MUNDIAL DE CLUBES
José Riveiro, de tercera regional al club con más títulos: "En Al Ahly lo único que vale es ganar, incluso si enfrentas al PSG"
La carrera del técnico gallego es un ejemplo único que empezó en el fútbol de barro, pasó por Finlandia, siguió por Sudáfrica y le ha llevado al 'Rey de África', que amargó el estreno de Messi en EEUU

José Riveiro, técnico de Al Ahly, durante el debut de su equipo frente a Inter de Miami. / AP
Dice José Riveiro (Vigo, 1975), entrenador de Al Ahly, que "no debería estar aquí", en referencia al Mundial de Clubes. Cuando en realidad es el que más se lo merece de todos. Un técnico metódico que arrancó su carrera en el Teis, en la tercera regional de Galicia y ha terminado liderando el proyecto del equipo más importante de África. Un club que ha ganado más títulos que ninguno en el mundo, lo que supone una exigencia mayúscula para sus jugadores y técnicos. Solo hace falta ver la entrega de su hinchada para entender la afirmación de Riveiro que sirve de titular a esta conversación.
El entrenador gallego es un ejemplo atípico. Un profesional sin representante, pero con una libreta inmensa de experiencias que le llevaron a Finlandia de la mano de Pablo Couñago, ex del Celta. Allí se labró un buen palmarés que puso su nombre en la lista de reclutadores que le llevó hasta la otra punta del mundo, Sudáfrica, donde cambió la vida de los habitantes de Soweto, población maltratada por el Apartheid y la pobreza estructural que encontraba en los éxitos del Orlando Pirates una razón para seguir viviendo.
Riveiro es un espíritu libre que cualquier día decidirá coger la maleta que ha facturado para tantos destinos en los que nunca imaginó estar. Pero no para otro viaje transoceánico como el que vive en EEUU, sino para volver a casa y reunirse con su familia natural. Porque en el fútbol ha armado otro núcleo de sangre del que forman parte Carlos Nodar (asistente), Juanjo Roa (porteros) o Michel Bellver (readaptador). Un grupo de aventureros que comanda el equipo que amargó el debut de Messi y está dispuesto a llegar tan lejos como la fe y el trabajo se lo permitan.
¿Qué tal estáis llevando el clima en el Mundial de Clubes? Habéis pasado de un calor extremo al frío de Nueva Jersey.
Está lloviendo, mucha diferencia con Miami, creo que como 20 grados menos. Está el día feo, gris y lloviendo. Pero tienes que adaptarte a cualquier condición y estamos ya acostumbrados a lidiar con esas circunstancias. La verdad es que si influye en este caso es para mejor. En Miami fue complicado jugar. Puedes tener un ritmo alto de juego, pero hay momentos en los que te golpea y te cuesta.
¿Estás satisfecho con el debut de Al Ahly? Un punto muy valioso ante Inter de Miami que podéis hacer bueno contra Palmeiras. Pena el penalti fallado por Trézéguet.
Hicimos un muy buen primer tiempo. Fuimos capaces primero de conseguir un poco lo que buscábamos en la fase defensiva, que era que Busquets y Messi no estuvieran cómodos, que no tuvieran una participación muy alta. Robamos muchas veces en ese posicionamiento que elegimos y tuvimos mucho espacio para correr en transiciones. Pudimos ir al descanso por delante del marcador, mucho más confiantes, con ellos un poco más tocados. Son suposiciones, no pasó. Y en la segunda parte, el ritmo bajó mucho. A nosotros nos costó mucho volver después del penalti fallado. Y ahí sí que, a través de más de balón parado que de juego, tuvieron alguna situación peligrosa. Somos un equipo prácticamente nuevo con un entrenador nuevo también. Teniendo todas esas cosas en cuenta, Al Ahly estuvo bastante bien.

José Riveiro y Filip Valencic, en la etapa del entrenador gallego en el Inter Turku de Finlandia. / INTER TURKU
¿Cómo ves el grupo, después del empate entre Palmeiras y Oporto?
El partido muy igualado, pero también con muchas ocasiones de gol. Son dos equipos que juegan muy bien al fútbol. Tienen dos entrenadores muy interesantes. Uno que lleva casi 350 o 360 partidos con Palmeiras: Abel Ferreira. Son un equipo que juega casi en memoria. Y Oporto, con Anselmi, pues lo mismo, un entrenador muy valiente, que ya lleva tiempo suficiente para que se vea claro el equipo que quiere. Parecido a lo que tenía allá en Independiente del Valle y en Cruz Azul. Los dos conjuntos buscaron las porterías en un partido que fue raro que también terminara 0-0 ayer. Dos rivales realmente de primer nivel que nos van a exigir hacer un partido muy completo.
