El Barça revalidó este domingo su título de campeón de la Copa del Rey de baloncesto, logrando la cuarta del último lustro, tras sobreponerse a su pésimo arranque de partido frente a un Real Madrid que tampoco rindió a su mejor nivel, rivalizó en desaciertos durante toda la tarde y ve amenazada su hegemonía en el palmarés, con tan solo un trofeo más que su eterno rival, que demostró que esta temporada le tiene tomada la medida (59-64).

A falta de buen baloncesto, la final más repetida de la historia al menos tuvo emoción hasta que la aparición estelar del lituano Rokas Jokubaitis en el momento clave del último cuarto, con ocho puntos seguidos, desatascó un partido trabado que ya no varió su guion.

Los vigentes campeones, que llegaban a la final con una media de 105 puntos en sus dos compromisos anteriores, se quedaron en unos paupérrimos 18 en los primeros veinte minutos, víctimas de la asfixiante defensa puesta en práctica por el conjunto blanco, que sin bordar su mejor baloncesto al menos imprimió más orden en su juego y supo sacar más rendimiento a sus efectivos en el arranque.

El primer cuarto sorprendió a propios y extraños. La puesta en escena de la batalla por la Copa no tuvo nada que ver con la de los enfrentamientos anteriores, especialmente en el caso de un irreconocible Barça que acumulaba de forma alarmante errores en el tiro y malas decisiones en unos primeros minutos impropios de un conjunto que llegaba enrrachado y como segundo finalista con más puntos de la historia del torneo

El atasco culé era monumental. Sus jugadores caían una y otra vez en la trampa víctimas de la efectiva tela de araña tejida por Pablo Laso. Con solo una canasta en juego y un preocupante 1/11 en tiros de campo en diez minutos para olvidar, se fue al final del primer cuarto con cinco puntos como exiguo botín ante un Real Madrid con la lección bien aprendida, que cumplía a rajatabla con su libro de estilo, tenía a Alberto Abalde como principal argumento ofensivo y se fue a la primera pausa catorce arriba (19-5, min 10).

Obligados a mejorar si querían mantener sus opciones, los de Sarunas Jasikevicius se aplicaron en defensa en la reanudación, aunque seguían negados desde el perímetro. El partido se equilibró porque ni unos ni otros encontraban su mejor versión, con lo que los puntos seguían llegando con cuentagotas, favoreciendo a un equipo blanco que, sin tener tampoco su mejor tarde, al menos no sufría en exceso para mantener su cómoda renta.

El técnico lituano no encontraba soluciones en el banquillo y no paraba de pedir calma a los suyos. Sertac Sanli y Brandon Davies aportaron su granito de arena bajo aros en un segundo cuarto de pocos puntos y escasa calidad en unos y otros, y al descanso se llegó con una desventaja para los azulgranas de once puntos, que visto su juego era la mejor noticia de cara a la segunda mitad a poco de que mejorasen sus prestaciones (29-18, min 20).

En la reanudación, ambos siguieron compitiendo para ver quién fallaba más y perdía más balones, hasta que la calidad individual de las estrellas del conjunto catalán empezó a compensar la mala tarde de sus tiradores y fue aminorando la brecha en el marcador. El Real Madrid también seguía buscando su mejor versión pero se había contagiado del juego gris y empezaba a dar muestras preocupantes de desgaste.

Al ecuador del tercer capítulo de la final se llegó con un marcador de minibasket (37-27) y poco espectáculo en el Palacio Municipal de Deportes de Granada, donde solo algunos chispazos de Nikola Mirotic, elegido mejor jugador de la final, y la dura pelea en ambas zonas sacaban al público de su monotonía. El montenegrino, con un par de triples, situó a los suyos a cuatro puntos y devolvió la esperanza a la hasta entonces atribulada parroquia culé.

Como el Real Madrid no se descompuso, logró llegar a los últimos diez minutos por delante (46-41) pero la alegría le duró poco, porque Laprovittola, con un triple frontal, empató el partido a 43. Todo volvía a empezar tras 32 minutos de brega en los que ni unos ni otros lograban imponer su estilo.

Nick Calathes dio la primera ventaja de la tarde a los culés a siete minutos del final, aprovechando el desconcierto de los de Pablo Laso, que se iban desinflando de forma alarmante y seguían sin referente ofensivo. Adam Hanga presentó su candidatura a salvador con un triple, pero Rokas Jokubaitis se lo devolvió con cinco puntos consecutivos con los que reclamó su protagonismo en el partido.

Todo apuntaba a que el título se decidiría por pequeños detalles y así fue. El lituano siguió golpeando el aro blanco con otro 2+1 que dio medio partido a su equipo, aunque Sergio Llull, con cuatro puntos marca de la casa subió el empate a 59 a 45 segundos de la conclusión.

Mirotic convirtió dos tiros libres y, cuando parecía que Gaby Deck empataría en una fácil entrada a canasta, el balón no entró y el hispano montenegrinp selló el nuevo triunfó culé desde la línea de 4,60, dando a su equipo su cuarta Copa del Rey de los últimos cinco años, lo que le sitúa ya a un solo título de su eterno rival, que continúa liderando el palmarés con 28 títulos.

Ficha técnica:

59 - Real Madrid (19+10+17+13): Abalde (8), Taylor (2), Deck (8), Yabusele (4) y Poirier (4) -cinco inicial-, Hanga (3), Rudy Fernández (6), Heurtel (10), Tavares (5), Llull (6) y Thompkins (3).

64 - Barça (5+13+23+23): Calathes (4), Laprovittola (5), Exum (2), Mirotic (19) y Sanli (9) -equipo inicial-, Davies (10), Sergi Martínez (-), Kuric (3), Hayes-Davis (-), Higgins (), Abrines (-) y Jokubaitis (12).

Árbitros: Emilio Pérez P, Antonio Conde y Fernando Calatrava. Eliminaron por faltas a Thomas Heurtel.

Incidencias: Final de la Copa del Rey de Granada disputada en el Palacio Municipal de Deportes de la ciudad andaluza ante 6.918 espectadores. La ACB reconoció la dedicación de Javier Imbroda, exentrenador de baloncesto y actual consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, con la entrega de una placa de manos de su presidente, Antonio Martín.