia para el Acunsa que siempre creyó, y merecido castigo para un Iberostar romo, sin acierto exterior (7/23), falto de pegada y, sobre todo, carente de ese hambre que tanto rédito le ha dado este curso.

Ya arrancó algo frío el cuadro lagunero, que entre su mala puntería en el tiro de tres (0/3) y un discreto balance defensivo permitió a su rival ponerse 4-0. Borrón arreglado en apenas unos minutos por los aurinegros, pese a no terminar de mejorar la puntería exterior (1/5), con apenas un par de aspectos tan escasos como determinantes: una gran actividad defensiva para generar cinco recuperaciones –varias de ellas culminadas con salidas a la contra– en seis minutos de juego, y en el otro lado de la cancha surtir de balones a Shermadini. Así, con un 2+1 del georgiano, el Iberostar firmó un 4-16 que le permitió cobrar las primeras rentas significativas (8-16).

Pese a una tímida reacción local (12-16), la mejora aurinegra en sus prestaciones exteriores (triples de Doornekamp y Rodríguez), la continuidad por medio de Guerra en la superioridad a la hora de postear cerca del aro (8/10 de todo el equipo en los 10 primeros minutos), y atar en corto a Radoncic (1/5 en el periodo inicial), permitieron a los de Vidorreta aumentar su ventaja hasta el 15-28 (11’). Golpearon los donostiarras con un 9-0 (24-28) pero respondieron enseguida los canaristas desde el perímetro (24-34) para mantener a salvo su colchón. Sin embargo, la intensidad del bando lagunero no fue la deseada y el Acunsa anotó en varias situaciones liberadas para el 32-36.

Solo la aparición de nuevo de Shermadini con otros seis puntos casi consecutivos (13 al descanso sin fallo y 17 de valoración) alargó la solvencia canarista (34-45), que sin embargo fue incapaz de poner contra las cuerdas a su oponente. Entre dos triples errados, una cierta permisividad defensiva cuando podía gastar una falta en el último ataque local, y una mala decisión final de Huertas, el Iberostar alcanzó el descanso con solo seis puntos de renta (39-45). Resultado positivo, pero con la sensación de que el cuadro isleño, al no apretar a fondo el acelerador, dejó pasar la oportunidad de haber encarrilado la contienda.

El arranque del tercer periodo se convirtió en un mano a mano entre Okouo y Shermadini (45-52) del que el Canarias sacó tajada gracias a una mayor aportación del resto de su quinteto, en especial con varias acciones de raza debajo del aro de Cavanaugh, muy superior a Radoncic (47-57). Pero el Iberostar siguió yendo a trompicones y pese a llegar a aumentar la renta hasta los 12 (tras rebote ofensivo de Butterfield) e incluso 13 puntos (triple de Fitipaldo para el 49-62), sumó más errores que aciertos. Delante (dos de Guerra), pero sobre todo detrás, permitiendo tiros cómodos en un Acunsa, que se entonó desde las esquinas.

Liderados por Span y Tomás, el cuadro donostiarra firmó un 8-0 (62-66, 31’) que no solo le metió en partido sino que comenzó a descolocar al Iberostar, cada vez más colapsado ante la defensa zonal de los locales. Doornekamp y Cavanaugh salieron al rescate primero (62-70), y Shermadini después (68-74). Pero el Acunsa ya se había creído por completo estar en disposición de tumbar a los canaristas.

Y lo hizo por medio de su acierto exterior (tres triples seguidos) y provocando por completo que al Iberostar, totalmente negado en el tiro de tres, se le hiciera de noche en ataque sacando rédito al peaje de jugar sin un cinco puro, pero en cambio cerrándose como lobos con Shermadini. Corriendo cada vez que pudo, el Gipuzkoa le dio la vuelta al partido (76-74) y terminó de meterle el miedo en el cuerpo a los isleños.

Sin acierto alguno desde el perímetro, solo Cavanaugh tras ofensivo y Shermadini (cada vez más tapado) pudieron sumar. Aportación a todas luces insuficiente frente a un rival ya lanzado (84-80), y que de la mano de Dee (7/7 en libres en el último cuarto) alcanzó seis tantos de ventaja a menos de dos minutos del final (86-80). Con otros dos errores desde el arco, el Canarias recurrió a la épica. Una canasta de Fitipaldo, unos dobles de Span, otros dos puntos de Shermadini, y dos libres errados por Oroz dieron a los laguneros la ocasión de obrar otro imposible con 14 segundos por jugarse. Pero ahí, pese al mate de Shermadini, y en una especie de continuación de lo que se vivió en los minutos previos, el Iberostar no terminó de consumar la remontada y regaló la victoria al colista. Al cuadro canarista le toca desquitarse en el derbi.