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Una historia curiosa

El primer estimulante para ciclistas data de 1894

Un médico francés que se llamaba Auguste Courtault creó a finales del siglo XIX el ‘Kola-Vélo’, considerado como el “licor de los corredores” a base de nuez de cola y mucha cafeína.

Auguste Courtault, en el centro y con barba, durante una de sus excursiones ciclistas, de Francia a Inglaterra. ARCHIVO

Una bebida llamada ‘Kola-Vélo’ y denominada “el licor de los ciclistas” está considerada como el primer estimulante de “efectos maravillosos” que permitía a los corredores de finales del siglo XIX superar sin grandes contratiempos las terribles carreras interminables de la época, como la famosa Burdeos-París, más de 600 kilómetros pedaleando por carreteras que ahora se estimarían como infames hasta para una bici de montaña o 'gravel'.

El agotamiento, incluso para los más preparados, era terrible sobre bicicletas que pesaban como una losa. Todavía faltaban unos años (1903) para la creación del Tour y la Burdeos-París, que data de 1891, encontró poco después la competencia de dos pruebas que todavía perduran en nuestros días: la Lieja-Bastoña-Lieja, nacida en 1892, y la París-Roubaix, disputada por primera vez en 1896.

A la búsqueda de remedios

No era casualidad que los mejores ciclistas de la época buscasen remedios que les permitieran afrontar estas pruebas con las mejores garantías. Y de eso, precisamente, se preocupó el primer médico especializado en ciclismo, Auguste Courtault (1855-1911), al que se le conoció como el ‘Doctor Vélo’. Él fue quien registró el 22 de mayo de 1894 en la Cámara de Comercio de Burdeos un “licor a base de cola que produce efectos maravillosos en la forma y ofrece el vigor necesario para recorrer largas distancias: previene la fatiga y reduce la dificultad para respirar”, según se cuenta en el blog francés de ciclismo 'Claude et Marie-Ange'.

El anuncio del lícor en la prensa de la época. ARCHIVO

Así que la bebida, de la que se desconoce todavía hoy si también contenía alcohol, hizo las delicias de los grandes campeones de finales del siglo XIX, como el francés Gaston Rivierre (1862-1942), que ganó tres veces de forma consecutiva la Burdeos-París, entre 1896 y 1898, con la única ayuda extra de la ‘Kola-Vélo’, más adelante comercializada también como ‘Kola Sport’, ya que sus propiedades no se limitaban tan solo a poder triunfar sobre una bici.

De hecho, el doctor Courtault buscó una fórmula que pusiera fin al dopaje de la época, cuando de hecho ni se había inventado la palabra, puesto que en aquellos tiempos valía tomar de todo para demostrar ser el mejor sobre una bici: alcohol, arsénico, éter y cocaína. Así que la cola parecía más bien inofensiva. “Con la Kola-Vélo no he necesitado ni comer”, presumió Rivierre tras hacer público la ingesta de la bebida en sus tres victorias en París.

Médico colonial

Courtault había estudiado medicina en Rennes, en la Bretaña francesa, y al terminar la carrera se fue a África como médico colonial. Allí conoció la leyenda de la nuez de cola, fruto de un árbol tropical que los habitantes de la zona tomaban desde tiempos remotos y, sobre todo, sus poderes, que iban desde lo afrodisíaco a la estimulación de todos los sentidos. Ya los árabes, que atravesaban el desierto en la Edad Media, compraban nuez de cola y la cambiaban por oro. Una famosa bebida, que todavía perdura en la actualidad, utilizó la nuez de cola en la fórmula original, combinada con hojas de coca; y de ahí surgió un nombre que a nadie le suena extraño.

El doctor Courtault repartía ampollas con su producto entre los corredores que participaban en aquellas carreras. Y hasta organizó lo que hoy podríamos denominar marchas cicloturistas para probar los efectos del ‘licor’ entre ciclistas que se iban con él hasta Italia o Inglaterra. “Salían 30 o 40 y solo llegaba el doctor Courtault, experto corredor, y uno o dos de sus acompañantes”, se cuenta en la 'Encyclopédie de Brocéliande', que rescata la vida de este médico fallecido el 10 de agosto de 1911 en un naufragio en el estrecho de Gibraltar al chocar el barco en el que trabajaba como médico de abordo con un carguero británico.

Courtault fue, además, pionero en la 'defensa' del ciclismo femenino, aunque con unos términos que hoy serían absolutamente sexistas. “El ciclismo puede ser practicado por una mujer siempre que conserve sus atribuciones sexuales y no se aparte de los trajes femeninos que afirman su sexo y su encanto”. En resumen, su famoso licor contenía principalmente cafeína, despenalizada como agente dopante por la Agencia Mundial Antidopaje en 2004.

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