Champions League

La mística del Real Madrid hechizó Anfield: "La eliminatoria está acabada"

Jugadores, aficionados y periodistas locales admitían con resignación la superioridad blanca mientras Ancelotti trataba de contener la euforia en sus filas

Vinicius Junior celebra el primero de sus dos goles con el Real Madrid en Anfield.

Vinicius Junior celebra el primero de sus dos goles con el Real Madrid en Anfield. / EP

Fermín de la Calle

El miércoles amaneció lluvioso en Liverpool. Una fina cortina de agua caía sobre Lord Street, la artería peatonal del centro, en la que aún lucen unas sospechosas luces navideñas. Como si la ciudad llorase, la dolorosa goleada encajada ante el Real Madrid horas antes en Anfield.

En la estación de trenes de Lime Street hacíamos cola ante una food-truck de una cafetería de nombre italiano un ejército de zombies para activar el día con una doble dosis de cafeína, mientras ojeábamos la contraportada del Echo, el periódico de Liverpool. En ella se leía un gran titular: SurReal, haciendo uno de esos juegos de palabras que tanto gustan a los medios ingleses. Repasando las notas del partido, ningún jugador local era suspendido, pese a la goleada encajada por los suyos

El teatro de 'Vini'

El tono de la crónica era de resignación. La misma que horas antes reflejaba en zona mixta el capitán, Jordan Henderson. “Son el Real Madrid y cuando fallas, ellos no te perdonan”. No era diferente a la reflexión que hace Jürgen Klopp en sala de prensa: “Creo que Carlo cree que la eliminatoria está acabada. Yo también lo creo, pero en tres semanas…”.

El alemán llega a calificar la primera parte de los suyos “como la mejor de lo que llevamos de temporada. Pero esos dos goles…”. “En el primero Vinicius estaba rodeado, pero nadie tapó el disparo”, se lamentaba. Luego en la segunda parte llegó ese tercer gol tan pronto y ya no pudimos hacer nada, el partido era del Real Madrid”. El alemán se despedía con un lacónico “¡Gracias!” en español de la prensa cogiendo su mochila y marchando con paso rápido

Si hay que explicar la goleada desde un nombre, ese es el de Vinicius, que ya marcó el gol que decidió la final en París. El brasileño se convertía en el jugador más joven en marcar dos goles en Anfield al Liverpool en competición europea desde que un tal Johan Cruyff lo hizo en 1966 con el Ajax ante los reds del mismísimo Bill Shankly. 

La queja de Nacho

El otro nombre fue el de Nacho. “Siempre cumple, le ponga donde le ponga”, advirtió Ancelotti, que volvió a apostar por Rüdiger dejando al canterano en el banquillo. El destino, o la suerte (para el Real Madrid), es que el madrileño entró por un lesionado Alaba y desconectó a Salah del partido.

Hasta Klopp elogió al '6' blanco: “Entró Nacho y estuvo increíble. No sé cuántos años lleva en el Madrid, pero estuvo genial”. Lleva 14, y puede que no sume más porque queda libre en junio y está cansado de esperar su oportunidad. Nacho decidió no esconder su desilusión a la salida de los vestuarios de Anfield: “Peleo para ser titular, es lo que he hecho toda mi vida. Mi nivel en los últimos partidos es muy bueno. Pero cuando llegan partidos así y no eres titular sí que te decepcionas”. Mensaje para un Carletto, que sigue sin darle la titularidad que se ha ganado. 

Las entrañas de coliseo liverpudlian, con The Kop ya vacío, eran un hervidero. En el césped, Thiago, que no jugó, se ejercitaba con dos compañeros a un lado del campo. Al otro, las carreras de Odriozola eran celebradas por los dos mil españoles que siguen en la grada esperando poder salir.

Las buenas costumbres

Ancelotti rebaja la euforia: “Hemos hecho la primera parte del trabajo. Queda la segunda y ya tenemos experiencia con esto”. El italiano confesó que “después del gol del 2-0, inmediatamente pensé en el partido del año pasado contra el Manchester City y salió tan bien como entonces”. No era una noche cualquiera, se cumplían dos años de la salida de Ancelotti victorioso de Anfield con el Everton en un triunfo que los ‘toffees’ llevaban 22 años esperando. 

La prensa española comenzaba a deslizar un nombre en sus preguntas: Estambul, sede de la final de la Champions. Y los colegas ingleses miraban con respeto reverencial a los jugadores blancos que pasaban por zona mixta, como Federico Valverde. “Nos hemos acostumbrado a remontar, pero me apetece empezar ganando 2-0 algún partido. Hace un mes nos daban por muertos y seguimos vivos en todas las competiciones. Somos los mismos jugadores”. 

Los mismos futbolistas que han vuelto a demostrar por qué lucen la corona de campeones de Europa, competición en la que se sienten anfitriones sea el campo que sea. En la que hechizan a los adversarios cuando entran en trance futbolístico, como ocurrió este martes en Anfield. Poco importó que el marcador se pusiera dos a cero para el Liverpool tras el error inesperado de Courtois. Mientras el Liverpool celebraba el tanto con su grada, Modric y Benzema reunieron a sus compañeros en mitad del campo. “Hay tiempo, tranquilos. ¡Somos el Real Madrid!”. Solo eso, pero todo eso. Y una vez más, se obró el milagro.