Estoy recogiendo el fruto y también viviendo el sueño de otros entrenadores, como yo, modestos, que trabajan bien, que se esfuerzan, que trabajan muy bien sus equipos, y que, a lo mejor, tienen menos visibilidad porque al final no hay espacio para todos. Cuesta mucho poder progresar en nuestra profesión, es muy complicado
Lo que estás viviendo ahora poco tiene que ver con tus inicios. Empezaste desde lo más abajo posible.
Sí, en el Tercera Regional grupo 17 en Vigo. No hay nada por debajo. Unos cuantos años después, aquí estamos. Es una historia rara, lo he dicho muchas veces, yo no debería estar aquí. Es muy poco probable que se den situaciones así, no porque tengas la capacidad o no la tengas, sino porque se tienen que dar muchas cosas a la vez para que puedas estar aquí. Todo me ha salido todo de cara. He trabajado mucho, no lo escondo tampoco. He dedicado mi vida prácticamente a esto, sobre todo desde hace unos 14 años. Y bueno, ahora recogiendo el fruto y también viviendo el sueño de otros entrenadores, como yo, modestos, que trabajan bien, que se esfuerzan, que trabajan muy bien sus equipos, y que, a lo mejor, tienen menos visibilidad porque al final no hay espacio para todos. Cuesta mucho poder progresar en nuestra profesión, es muy complicado.
Tu gran aventura empieza cuando cambias Vigo por Finlandia.
Echo mucho de menos Finlandia, sí. Fui muy feliz. Estuve allí casi 8 años, fue el comienzo de toda esta etapa. el primer sitio donde realmente me dieron la oportunidad de ser un entrenador profesional, un país al que le tengo un cariño muy especial. Mi hija nació allí en 2019. Para mi gusto, es de esos sitios donde siempre te gustaría volver, y por qué no, algún día a lo mejor entrenar. Quién sabe, pero sí que es un lugar muy especial para mí.
Hubo un momento en el que Vigo colonizó el fútbol finlandés. ¿Cómo se montó aquel puente aéreo?
Sí así fue. Con Caloi, Pablo, Yerai, Mateo...Tuvimos algún jugador español más (estuvo en el Honka, Helsinki o Inter Turku). Lo mío fue a través de Pablo Couñago y de su amistad con el entrenador de Honka en aquel momento. Fue allí a jugar sus últimos meses y poco a poco reclutando gente hasta que cayeron en la cuenta de que necesitaban algo más para el entrenador. Así vino todo.
Al final yo me arreglo con mis cosas, intento tenerlo todo en orden y lo he dicho muchas veces, voy trabajando donde van mostrando interés por mí. Vivo sin ningún tipo de preocupación por lo que va a pasar el año que viene o en seis meses o dentro de dos años
Pero en 2022 le das la vuelta a tu mundo, porque fichas por el Orlando Pirates sudafricano.
Termino el contrato en Inter Turku después de tres años donde transformamos todo. Fue un cambio muy grande. Lógicamente tengo alguna oferta para continuar entrenando, pero decido parar un tiempo. Me quedo a vivir en Finlandia como seis meses para intentar disfrutar un poco más, sobre todo, de pasar tiempo con mi hija y con mi mujer. Van llegando cosas hasta que aparece la oferta de Orlando Pirates y es la que más me llama la atención. ¿Por qué? Porque llega limpia, llega directamente a través del club, un interés que muestra que se basa única y exclusivamente en el rendimiento que habíamos dado en Inter, en los datos que habíamos generado. Lo hacen a través de una empresa muy puntera en tratamiento de datos. Después de un informe y una serie de filtros que yo paso después, deciden darme el proyecto. Me dan tres años con unas condiciones para poder llevarlo a cabo que son mucho mejores de las que te puedes esperar cuando tienes una opción de trabajar en el continente africano. Me encontré un equipo, un club muy a la vanguardia, muy profesional, con una dirección del club muy preparada. Se dio bien, hicimos tres años transformadores para el Orlando Pirates, no solo a nivel de títulos, sino de otras muchas cosas. De ahí que Al Ahly también pusiera los ojos en mí como entrenador.

Jose Riveiro, en su etapa de entrenador del Orlando Pirates. / ORLANDO PIRATES
¿Cómo es la vida de un entrenador profesional sin una gran agencia de representación detrás?
No podría compararla con lo contrario porque lo desconozco, pero es una vida en mi caso complicada en cuanto a lo personal y familiar, porque es muy difícil conciliar la dedicación y la distancia que esto te exige con tener una vida normal. Al final yo me arreglo con mis cosas, intento tenerlo todo en orden y lo he dicho muchas veces, voy trabajando donde van mostrando interés por mí. Vivo sin ningún tipo de preocupación por lo que va a pasar el año que viene o en seis meses o dentro de dos años. Voy tomándomelo como viene, hicimos un plan y de esa manera me ha ido.
¿También es bueno tener un cuerpo técnico como el que tienes tú, que te arropa, que es de confianza?
