Fútbol
Un Barça perdido sucumbe ante el Arsenal en la final de la Champions
Un gol de la sueca Blackstenius deja al Barça sin su cuarta Champions y con un sabor de boca muy amargo tras un partido errático (1-0)

Las jugadoras del Arsenal celebran el gol de Blackstenius. / EFE
Laia Bonals
Dolor. El de sentir que no has sido suficiente. El de ver las circunstancias te pudieron. El de fallar el día más importante del año. El Barça se hundió ante un Arsenal (1-0) que plantó cara y no se achicó. Que luchó y espero cuando debió. Ante eso, las azulgranas no se vieron. No se encontraron el día, que debían reconocerse. Solo necesitaban ser ellas mismas, pero no lo lograron.
Las lágrimas de Claudia Pina. El gesto agotado de Aitana Bonmatí. La mirada cruda y fulminante de Alexia Putellas. Centenares de gestos dejaban entrever la angustia que recorrió a la plantilla del Barça cuando la colegiada señaló el final del partido. Perder una final de la Champions es doloroso. Pero hacerlo como sucedió en Lisboa acongoja aún más. El equipo se decepcionó a sí mismo. Faltó a su manera de entender el fútbol y no sobrevivió.
Desde que empezó la final, al Barça le estaba faltando algo. No terminaba de entenderse en los metros finales y buscaba pases en profundidad que no llegan a bien puerto. Mientras tanto el Arsenal se mantuvo a la espera. Latente. Apurando los minutos que iba ganando de vida con un marcador igualado a cero. Viviendo en el alambre.
Arrearon sobremanera las 'gunners' ante un Barça perdido. Hubo varios sustos, pero el que terminó sentenciando muerte llegó a la media hora de partido. Paredes se metió el balón en propia puerta, pero para la suerte azulgrana Chloe Kelly estaba en fuera de juego antes de chutar. El tanto no subió al marcador. Era un aviso para navegantes, una alarma que debía despertar al Barça y darle claridad. No sucedió.
Tuvo que aparecer Cata Coll minutos después para poner un guante salvador. Voló la guardameta para rechazar con la zurda un balón de Maanum que iba ajustado al travesaño. Tuvo un arreón el Arsenal que despertó los peores fantasmas de un Barça que no se supo reconocer en la primera parte.

Un momento de la final Arsenal - Barcelona. / EFE
Las azulgranas estaban grises. Con una ausencia de lucidez que desquiciaba a las mismas futbolistas sobre el verde. Se las veía angustiadas. La pausa las adormeció. Se volvieron imprecisas, errando controles y pases en los momentos claves del encuentro. Subsistió nublado hasta la segunda parte, donde la reacción era imperiosa.
El segundo tiempo fue bronco. Muchas y demasiadas interrupciones que le dieron al Arsenal el guión de partido que buscaba. Y el Barça buscó nuevos recursos. Pina y Ona intentaron chuts desde más allá de la frontal, que generaron un peligro que no habían provocado hasta el momento. Ewa Pajor levantaba los brazos. Pedía a la afición un empujón ante el atasco que estaban padeciendo. Solo la entrada de Salma Paralluelo por Claudia Pina el ritmo del partido cambió. El Barça le puso un par de marchas más y se sintió más a gusto construyendo con el balón en los pies.
Como respuesta, el Arsenal compactó aún más sus líneas, dejando un espacio irrisorio para que el Barça pudiera desempeñarse sobre el césped. Algunos balonazos y más gestos de disgusto volvieron al semblante de las azulgranas. Se estaba encallando la final.
Se terminó de cruzar cuando el Arsenal encontró lo que apenas había buscado durante la segunda parte. Un mal rechace terminó con el balón en las botas de Mariona, que creó una jugada letal. Sirvió el balón para Alessia Russo, que asistió en el momento justo a Blackstenius para que lo reventara dentro de la portería de Cata Coll. La guardameta, atónita tras el santo, resoplaba. Los 25 minutos restantes iban a ser agónicos.
Corrían los minutos. Era una pesadilla lo que las futbolistas de Pere Romeu estaban viviendo sobre el césped. Superadas y angustiadas era muy complicado darle la vuelta a la final que se extinguía por segundos. Y la prisa no es amiga de las buenas decisiones. Se precipitó en exceso, centrando balones sin ton ni son dentro del área 'gunner'.
El Barça sucumbió a la maldición. Nunca un entrenador ha ganado en su primera temporada la Champions. Pere Romeu no consiguió romper esa tradición. El golpe es duro, porque da donde más duele. En la identidad y en cómo uno se ve a uno mismo. Hay enfado y angustia, desesperación al darte cuenta que te fallaste cuando no creías que fuera posible. No queda otra que levantarse.

Las jugadoras del Arsenal celebran la victoria ante el Barcelona tras la final de la Champions femenina. / EFE
Ficha técnica:
1 - Arsenal: Van Domselaar; Fox, Williamson, Catley, McCabe; Maanum (Blackstenius, min. 65), Little, Mariona Caldentey; Kelly (Mead, min. 65), Russo (Wubben, min. 91) y Foord (Hurtig, min. 85)
0 - FC Barcelona: Cata Coll; Ona Batlle, Irene Paredes, Mapi León (Engen, min. 78), Fridolina Rolfö (Brugts, min. 78); Aitana Bonmatí, Patri Guijarro, Alexia Putellas; Caroline Graham Hansen, Ewa Pajor y Claudia Pina (Salma Palalluelo, min. 62).
Goles: 1-0, min. 74: Emma Blackstenius.
Árbitra: Ivana Martinčić (Croacia); amonestó a Kelly (min. 65) del Aresenal y a Irene Paredes (min. 75) del FC Barcelona.
Incidencias: Partido de la Final de la Liga de Campeones femenina, disputado en el Estadio José Alvalade de Lisboa con todo el aforo completo.
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