FÚTBOL

La sombra del dopaje resurge en Italia: "Nunca supimos qué tomábamos"

Las palabras de Dino Baggio tras las muertes de Vialli y Mihajlovic reabren el debate sobre los 'medicamentos' en el calcio de los 70 y los 90

Una imagen del homenaje de la afición de la Sampdoria a Gianluca Vialli en el estadio Luigi Ferraris.

Una imagen del homenaje de la afición de la Sampdoria a Gianluca Vialli en el estadio Luigi Ferraris. / EFE

Fermín de la Calle

El pasado 6 de enero el futbolista italiano Gianluca Vialli fallecía a los 58 años en un hospital de Londres debido a un cáncer de páncreas que le habían diagnosticado en 2017. Unos días antes, el 16 de diciembre, el jugador serbio Sinisa Mihajlovic, que había jugado en varios clubes transalpinos, moría a los 53 años debido a una leucemia con la que llevaba luchando desde julio de 2019. Dos muertes aparentemente aisladas que nada tienen que ver entre ellas. 

Sin embargo, a raíz del fallecimiento del que fuera delantero del Cremonese, Sampdoria, Juventus y Chelsea, unas palabras de Dino Baggio reabrían un tema maldito en el fútbol italiano, el de las consecuencias del abuso de medicamentos que nunca terminaron de catalogarse como dopaje. Las palabras Baggio pusieron de nuevo el foco en el calcio: "Tengo miedo por mí, le están pasando cosas a demasiados futbolistas: enfermedades, muertes... No tomábamos cosas raras, eran cosas normales. Pero hay que ver si, con el tiempo, el cuerpo las sabe expulsar o si se te quedan dentro. Muchos hablaron también del césped de los campos, de sus productos... Luca se fue demasiado pronto de nuestras vidas. Habría que investigar sobre las sustancias y los suplementos que tomamos en aquella época. Ciertamente no era doping porque antidopaje nunca me sancionó. Pero eran drogas, que son cosas diferentes de las sustancias que se usan hoy". 

Días después, el rumano Florin Raducioiu, exjugador, entre otros, de Bari, Verona, Brescia y Milán, además del Espanyol, admitió en una entrevista al medio Sport Report, haber consumido sustancias y medicamentos en la misma época: "Nos ponían un gotero con un líquido rosa. También tomé algunos medicamentos. Llamaré al médico que nos llevaba en Brescia para entender más sobre los medicamentos tomé en Milán, Brescia o Verona. No sabíamos lo que estábamos recibiendo. Siempre nos decían que se trataba de vitaminas, de glucosa. Siempre nos ponían el gotero con el líquido rosa en la víspera de los partidos. Lo recuerdo perfectamente. En Milán tomábamos otras cosas, era más tema de pastillas".

Walter Sabatini, jugador en los 80 y director deportivo en varios clubes posteriormente, se ha sumado a esta corriente de opinión: "Las sospechas son consistentes e incluso justificables. Cuando tenía 20 años, los médicos ponían inyecciones y no sabíamos qué nos inyectaban. Me ponían puntualmente dos inyecciones antes de cada partido sin hacer nunca una pregunta. Nunca supimos qué tomábamos". 

Este debate destapan la dudas sobre el uso masivo de medicamentos en el fútbol italiano durante décadas. Filippo Ricci, corresponsal de La Gazzetta dello Sport en Madrid, advierte que "las palabras de Dino Baggio tras las muertes de Mihajlovic y Vialli han reabierto ese tema, que siempre ha generado mucha inquietud en Italia. Desde la investigación de Guariniello o los casos de ELA en la Fiorentina, es un tema con el que hay una especial sensibilidad en Italia".

Guariniello investiga

En noviembre de 2002 la muerte prematura del exfutbolista Gianluca Signorini a los 42 años disparó las alarmas. La causa de la muerte fue una enfermedad degenerativa, la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), también conocida como Mal de Gehrig. Despertó unas sospechas que se tradujeron en la apertura de una investigación por parte del fiscal de Turín Raffaele Guariniello, alentado por las protestas de las viudas de algunos exfutbolistas fallecidos anteriormente. El fiscal abrió un caso que se bautizó como 'Las Viudas del Calcio' sobre el fallecimiento prematuro de futbolistas italianos en las décadas de los 70, 80 y 90. Los datos reunidos fueron demoledores: entre 1960 y 1996 fallecieron al menos 400 futbolistas de las Series A y B, siendo 70 de esas muertes por tres enfermedades: cáncer, leucemia y ELA. Llamaba especialmente la atención el último, porque el Mal de Gehrig solo afecta al 0,01% de la población. Sin embargo, entre los futbolistas de esas décadas se disparó al 2,7%. 

El caso más paradigmático fue el de la Fiorentina, donde fallecieron hasta cuatro jugadores de los 70 (Beatrice, Longoni, Saltutti y Ferrante) y cinco futbolistas más presentaron enfermedades raras. La viuda de Pino Longoni deslizó que la muerte de su marido y de sus compañeros estaba vinculada al dopaje. Longoni, jugador de la Fiorentina del 1969 al 1970, murió con 63 años a causa de una enfermedad degenerativa que estrechó las arterias de su cerebro. Beatrice murió de leucemia con 39 años en 1987, Saltutti de un ataque cardiaco a los 56 en 2003, y Ferrante de cáncer de las amígdalas con 59 años en 2004.

Los médicos de la Fiorentina reconocieron haber medicado a sus jugadores con 'Corteza' para estimular la producción de hormonas y aumenta la masa muscular, y con 'Micoren', un tónico cardíaco que aumenta la resistencia a la fatiga. El mismísimo Fabio Capello ha admitido públicamente que consumían este último: "El ‘Micoren’ lo tomábamos todos, incluso en la selección. Pero entonces no estaba clasificado como dopaje". Hoy son ambas sustancias dopantes. La investigación del fiscal Guariniello se cerró finalmente denunciando "un uso desmedido de medicamentos", pero nunca se pudo relacionar directamente con la práctica del dopaje. 

Preguntado por el tema el actual seleccionador, Roberto Mancini, que vivió aquellos años como jugador, se limitó a responder: "¿Las últimas declaraciones sobre el fútbol y la salud de los jugadores? No tengo idea, hay que ir con pies de plomo en este tema. Hay que tener cuidado con lo que se dice". 

Una cautela que explica, como apunta Ricci, que "pese a ser una preocupación que inquieta a la sociedad italiana, no solo al entorno del calcio, el debate tras las palabras de Dino Baggio ha durado apenas tres días en las portadas de los medios. Se ha cerrado rápido y no se ha vuelto a hablar de ello. Es doloroso pronunciarse porque todos conocían a Mihajlovic y a Vialli , y además nunca se ha llegado a una conclusión firme por más que el número de fallecimientos esté ahí. Detrás de todo esto emerge la pregunta que se hace toda Italia, ¿era necesario atiborrar de medicamentos a chicos jóvenes con una condición física sobresaliente para mejorar su resistencia? El silencio vuelve a retumbar en el calcio italiano cuando la sombra del dopaje revolotea alrededor de la muerte de otros dos futbolistas.