Sí, sin un staff técnico hoy en día no va a funcionar. Ya no va de ser entrenador y que seas capaz o no, se trata de que hoy en día la exigencia es muy grande. El futbolista necesita de muchas cosas hoy en día para poder rendir. Yo tengo ahora mismo aquí 28 o 29 personas en el equipo técnico, y evidentemente, no todos pueden ser de mi mano, pero sí que he venido con cuatro personas de mi confianza que son los que están más cerca de mí. Los que me ayudan más, los que dominan aspectos que yo no domino y que al final son los que me hacen parecer mejor, porque tienen una influencia muy grande en los resultados. Se habla solo del entrenador porque es la figura principal, pero lo que hay es un trabajo de mucha gente que queremos nosotros ayudar al futbolista a que rinda. Los resultados vienen después.
Al final el aficionado de Pirates o del Kaizer Chiefs, otro de los equipos de Soweto, consigue a través del fútbol que su vida funcione. Les hace sentir que tienen un poco de éxito en la vida. Me identifico con algo que gana, que funciona. Porque la vida allí no es fácil, es incierta, es complicada y al final el fútbol representa una forma de tener esperanza.
El Orlando Pirates estaba en Soweto, la capital del fútbol en Sudáfrica donde están los dos grandes equipos, pero también, símbolo desgraciado del Apartheid en Sudáfrica.
Soweto es un lugar histórico, no por nada bueno precisamente. Es parte de la historia del país y de los cambios sociales más importantes. Un barrio humilde donde vive muchísima gente. Ni se sabe la cifra oficial, que está en torno a tres millones y medio de personas. Al final el aficionado de Pirates o del Kaizer Chiefs, otro de los equipos de Soweto, consigue a través del fútbol que su vida funcione. Les hace sentirse que tienen un poco de éxito en la vida. Me identifico con algo que gana, que funciona. Porque la vida allí no es fácil, es incierta, es complicada y al final el fútbol representa una forma de tener esperanza. De hecho, lo hablábamos con gente allí desde el primer día, con gente del club. Muchas veces con la policía nos decía que cuando ganábamos bajaba la criminalidad, la violencia doméstica... Muchos problemas sociales, se apaciguaban cuando Orlando Pirates estaba en un buen momento. No creo que sea diferente en muchos sitios, pero allí quizás es algo mucho más notable. El fútbol es una parte muy importante de la sociedad sudafricana y especialmente de Johannesburgo y de Soweto.
Al Ahly es una parte importantísima de la sociedad egipcia e incluso de África, ¿cómo se dimensiona un club que es el más ganador de la historia?
Es un cambio muy brusco de Sudáfrica aquí en todos los sentidos. A nivel cultural, idioma, religión... La forma de pensar también lo es. Aquí lo único que vale es ganar, no hay más, hay que ganar y con una mentalidad triunfal al máximo. Es decir, un aficionado de Al Ahly, si mañana nos cruzamos con el PSG, nos van a exigir ganarles. La mentalidad es que somos el club más grande del mundo. Todo lo demás son historias. Y aquí se viene a ganar, luego se hará o no, pero de entrada la mentalidad es esa. Al Ahly es un equipo ganador que lo vive de esa manera.
Y tú, pese a ser el entrenador del club más importante de África, el que más títulos ha ganado del mundo, cuando vuelves a casa eres un anónimo.
Si Guardiola viene aquí, sí que lo va a reconocer, pero somos eurocentristas. No digo ni que esté bien ni que esté mal, yo estoy encantado de que no me conozca nadie, vamos a empezar por ahí. Pero es así, nos miramos mucho el ombligo y todo lo que esté un poquito lejos de lo que conocemos nos parece que es peor. A lo mejor es así o no, pero creo que hay más cosas, hay más ligas, hay más fútbol que es súper interesante. Yo he disfrutado un montón de la liga sudafricana, me parece repleta de talento. Muy divertida de ver, quizás, más que gran parte del fútbol que se ve hoy en Europa. Y es así, hay que aceptarlo y tampoco supone ningún problema, en este caso para mí o para cualquiera que pueda estar en mi situación, al contrario.
Y dentro de esa lucha de continentes que es el Mundial de Clubes, ¿qué esperas conseguir con Al Ahly?
Quiero ayudarles a competir en un espacio muy corto de tiempo. Creo que tenemos nuestras opciones de pasar a la fase de grupos, tenemos que hacerlo muy bien, pero vamos a pelear. No vemos más allá de Palmeiras y después, Oporto. Hay que intentar sumar los puntos que nos metan en la siguiente fase. Y lo he dicho antes de empezar: una vez que te metes en una fase de eliminatorias, ahí puede pasar de todo. Los partidos se pueden dar de muchas maneras y muchas veces no ser favorito incluso te puede ayudar. Sería genial poder colarse en esa fase y, a partir de ahí, preparar bien los partidos para dar más de un disgusto a los supuestos favoritos.
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