ANÁLISIS TÁCTICO

Las claves tácticas del Barça-Sevilla: El tesoro estaba en la banda izquierda

Jordi Alba bate a Bono en el 1-0 del Barça al Sevilla en el Camp Nou.

Jordi Alba bate a Bono en el 1-0 del Barça al Sevilla en el Camp Nou. / JORDI COTRINA

Marcos López

1.- Alba, gol y asistencia

Firmó un partido irreprochable el lateral izquierdo azulgrana. Es suplente. Pero ha asumido esa nueva función con tanta naturalidad que se transformó en el jugador más desequilibrante. Suyo fue el 1-0 gracias a una venenosa penetración para abatir al Sevilla antes de que se cumpliera la hora de partido.

Alba festeja el 1-0 al Sevilla junto a Koundé en el Camp Nou.

Alba festeja el 1-0 al Sevilla junto a Koundé en el Camp Nou. / JORDI COTRINA

Pero no se conformó con ese decisivo tanto sino que luego asistió en el 3-0 para que Raphinha se reconciliera con el público del Camp Nou. Tras la lesión de Busquets, tomó prestado el brazalete de capitán dejando una actuación que provocó que la afición del Camp Nou (casi 80.000 personas) lo despidieran puesto en pie.

Araujo controla el balón ante Rakitic en el Barça-Sevilla del Camp Nou.

Araujo controla el balón ante Rakitic en el Barça-Sevilla del Camp Nou. / JORDI COTRINA

2.- La presión como sello de identidad

Iniciada ya la segunda vuelta de la Liga hay algo que en el Barça de Xavi resulta innegociable. Y es la presión. Una presión seria, ordenada, inteligente y, sobre todo, valiosa. Valiosa porque tuvo al Sevilla encerrado en su área durante la media hora con la que arrancó la noche en el Camp Nou. Ni un solo disparo dejó el equipo de Sampaoli en los primeros 45 minutos, agazapado como andaba en el área de Bono. Tanto que ni inquietó a Ter Stegen.

Tan encerrado estaba porque el Barça no le dejaba ni respirar. Parapetado con una línea de tres centrales, el equipo andaluz perdía pronto la pelota y el campo se le hacía largo, excesivamente largo. No podía ni correr al contragolpe. Y el primer disparo a puerta del Sevilla (y único) llegó en el minuto 87. Era un cabezazo suave de Ocampos atrapado por Ter Stegen, que firma su décimoquinta jornada con la portería a cero.

El mérito radicó en que esa presión ordenada por Christensen, soberbio partido el suyo como punto de partida de la acción del 1-0, Koundé, inició con un pase largo la jugada del 2-0, y Araujo.

Pruna, médico del Barça, acompaña a Busquets tras su lesión en el tobillo junto a De Jong.

Pruna, médico del Barça, acompaña a Busquets tras su lesión en el tobillo junto a De Jong. / JORDI COTRINA

3.- Los ‘cuatro centrocampistas’ funcionan hasta sin Busquets

Xavi había encontrado la fórmula ideal. Era el Barça de los cuatro centrocampistas con Busquets y Frenkie de Jong codirigiendo el juego ofensivo mientras Gavi y Pedri revoloteaban por delante suyo. Pero el capitán sufrió una seria lesión en el tobillo izquierdo, que alteró, y de manera notable, los planes del técnico azulgrana.

Entró Kessié, pero el equipo ya no jugó a lo mismo. La presencia del exjugador del Milan provocó un cambio de roles. Se quedó Kessié como interior derecho desplazando a Pedri a la posición de volante zurdo, reuniendo en ese flanco a los tres pequeños: el canario + Gavi + Jordi Alba, un lateral con alma de extremo. Tan decisivo que participó en dos de los tres goles. Venía de Montilivi, donde dio la asistencia Alba a Pedri. Y repitió en el Camp Nou contra el Sevilla. 

La fórmula con los cuatro dejó, además, una imagen irreal de Kessié. Una imagen nunca vista porque asistió de manera delicada y sublime a Alba en el origen del 1-0. Un pase que no se olvidará del costamarfileño. Fue, en realidad, el triunfo de los actores secundarios ya que Raphinha juega por la lesión de Dembélé y Alba para proteger a Balde, el indiscutible titular. 

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