Llegaba el Atlético a Cádiz en un sábado playero, más de agosto que de octubre. Un sábado de chiringuito y tinto de verano de esos en los que es fácil enredarse en la previa y llegar tarde al inicio de los partidos. Cosa que le ocurrió a los de Simeone, que a los veintisiete segundos, en la primera jugada del encuentro, veían como Pacha Espino ganaba la línea de fondo y la ponía al corazón del área, donde Bongonda remataba de primera logrando el gol más rápido de lo que va de Liga. La primera en la frente.

Malas noticias

Con todo el partido, literalmente por delante, Simeone pidió calma y cabeza a los suyos y los colchoneros inclinaron el campo hacia la portería del exuberante Conán Ledesma buscando el empate. No era la única mala noticia para el Cholo: a los ocho minutos Morata se retiraba tocado del tobillo. A tres semanas del Mundial el madrileño se retiraba cojeando en una imagen preocupante, siendo sustituido por Cunha. Los rojiblancos iban apretando las tuercas poco a poco a un Cádiz predispuesto a defender numantinamente el inesperado tesoro que había encontrado en el primer minuto de juego.

En el partido que debía servir a los atléticos para relamerse las heridas de la eliminación de Champions el Cádiz le había recibido colocándole dos banderillas. Pasaban los minutos y los visitantes lanzaban zarpazos que no terminaban de enganchar al rival. Los locales se asomaban de vez en cuando a los dominios de Oblak gracias a la movilidad del ‘Choco’ Lozano y las apariciones bajo el radar de Bongonda y Ocampos. Partido entretenido en el que el muro amarillo soportaba con entereza las acometidas rojiblancas al descanso, al que llegó con ventaja por su gol madrugador. 

La segunda parte amaneció con un panorama similar. En el primer cuarto de hora Ledesma sacó una mano milagrosa a un remate de Correa mientras Ocampos bailaba a Nahuel Molina y Lozano retaba a Reinildo con la grada enfervorizada. Y a la hora de partido Simeone decidió cambiar el tablero sacando su arsenal: Griezmann y Joao Félix. Seguía el Atlético defendiendo en bloque medio, sin ir a morder, incitando al Cádiz a buscar el segundo. Lejos de la agresividad obligada que debe mostrar un equipo grande que está cayendo ante un rival más humildad. Había más hambre en el Cádiz que en un Atlético que lleva muchos meses empachado.

Sergio cambiaba de bulldogs en la medular y de alfiles en ataque. Con José Mari y Alcaraz en la sala de máquinas y Alejo y Lucas Pérez arriba, el Cádiz seguía más asediado que exigido. No terminaban de llegar la ocasiones en el área amarilla, donde Fali gobernaba con su oficio el repliegue local. La grada jugaba su partido insuflando energía a los suyos, que observaban como el Atlético se daba cabezazos contra el muro amarillo.

Y entonces el Pacha persiguió una pelota imposible, se le entregó a Rubén Sobrino y este la puso a la llegada en el área del pelirrojo Álex Fernández, que descerrajó a Oblak para colocar el segundo gol y dar la estocada a los de Simeone que parecían rendirse. Sin embargo, en ese momento emergió la figura de Joao Félix. El portugués se reivindicó primero con una chilena que acabó en la red y daba vida a los visitantes a seis minutos del final. Y cuatro después enganchaba un zapatazo desde lejos que colocaba el empate. Lo celebraba de forma discreta en lo que se podía entender claramente como un mensaje a su entrenador, con quien la relación es gélida. Rescataba Joao, que incluso pudo marcar el tercero en un remate franco de cabeza, a un Atlético acomodado ante un Cádiz que paladeaba un triunfo veraniego cuando despertó el portugués y se reivindicó a base de goles.

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Pero el fútbol es tan maravilloso que en la última jugada el Cádiz, que parecía un zombie en plena noche de Halloween, encadenó una contra en la que Rubén Sobrino remató a la red con la cintura en un remate poco ortodoxo que exigió la revisión del VAR. Ganaba el Cádiz a un Atlético que fue Joao Félix y poco más. Los rojiblancos se estamparon con el muro amarillo en un partido loco que desató la euforia de una grada que sudó la entrada. Por el calor y por el empuje.

Ficha técnica

Cádiz: Ledesma; Hernández, Jiménez, Mbaye (Chust 29’), Espino; Bongonda (Iván Alejo 74’), San Emeterio (José Mari 67’), Álex, Ocampo (Alcaraz 67’); Sobrino, Lozano (Lucas Pérez 74’)

Atlético de Madrid: Oblak; Molina, Savic, Witsel, Reinildo, Carrasco (Griezmann 59’); Kondogbia (Pablo Barrios 71’), Saúl, De Paul; Correa (Joao Félix 59’), Morata (Cunha 9’)

Goles:

1-0, Bongonda (1’), 2-0, Álex Fernández (80’), 2-1, Joao Féliz (84’), 2-2, Joao Félix (88’), 3-2, Sobrino (98')

Árbitro: Sánchez Martínez. Expulsó a Diego Ribera, segundo entrenador del Cádiz. Amonestó a Kondogbia, San Emeterio y Saúl

Estadio: Nuevo Mirandilla.