LALIGA | ATLÉTICO 2 - 4 BARÇA
El Barça se la devuelve a un Atlético exhausto con una remontada de última hora y convierte LaLiga en cosa de dos
Los goles en el tramo final de Lewandowski, Ferran y Lamine liquidan un partido en el que los rojiblancos se habían adelantado gracias a los tantos de Julián y Sorloth y en el que notaron el esfuerzo de la Champions

Atlético de Madrid - FC Barcelona. / EFE
Caer y levantarse, como mantra. Como forma de vida llevada al extremo por un equipo inasequible al desaliento. Lejos de ser invecible, el Atlético se demostró a sí mismo y al resto, si es que hacía falta, que lo que sí que es inquebrantable. Arropado por una grada que no le va a la zaga en cuanto a lo de creer se refiere, los rojiblancos volvieron a llevar al límite al Barça. Lo tuvieron contra las cuerdas, pero este equipo de jóvenes que ha dibujado Flick siempre golpea, antes o después, y se levantó para remontar dos goles y llevarse del Metropolitano una victoria que les deja líderes y como grandes favoritos para el título, con permiso del Real Madrid.
Si los duelos de este año en Montjuic habían acabado siempre de la misma forma, con el Atlético sobreviviendo y rematando en el tramo final, esta vez tocó invertirse los papeles. Gran esfuerzo rojiblanco, y poco premio para lo que parecía que iba camino. No rendirse nunca por parte de los azulgrana, aguantar los golpes y levantarse, dando muestras de ser ya un equipo maduro ante otro que brilló desde lo colectivo
Desde el amor propio, pero también desde un ejercicio colectivo de compromiso y concentración extremo, el Atlético llegó gran parte del partido a donde las piernas no le daban. Ni los 120 minutos del pasado miércoles ni la paliza emocional llevó a Simeone a hacer muchos cambios. De hecho, solo entraron Le Normand por Giménez y Lino por Gallagher, sosteniendo el Cholo su apuesta por el cada vez más señalado Griezmann. Pero ya se sabe que si en alguien cree el argentino, y si por alguien está dispuesto a hecer excepciones en sus mantras, es por Antoine, en el que creerá hasta el fin de los días.
Sabía el Atlético que iba a tocar sufrir, y si no no tardó mucho en hacérselo saber el Barça, que se plantó en el Metropolitano con su once de gala. Apenas cinco minutos, los que tardó Lamine una pared Lamine con Olmo, que le encontró dentro del área, donde es casi imparable. Solo lo frenó el poste, cuando Oblak ya estaba vencido y rezando, si es que cree, por que ese balón no fuera para dentro. De hacerlo, sus plegarias fueron escuchadas, porque el poste escupió la bola hacia fuera.
Dominaba y dominaba el Barça ante un Atlético poco fresco y que quería que pasara lo menos posible. El plan estaba claro, esperar replegados, acortar el terreno de juego lo máximo posible y no dejar respirar al Barça. Aún así, los azulgranas, hoy de verde chillón, encontraban los huecos a través de prestidigitadores como Olmo y Pedri, maestro del escapismo.
Aún así, el Barça no inquietaba a Oblak, y eso empezó a dar aire a un Atlético que empezó a creérselo conforme se embarraba el choque. En las trincheras, los de Simeone se veían cómodos. Dos patadas y Giuliano tirado por los suelos tras engancharse con Koundé por aquí, un par de arrancadas de Julián por allá, y el Metropolitano, predispuesto de antemano, se encendió para dar a los suyos lo necesario para suplir la falta de frescura.
Así, entre patadas, protestas y roces, el partido se adentró en la nada. Ni rastro de porteros ni acercamientos al área, lejos de parecerse a los dos partidos entre ambos que se han jugado esta temporada. Hasta que todo se aceleró, de pronto, con la llegada del descuento. Del larguero de Lewandowski cuando ya tenía batido a Oblak se pasó, sin solución de continuidad, al gol de Julián. Encontró Griezmann a Giuliano y este, generoso cuando encaraba a Szczęsny, se la cedió a Julián
La primera a la jaula. El plan había salido, y ahora quedaba pertrecharse y sostenerlo, llevando al extremo eso del compromiso colectivo. Asfixiando a Lamine, al que el Barça buscaba todo el rato, con ayudas y más ayudas. Defendiendo como guerreros el área, y amenazando a través de Giuliano, un tipo nacido para jugar en el Metropolitano.
Desde su entrega volvió a crecer el Atlético, que introdujo cambios que funcionaron con efecto inmediato. Fuera un Julián exhausto y Lino, y dentro Sorloth y Gallagher. Sociedad vencedora al instante, saliendo a correr el inglés ante un desajuste defensivo del Barça y cediendo para que a placer el noruego volviera a ajusticiar, por tercera vez este año, la portería azulgrana.
Parecía ya todo hecho, pero no. Este Barça siempre vuelve, nunca se queda a cero. En un abrir y cerrar de ojos, lo que parecía una victoria rojiblanca se transformó en un empate tras una maniobra maravillosa de Lewandowski en el área, que dio paso al gol de cabeza de Ferran con el que volvieron las tablas al marcador antes del golpe de efecto final.
Lamine, en el descuento y tras un disparo que tocó en un defensa, se la devolvió al Atlético de las remontadas, al que deja casi fuera de la lucha por el título tras ajusticiar Ferran con el cuarto.
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