eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Clásicas

La leyenda del ciclismo femenino se escribe entre adoquines

La París-Roubaix, que se disputa este sábado, marcó la señal para la salida del Tour Femmes y enganchó a más de un millón de franceses siguiendo a las corredoras por televisión

Elisabeth Deignan, en la París-Roubaix femenina.

Más de un millón de franceses siguió por televisión la primera edición de la París-Roubaix. El 2 de octubre de 2021 marcó un antes y un después en el ciclismo femenino y puso los adoquines (aunque suene a ironía) para la primera edición del Tour Femmes. Nunca más una mujer, Lizzie Deignan, vencedora de la primera edición del ‘Infierno del Norte’ femenino, cobraría apenas 1.535 euros por la victoria frente a los 30.000 que percibió Sonny Colbrelli, el ganador masculino, y hoy luchando para que su corazón se estabilice y pueda seguir corriendo como profesional.

Este sábado, la vencedora de la carrera (la llegada al velódromo de Roubaix está prevista para las 16 horas, a través de Eurosport), se llevará 20.000 euros. Aún hay diferencias en los premios con los hombres. Pero las gratificaciones femeninas ya empiezan a tener un nivel económico importante con patrocinadores como Zwift, la plataforma digital de videojuegos deportivos, que se ha volcado tanto en la Roubaix como en el Tour.

"El cambio desde 2015 ha sido brutal. Entonces tenías que compaginar el ciclismo con un trabajo o unos estudios"

Alicia González

decoration

Cambio y evolución

"El cambio desde 2015 ha sido brutal. Entonces si te querías dedicar al ciclismo tenías que compaginarlo con un trabajo o unos estudios. Ahora nuestras carreras se dan por televisión. Se ha evolucionado mucho", cuenta a este diario Alicia González, ciclista del Movistar, una de las tres mujeres españolas que este sábado corre en el ‘infierno’. "Estamos creciendo a pasos agigantados. Antes nuestras carreras eran siempre ‘locas’. Ahora hay más táctica y todo está mucho más organizado", añade su compañera Lourdes Oyarbide, también presente en la París-Roubaix. La tercera española que corre la prueba es Sandra Alonso, en el equipo Ceratizit.

Danique Braam y Jesse Vandenbulcke, el año pasado, camino de Roubaix. ASO

Precisamente esta escuadra es de las pocas, a alto nivel, que solo apuesta por el ciclismo femenino, porque ya es habitual que los grandes equipos masculinos (Ineos sería la excepción) se vuelquen con las mujeres. Ahí están, aparte del Movistar, Trek, Jumbo, Emirates (donde corre la mallorquina Mavi García, una de las aspirantes al próximo Tour), DSM, BikeExchange, EF o Cofidis, entre los equipos World con presencia en ambas categorías.

"Ahora ya se mueven presupuestos importantes y ser ciclista profesional comienza a ser viable"

Sarah Roy

decoration

"El ciclismo femenino ha recorrido un largo camino durante los años en los que yo he estado involucrada. Y ha sido crucial la incorporación de carreras tradicionales a nuestro circuito. Ahora ya se mueven presupuestos importantes y ser ciclista profesional comienza a ser viable", explica, a preguntas de este diario, Sarah Roy, corredora del Canyon y campeona de Australia en 2021. Se refiere al auge, aparte del Tour y la París-Roubaix, de carreras como el Tour de Flandes, disputado el 3 de abril, la primera gran prueba femenina que igualó los premios a los percibidos por los hombres. Lotte Kopecky y Mathieu van der Poel recibieron 20.000 euros por la victoria.

El caso de la campeona del mundo

Estas gratificaciones permiten que haya corredoras que, al igual que han hecho los ciclistas desde tiempos pretéritos, puedan dedicarse a preparar una carrera en exclusiva; mismo material, mismos planes de entrenamiento y mismo nivel de hoteles y viajes, cuando hace una década ellos se desplazaban en avión y ellas en furgoneta. Así, Elisa Balsamo, la campeona del mundo, ha podido entrenar con la mente puesta a buscar este sábado el triunfo en el velódromo de Roubaix. "Para intentar ganar una carrera como la París-Roubaix he dado un paso al frente en mi rendimiento físico progresando en varias áreas", cuenta la italiana en declaraciones a la organización del Tour. "Hace un año acabe exhausta. Me caí pero quise llegar hasta el final". Y lo consiguió. Llegó la 57ª, a 12 minutos de Deignan.

Elisa Balsamo, en su caída de 2021. ASO

Lo importante era cruzar la meta, como fuera, en un ambiente de frío, lluvia y un barro resbaladizo que tumbaba, una y otra vez, a un montón de corredoras. Llegaban llorando, entre la emoción y el sufrimiento, como les pasó a los hombres, al día siguiente. Este año, por fortuna para ellas y ellos, no lloverá sobre los adoquines de Roubaix. Las mujeres afrontan 125 kilómetros, con 18 tramos de ‘pavés’, entre ellos los temidos y famosos Mons en Pévèle y el Carrefour de l’Arbre. El mito del bosque de Arenberg se reserva para 2023.

Compartir el artículo

stats