Fútbol

Choupo-Moting echa a Messi y Mbappé de Europa

El Bayern certifica (2-0, 3-0 en el global) que el PSG, eliminado de nuevo en los octavos de la Champions, es un proyecto sin pasado, presente ni futuro

Los jugadores del Bayern celebran un gol con Messi en primer plano.

Los jugadores del Bayern celebran un gol con Messi en primer plano. / Reuters

Marcos López

Una presión ejecutada a la perfección unido a una torpeza de Verratti provocó otra despedida del PSG de la elite europea. El Bayern ahogó a los franceses con esa presión que forzó la imprudencia del centrocampista, prólogo del gol de Choupo Moting, estrella en una noche donde los mejores delanteros no fueron, aunque parezca mentira, ni Messi ni tampoco MbappéY el Bayern certificó que el proyecto catarí no tiene pasado, presente ni futuro. El dinero no siempre trae el éxito. No le alcanza, que diría Leo, a quien la corona europea obtenida en 2015 con el Barça de Luis Enrique se le llena cada vez con más polvo.

Choupo-Mouting echó a Mbappé y Messi de Europa, con un triste PSG encaramado a la cabeza de Sergio Ramos como único factor de peligro en ataque. El primer cabezazo fue despejado de forma plástica por Sommer y el segundo rozó el poste derecho de la portería del Bayern. Ese fue el único argumento parisino en una plana segunda mitad que le envía, de nuevo, al sótano de la frustración, sintetizadas en las dos pérdidas de un confuso Verratti que provocaron los goles alemanes.

El partido era grande. Grande y enorme porque, en realidad, no medía a dos equipos gigantes del fútbol europeo sino colocaba ante el espejo a dos instituciones antagónicas. La tradición repleta de modernidad del Bayern Múnich, club de futbolistas gobernado por futbolistas, tanto en el campo como en los despachos, ante la modernidad hecha industria del PSG, un club estado como denuncian los antiguos construido en tiempo récord con la sencillez que proporciona el dinero catarí sin fin. Dinero estéril tras esa irresponsable salida de balón que tan bien castigó el Bayern con el 1-0.

Ni con tres centrales

Y tan grande era la noche en Múnich que todo quedó milimetrado desde antes incluso de empezar el partido. Nagelsmann se guardó la carta de Mane para cuando todo se complicara enviando a Joao Cancelo al banquillo, apostando por Davies en el flanco izquierdo de la zaga, sostenido su Bayern con un 4-2-3-1 de manual en el que Coman era un demonio vestido de extremo derecho, mientras Musiala revoloteaba por todo el frente de ataque.

El PSG, desprovisto del regate y la osadía del lesionado Neymar, a quien no tendrá hasta la próxima temporada, quedó parapetado con una línea de tres centrales (Danilo Pereira-Ramos-Marquinhos) para dar vuelo a los laterales-interiores-extremos simbolizados en las figuras de Achraf (derecha) y Nuno Mendes (izquierdo). Todo para que Mbappé, que ejercía de nueve líquido, moviéndose por todos los rincones para huir del marcaje de Upamecano, y Messi quebraran la red defensiva bávara.

El partido arrancó con respeto reverencial del Bayern hacia el PSG. Y del PSG hacia el Bayern, encorsetados ambos equipos en las pizarras de sus respectivos entrenadores. Mandaban más los técnicos que los jugadores, por mucho que Mbappé amenazara pisando el área alemana con cierto peligro en los primeros 20 minutos. No es solo lo que genera cuando tiene el balón sino lo que intimida Kilyan cuando la pelota le busca a él.

Andaba tímido el equipo bávaro, tan tímido que un lejano disparo de Goretzka (m. 16) atestiguaba esa mísera producción ofensiva. Y el PSG rompió a dominar el partido en una acción en la que Messi disparó hasta en tres ocasiones dentro del área bávara sin que la pelota cruzara la red. Entre Davies primero y luego De Ligt y, finalmente, Sommer quebraron la insistencia del astro argentino. Son esas ocasiones en las que Leo no suele fallar. Pero no acertó.

Mala segunda mitad francesa

Quién si acertó, y con una excelente parada, fue Donnarumma, ágil y certero para repeler el venenoso disparo de Musiala, un talento maravilloso como el giro que efectuó en el área francesa previa a una acción que pareció de gol. Y no lo fue por la precisa intervención del guardameta italiano. El problema fue que el plan defensivo del PSG se complicó al resentirse Marquinhos de su lesión, obligándole a pedir el cambio pasada la media hora de un partido lleno de riquísimos matices tácticos.

Aunque, al final, Sommer se enredó con el balón en los pies de tal manera que acabó en Vitinha. Tiró sin portero. Tiró sin guardián. Era gol. O gol. Pero el disparo del centrocampista portugués topó con el despeje milagroso de De Ligt. Una acción que enardeció al Allianz Arena, calmó a Sommer, se libró de un ridículo histórico, y consagró al central neerlandés, que lo festejó con la grandeza que merecía su aparición. 

En la segunda parte, y con el gol anulado a Choupo-Moting por la interferencia posterior de Müller, el Bayern despertó arrinconando al PSG, más cerca de Donnarumma que de Sommer. Mal presagio para los franceses, superados en una desastrosa segunda mitad que les echó de Europa. Un año más. Otro más.

Cuando quiso reaccionar el equipo de Galtier ya era tarde. Como siempre. Terminó con Ramos de delantero centro, incapaz como fue en 180 minutos de marcarle un gol al Bayern. Terrible.

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2 - Bayern Múnich: Sommer; Stanisic, Upamecano, De Ligt, Alphonso Davies; Goretzka, Kimmich; Coman (Gnabry, min.86), Müller (Cancelo, min.86), Musiala (Mané, min.82) y Choupo-Moting (Sané, min.68).

0 - PSG: Donnaroumma; Danilo, Sergio Ramos, Marquinhos (Mukiele, min.36; Bitshiabu, descanso); Achraf, Vitinha (Ekitike, min.81), Verratti, Fabián Ruiz (Warren Zaire, min.76), Nuno Mendes (Bernat, min.82); Mbappé, Messi.

Goles: 1 - 0, min.61, Choupo-Moting. 2 - 0, min.90, Gnabry.

Árbitro: Daniele Orsato (ITA). Amonestó a Achraf (min.95) en el PSG.

Estadio: Allianz Arena.